MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) - En enero de 2005 se detectó, en el núcleo de la galaxia en proceso de fusión 'Arp 299-B' (a casi 150 millones de años luz de la Tierra), un brillante destello que se consideró una explosión supernova. Según los modelos teóricos, en los eventos de disrupción por mareas, en los que un agujero negro desgarra una estrella, la mitad de la masa de la estrella es expulsada al espacio, mientras que la otra mitad es absorbida por el agujero negro supermasivo. La súbita inyección de material produce un brillante destello (visible en rayos gamma, rayos X y óptico), seguido de emisiones transitorias en radio y de la formación de un chorro de material que se mueve inicialmente a velocidades muy cercanas a la de la luz. Tal y como explica el científico Seppo Mattila, de la Universidad de Turku, con el paso del tiempo, el nuevo objeto se mantuvo brillante en las longitudes de onda infrarroja y de radio, pero no en las longitudes de onda visibles y de rayos X. "Esto se debe, probablemente, a que el polvo denso presente en el centro de la galaxia absorbió los rayos X y la luz visible y lo irradió como infrarrojo", añade. En cambio, según explica Pérez-Torres, los agujeros negros supermasivos pasan una gran cantidad de tiempo sin devorar nada, por lo que no están particularmente activos. Por tanto, los eventos de disrupción por mareas, como el ocurrido en 'Arp299-B', ofrecen una oportunidad única para estudiar la vecindad de estos poderosos objetos.