El CEO del siglo XXI ya no viste de traje y corbata

Hombre joven con un ordenador
PIXABAY
Actualizado: lunes, 30 enero 2017 10:13

   MADRID, 29 Ene. (EDIZIONES) -

   La literatura económica acota a tres perfiles la conducta que el consejero delegado puede tomar dentro de la empresa: el hombre de Estado, el CEO emocional y el CEO racional.

   En el primer caso se trata de un estadista, centrado en los problemas de la empresa y dotado de inteligencia emocional. En el segundo caso, el líder destaca por poseer cualidades para la innovación, cuenta con visión de futuro y presta atención a sus empleados. Por su parte, el directivo racional es aquella persona dotada con capacidad para liderar un equipo fuerte, comprometido a ganar y dispuesto a salir de su zona de confort si lo considera necesario.

   Diferentes maneras de encabezar una empresa, pero igual de válidas, siempre y cuando se acierte con el perfil de liderazgo que necesita la organización, tal y como explica el exdirector senior de innovación y desarrollo corporativo y de reputación de Llorente y Cuenca, Jorge Cachinero.

   Pese a ello, en cualquiera de los casos anteriores, la figura del CEO no deja de ser la cara visible de una compañía y la persona que la representa de cara al exterior. En el ámbito interno, se espera que sea una persona que sepa encarnar los valores culturales de la empresa ante sus empleados.

   Sin embargo, en este último aspecto, dentro del equipo directivo se está produciendo un cambio de tendencia hacia relaciones más horizontales con el objetivo de romper la 'barrera de cristal' que metafóricamente les separa de los empleados.

   Se trata de líderes con un talante más igualitario y próximo a los niveles de organización que intentan evitar las jerarquías estrictas en aras de una mejora de la comunicación interna.

   En este sentido, el director del Master en RRHH de Icade Business School, Jesús Labrador, manifiesta que este cambio se está produciendo, principalmente, dentro de los países occidentales, especialmente en la zona Norte, promovido por la individualidad que caracteriza a las sociedades postmodernas.

UN ARMARIO REPLETO DE CAMISETAS GRISES

   El cambio de actitud que también se ha trasladado a la manera de vestir. Líderes como Marc Zukerberg o Kim DotCom, fundadores de Facebook y Mega, respectivamente, son un ejemplo de ello.

   En concreto, el armario del creador de la red social se encuentra repleto de camisetas todas grises y el de Megaupload de 100 conjuntos idénticos de color negro. Una decisión que atiende única y exclusivamente a dos razones: mayor facilidad al elegir y un menor tiempo dedicado a la elección de la ropa.

   Algunos expertos sostienen que esta tendencia, muy arraigada en el mundo tecnológico, se va extendiendo poco a poco a otros sectores bajo la idea de respetar la inteligencia de la persona más allá de su apariencia física.

   "Existe un cambio en el modelo hacia una mayor flexibilidad en el que la sociedad se está adaptando al tipo de interlocutor", explica el responsable de Recursos Humanos de Adecco, Alfonso Martínez, quien incide en que el tipo de vestimenta depende de la ocasión.

   De igual modo, Martínez asegura que el tipo de ropa ya no se relaciona con el status o el liderazgo. "La autoridad o el poder no se encuentra representado en la vestimenta, sino en un mínimo de formas", añade.

   Respecto al incremento de la productividad, el vicepresidente de Recursos Humanos de la Universidad Europea para España y Portugal asegura que no existe una correlación directa entre formalidad y productividad, aunque sostiene que el estilo informal de la ropa debe corresponderse con la cultura organizacional de la empresa y con el entorno en el que opera.

   La evolución en sí de la sociedad, una tendencia a evitar las jeraquías muy estrictas o una priorización de la efectividad en detrimento de la imagen, son algunas de las causas entre las que reside este cambio de paradigma que, en algunos casos, ha desembocado en la creación de una moda en sí misma.

   En cualquier caso, Labrador asegura que esta tendencia en el ámbito empresarial surge como producto de la implantación de métodos más flexibles donde no tiene que ser una corbata la que proporcione la autoridad.

 

 

 

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