Saboreando la gastronomía checa

Vista de Cesky Krumlov. República Checa
TURISMO DE LA REPÚBLICA CHECA / EP
Actualizado: martes, 16 noviembre 2010 14:25

PRAGA, 16 Nov. (EUROPA PRESS - Diego García) -

La comida checa es el singular resultado de la influencia de varias culturas que han pasado por el territorio de este país. En un pasado más antiguo, el origen celta y eslavo del pueblo checo imprimió en ella su carácter peculiar.

En las épocas de los emperadores Carlos IV (s. XIV) y Rodolfo II (s. XVI-XVII), el territorio checo se convirtió en uno de los centros más importantes de la política y de la cultura europea, lo que, sin duda, ejercería también gran influencia en la comida checa.

Debido a su posición geográfica en el centro de Europa y gracias al carácter tradicional checo, tierra de buenos artesanos e investigadores, la cocina checa se hizo famosa por su buena calidad. Todas las influencias del Sur y del Norte, del Este y del Oeste, unidas a la creatividad de la gente local, dieron como resultado una cocina única.

En los tiempos del Imperio Austro - húngaro, del que el reino de Bohemia formó parte durante dos siglos hasta el año 1918, la gastronomía checa fue absorbiendo influencias de los países que lo componían. De ahí el parentesco con platos de la cocina austriaca, húngara y alemana, por ejemplo el gulash, el escalope y las 'halusky' (pequeños ñoquis servidos con queso de oveja).

La naturaleza ha sido generosa con los habitantes de la República Checa, que siempre han contado con abundante caza y tierras fértiles.

La gastronomía checa se basa en cuatro principios: la alta calidad de sus materias primas, las elaboradas recetas tradicionales y la honestidad en el empleo de los ingredientes, así como en el respeto al tiempo necesario para la preparación de cada plato.

Las actuales generaciones de cocineros sin duda deben su arte a sus predecesores, como lo demuestran los numerosos premios internacionales que consiguen año tras año en diferentes eventos y competiciones gastronómicas.

Hasta el día de hoy, preparar la comida sigue representando un prestigioso rito en muchas familias checas. Según dónde se encuentre, en Bohemia, Moravia o Silecia, podrá saborear alguna variante de carácter regional.

INGREDIENTES Y PLATOS

La cocina tradicional checa se distingue por su variedad de sabores y una rica selección de carnes, especialmente el cerdo, así como la gran oferta de acompañamientos elaborados con patata o harina, de los cuales los más populares son los knedlíky (buñuelos), una especialidad única de la gastronomía checa.

En el pasado, los knedliky fueron el componente básico de las comidas y se acompañaban de sabrosas salsas que servían para saciar, a modo de pan, el hambre de los trabajadores en épocas de escasez.

De hecho, se puede decir que la harina es el ingrediente más común y elaborado. La República Checa es de los pocos países que trata el grano para conseguir tres categorías diferentes de harina: fina, media fina y gruesa (integral). Sin ellas, la cocina checa no existiría.

ENTRANTES

Los entrantes checos más típicos son el jamón de Praga (prazská sunka) que se puede servir con rábano picante mezclado con nata; los huevos con guarnición (oblozené vejce) y la lengua ahumada (uzen jazyk). También son comunes las tostadas, como los panecillos rellenos de jamón o pescado cubiertos de queso con mayonesa o queso con rábanos o pepinillos.

Algunos quesos checos como el niva (tipo roquefort), el queso duro o hermelín (tipo camembert) son exquisitos, y la especialidad de quesito de Olomouc debería probarse en cualquier viaje a la República Checa.

SOPAS

Las sopas (polévky) son las reinas de la mesa, se toman de primero y también como tentempié al mediodía. Suelen estar condimentadas con especias como la mejorana, o acompañadas con un roque de nata.

