Cultura.- El legado que se transmite de madres a hijas toma forma de escultura en una muestra de Navalón en el IVAM

Actualizado: viernes, 18 diciembre 2009 16:46

VALENCIA, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -

El legado que pasa de madres a hijas toma forma de escultura en una muestra "inédita" creada para el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) donde la artista valenciana Natividad Navalón rinde "homenaje" a la mujer en "su labor de recopilación y transmisión de una cultura no escrita" al tiempo que recorre con el proceso de búsqueda de la propia identidad y la acompaña en sus momentos de soledad.

'La maleta de mi madre', que estará expuesta en la Galería 3 del IVAM hasta el 21 de febrero, se articula como una pieza teatral que recorre los ciclos de la mujer desde la niñez a la pubertad, a la llegada a la vida adulta y la separación hasta llegar a la pérdida de la madre, a través de cinco capítulos en los que Navalón desnuda sus propias preocupaciones y experiencias reflejadas en piezas de bronce y plomo, sobre escenarios metafóricos que se rodean de maletas, agua, sillas, inscripciones, toallas y hasta una barca de grandes dimensiones para realizar el viaje por la vida.

Navalón, que hoy presentó la exposición en rueda de prensa junto a la directora del IVAM, Consuelo Císcar, y la comisaria de la misma, Barbara Steffen, evoca así la voz de la hija que un día se convierte en madre, toma su relevo y adquiere la responsabilidad de transmitir de nuevo el legado a sus descendientes.

"Es un homenaje a la labor de las mujeres de recopilación y transmisión del legado de una cultura no escrita. Porque siempre hubo una mujer y antes de ella hubo otra y antes y antes", destacó la escultora.

Este recorrido comienza con 'El sueño de vivir', una instalación que representa la alcoba de la madre, "su alma", donde las niñas buscan objetos escondidos. 'De madres a hijas' llena la segunda sala de sillas sobredimensionadas, enfrentadas y entrelazadas por telas blancas que desvelan una "danza de amor y soledades", rivalidades, reproches y la irrupción del dolor en el largo proceso de búsqueda de la identidad de la adolescente.

Un conjunto de 12 maletas de fieltro articulan 'La maleta de mi madre', convertida en metáfora que da nombre a la muestra, como recipiente simbólico donde se guardan y transfieren los objetos más preciados de las madres, que refleja la partida, el cambio y el abandono del hogar. En ellas se esconden "sueños, fracasos, dudas y naufragios" apuntó la artista, quien se preguntó "¿y la tristeza donde la pongo?".

Le sigue la instalación 'Tiempo de arroz y sal' que, a través de una gran barca de plomo con 900 toallas blancas, escenifica la necesidad de la transición, del viaje "es el momento en que la mujer busca su nueva identidad e intenta reconocerse como madre, ya no como hija". Es el camino más largo: "la educación, el cuidado, la soledad, al final la infertilidad", remarcó.

El recorrido acaba con 'El paso del legado' y entre láminas de agua aborda el paso del testigo y la preparación para un nuevo tránsito: el camino hacia la muerte.

La creadora elige esta composición narrativa como "el ciclo de la vida", resaltó Barbara Steffen. La comisaria, confesó sentirse "conmovida" con la obra de Navalón, una artista que, según dijo, combina la escultura moderna con sus propios recuerdos, sus sentimientos y sus preocupaciones más profundas", aseveró.

Para la comisaria, Navalón no puede esconder su tradición española, tanto por la utilización de materiales pesados para sus esculturas como por "colocar sus emociones dentro de su obra", incidió. La muestra plasma un "tema universal" como el relación entre madre e hija, así como el ciclo de la vida y la soledad, precisó.

Por su parte, Consuelo Císcar destacó la figura de Navalón como una de las artista que protagonizó la transformación escultórica de España en los años 80 con un arte siempre vinculado "al discurso feminista, la poesía y la narrativa realizada por mujeres en las que se abordan problemáticas como la identidad y el cuerpo de la mujer, el miedo la lucha y la opresión, la soledad, la incomunicación o la emancipación".

Con esta muestra, creada expresamente para el IVAM, Navalón canta un "himno a la madurez de la mujer, que formula sentimientos adentrándose en la memoria", sentenció Císcar.