Actualizado 16/12/2016 13:57

Las ONG de los Jesuitas denuncian "parálisis y hostilidad" europea frente a los refugiados

Menores no acompañados de 'La Jungla' de Calais
REUTERS / PASCAL ROSSIGNOL

MADRID, 16 Dic. (EUROPA PRESS) -

La Campaña Hospitalidad de las obras sociales de la Compañía de Jesús (Entreculturas, Servicio Jesuita a Migrantes, ALBOAN y Fundación Hogar de San José) ha lanzado un llamamiento este viernes, víspera del 18 de diciembre Día Internacional del Migrante, para denunciar "la parálisis y la hostilidad" de la Unión Europea frente a migrantes y refugiados y exigir que se pase a la acción.

"España y la Unión Europea pueden convertirse en un ejemplo de gestión de las migraciones que garantice el bienestar y los derechos de las personas migrantes, incluyendo a las personas refugiadas y garantizando al mismo tiempo sus libertades internas", dicen las organizaciones, que ya han recogido 5.000 firmas para pedir al Gobierno que actúe en siete ámbitos a fin de tratar las migraciones de manera "digna y humana".

Solicitan "dignidad y derechos" para las personas que huyen y por eso, denuncian las devoluciones automáticas a Marruecos de personas que intentan saltar las vallas de Ceuta o Melilla y critican los acuerdos de la UE con Turquía. Además, inciden en la importancia de salvar vidas y recuerdan que "cuanto más se cierran fronteras, más peligrosas se hacen las rutas".

Instan a reubicar y reasentar a las personas comprometidas, ante la situación desbordada en Grecia e Italia, así como reforzar las vías legales de acceso a Europa para dar alternativas a las personas e impedir "el peligroso e inmoral negocio de los traficantes", promover la ayuda humanitaria, que cayó en 2014 a mínimos históricos, y la cooperación internacional al desarrollo, así como abordar otras causas del éxodo como las guerras y el comercio de armas, el cambio climático o el acaparamiento de los recursos naturales.

Construir una sociedad "que quiera incluir" donde prime "hospitalidad frente a hostilidad" es el siguiente paso. "Cuando encontramos a gente que se interesa por lo que vivimos, que nos pregunta por nuestro país, sobre las cosas buenas y bonitas de nuestra historia, ello nos conmueve profundamente porque sentimos que también hay gente que nos entiende. Pedimos que no se nos mire sólo como gente que viene a coger trabajos de otros cuando la situación aquí no es fácil", dice el jesuíta sirio de Aleppo Víctor Assouad.

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