Responsables de la central de Cofrentes dicen que una llamada al CSN alertó de la intrusión de miembros de Greenpeace

Actualizado: martes, 9 diciembre 2014 16:50

Dicen que la labor de los vigilantes fue "correcta" y "proporcionada" frente a activistas organizados y que se paralizó la actividad productiva

VALENCIA, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -

Los responsables de la central nuclear de Cofrentes (Valencia) en febrero de 2011, cuando diversos activistas llevaron a cabo una protesta contra este tipo de energía en esta instalación tras acceder a su interior, han asegurado este martes que a través de una llamada telefónica realizada por un miembro de Greenpeace al Consejo de Seguridad Nuclear supieron que estas personas eran miembros de esta organización ecologista y que se trataba de una movilización "pacífica".

Así lo han indicado en calidad de testigos el director central nuclear de Cofrentes en aquella fecha --con funciones de gerente y mando directo sobre dirección ingeniería y seguridad--, Felipe Galán, y el director de la central también entonces --con funciones sobre la gestión y explotación de la instalación y el plan de emergencia--, Tomás Lozano, en la tercera sesión del juicio que se celebra en el juzgado de lo Penal número 11 de Valencia contra 17 personas --16 socios o simpatizantes de Greenpeace y un fotoperiodista-- por la protesta, que tuvo lugar poco después de las 6.00 horas --coincidiendo con el relevo de la vigilancia--.

Galán y Lozano han afirmado que la actuación de los servicios de seguridad de la central nuclear de Cofrentes, propiedad de Iberdrola, durante la protesta a la instalación fue "correcta" y "proporcionada". El primero de ellos ha señalado que fue "impecable en algunos aspectos" y ha destacado que se intervino "desde el minuto uno" tanto para detectar como para responder al "asalto" y "tratar de frenar la actuación del personal que entraba".

Tomás Lozano, por su lado, ha indicado que la "intrusión" de los activistas en la central nuclear fue "violenta", que se produjeron "empujones" y que los vigilantes no los pudieron parar. Felipe Galán ha resaltado, asimismo, que "la planta estuvo vigilada en todo momento" y que los activistas que accedieron a su recinto lo hicieron como "un grupo organizado".

Así lo han indicado también el responsable de seguridad de la central nuclear y los vigilantes que han declarado también este martes como testigos. El primero de ellos ha considerado que los activistas tenían una "estrategia" a seguir y que "cada uno sabía lo que tenía que hacer" y algunos de los vigilantes han afirmado que estaban "muy organizados" aunque los acusados declararon que no era así, que no se conocían entre sí y que se iba actuando sobre la marcha.

AGUJEROS EN LAS VALLAS

Todo el personal de seguridad ha coincidido en indicar que los asaltantes iban vestidos con monos naranjas, con cascos y con mascarillas aunque no han pedido precisar si mostraban algún logo de Greepeace. Igualmente, han destacado que accedieron a la central por los agujeros hechos en las tres vallas que la rodean --han precisado que los "desperfectos" no estaban antes-- y han señalado que se hicieron con radiales autónomas --con batería--.

Algunos de los vigilantes las vieron --uno de ellos asegura que sufrió una herida en el abdomen al apartar al activista que hacía el agujero-- y otros han señalado que observaron las "chispas" que producen estas herramientas en los vídeos de las cámaras de seguridad. Por otro lado, todos los miembros de seguridad han asegurado que entraron a la central más personas que los 17 que se sientan en el banquillo de los acusados, hasta 25 ó 30 activistas.

Asimismo, los vigilantes han manifestado que hubo "enfrentamiento" con las personas que protestaban, con "forcejeos" y "empujones" y que intentaron "por todos los medios que no entraran" aunque "fue imposible" porque los activistas "eran más". Han agregado que hicieron "escudos humanos" para proteger a quienes cortaban la valla y subían a las torres de refrigeración.

Los dos cargos directivos de la central de Cofrentes han asegurado que se activó el "plan de emergencia" aunque han apuntado que la "seguridad nuclear" de la instalación se mantuvo en todo momento y que "no se produjo impacto", así como que por parte de los activistas no hubo acceso "a zonas vitales" del complejo. Galán ha agregado que "la actividad productiva de la planta no paró" y ha matizado que "otra cosa" es "la seguridad física de las personas o de la instalación".

A este respecto, han manifestado que los accesos a la central quedaron cerrados porque se hace así "en cuanto hay emergencia" y han explicado que el personal que trabaja en estas dependencias, entre 600 y 700 personas, quedaron "concentrados, sin poder hacer sus actividades diarias" y "paralizados en puntos de concentración" por el protocolo de actuación establecido.

"EXTRACOSTE"

Tomás Lozano ha detallado que no pudieron desarrollarse trabajos como mantenimiento, rondas o chequeo de parámetros, mientras que Felipe Galán ha aseverado que esa "pérdida de trabajo y de horas" produjo "un extracoste", dado que posteriormente se tuvo que pagar "horas extraordinarias para recuperar el tiempo". En este sentido, ambos han aludido, preguntados por las partes, a la indemnización de 221.781 euros que reclama Iberdrola por los perjuicios que le produjo la entrada de los activistas a Cofrentes.

La Fiscalía recoge en su calificación que los daños en la central se tasaron pericialmente en 29.012,33 euros y pide por vía de responsabilidad esa cantidad como indemnización para la compañía eléctrica. Los responsables de la central nuclear han mencionado entre los daños sufridos, además de los gastos de personal, los agujeros realizados en las vallas para acceder al interior, la pintada en la torre de refrigeración con el lema 'Peligro Nuclear' y la suspensión de una visita de profesionales que se realizaba esos días a la instalación.

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