La de verduras llamada kulajda es una de las preferidas, aunque igualmente deliciosa es la de patatas con champiñón (bramborová polévka s houbami) o las albóndigas de hígado en caldo de ternera (hovezí polévka s játrov*mi knedlícky), así como los consomés. Un valor seguro es la sopa agridulce de col (kyselice o zelnacka), que se encuentra en todas las regiones.

CARNE

En Bohemia abunda la caza, y los platos de corzo, ciervo o gamo son muy apreciados en la República Checa. Su particular sabor se debe a la alimentación de los animales, en la que priman las plantas aromáticas.

Especialmente en días festivos y reuniones familiares son populares las carnes de pato o ganso, sazonadas con comino y sal y vienen acompañadas de col lombarda o blanca cocida a fuego lento y knedlíky de miga de plan blanco o patata.

Sin duda el plato más popular de la cocina checa es la carne de cerdo asada, con knedlíky y col agridulce, una combinación de dulce y salado que resulta muy apreciada por los checos, además de tener un gran valor nutritivo. Se rocía generosamente en su jugo, constituyendo uno de los platos más suculentos de Bohemia y Moravia.

También el queso frito es un alimento particular de la cocina checa. Se trata de un queso duro, de bola en general, que se pasa por harina y huevo, se reboza como un escalope y se sirve con patatas cocidas.

La carne de vaca puede presentarse hervida, estofada o asada, y suele combinarse con salsas o presentarse en su jugo, como el célebre su roast beef ligeramente especiado. Las salsas son cremosas y aromáticas y varían en sabor: la de tomate es dulzona y recuerda a tomillo, la de eneldo se sirve con huevo duro, la de rábano picante o la de ajo, no tienen nada que envidiarle a la famosa salsa de setas. La llamada de Znojmo toma su nombre de la localidad de Moravia del Sur y se prepara con los pepinosácidos de la zona.

Estas salsas se suelen servir con las knedlíky, aunque hay también otras clases de guarniciones, como las tortillas de patatas (en Bohemia y Moravia hay mil y un maneras de preparar las patatas), el arroz, o más recientemente, las pastas. Otro de los acompañantes característicos de la cocina checa es la col, servida de diferentes maneras, desde templada o como chucrut frío (col fermentada).

PESCADOS

El pescado de agua dulce es una especialidad de Bohemia y Moravia del Sur. Encontrará carpa (kapr) en todos los menús de los restaurantes en la República Checa, dado que se cría en los numerosos estanques que desde antes de la Edad Media conforman el paisaje del sur del país. Se suele servir empanada, o asada con comino o ajo.

Aunque es un pescado apreciado todo el año, la carpa (bien acompañada con ensaladilla de patata o con salsa dulce de ciruelas pasas) es el plato tradicional de la cena de Noche Buena.

Otros platos de pescado tradicionales son el lucio asado (pecená stika) o la trucha, cocinada al natural, con comino o con almendras. En ocasiones también con mantequilla (pstruh na másle).

En las tabernas son comunes las tapas de pescado, generalmente arenque marinado, relleno de col. Otras tapas servidas junto a las cervezas son el "ahogado", una salchicha gruesa remojada en adobo de vinagre con cebollas y otras verduras, el queso cammembert marinado, aderezado con ajo, pimiento, cebolla, especias y cerecillas y puesto en aceite, y las lonchas de salchichón o morcilla servidas con vinagre.

POSTRES

La especialidad más apetecible son los knedlíky preparados con azúcar y rellenos de fruta: de ciruela, albaricoque, fresa o arándanos, según la temporada. Las masas pueden ser esponjosas, de sémola, de patata o requesón y se pueden espolvorear con azúcar glas, canela, semillas de amapola, pan de especias rallado...

Otros dulces tradicionales son los pasteles de manzana (jablkov závin), finas rodajas de manzana envueltas en hojaldre; las tortitas (palacinky), vdolky hecho de pasta redonda con levadura que se toma con mermelada y requesón y los bollitos rellenos. Las tortas koláce son otro fenómeno de la cocina checa, que encontramos incluso en los cuentos de hadas nacionales.