Los civiles están perdiendo la guerra en Afganistán

Hombres lloran a una víctima de un atentado en Kabul
REUTERS / MOHAMMAD ISMAIL
Actualizado: sábado, 15 septiembre 2018 9:04

La violencia sin precedentes y las fallidas reformas señalan una peligrosa crisis política

KABUL, 15 Sep. (Por Patricia Gossman, investigadora de Human Rights Watch) -

¿Quién está ganando en Afganistán?

Esa no es la pregunta correcta. Lo importante es quién está perdiendo.

La respuesta: las personas corrientes que intentan ir a trabajar, los niños en las escuelas, los fieles en la mezquita del barrio.

Miles de civiles afganos están perdiendo sus vidas, a sus seres queridos, o sufriendo devastadoras heridas en atentados con bomba, enfrentamientos armados y otra violencia. Desde enero, Naciones Unidas ha documentado el mayor número de civiles muertos en Afganistán desde que comenzó a contabilizarlos en 2009.

Al menos 1.692 civiles murieron en los primeros seis meses de 2018 y más de 3.400 resultaron heridos. Una cuarta parte de ellos fueron niños. Dadas las dificultades para recabar información en zonas remotas de conflicto, el número es probablemente superior.

Atentados suicidas y otros ataques insurgentes causaron la mayoría de estas muertes y heridas. El Estado Islámico de la Provincia de Jorasán, la rama afgana de Estado Islámico, ha atentado contra centros de registro de voto, actos públicos, y escuelas, escogiendo en especial a la comunidad chií para sus ataques.

Al mismo tiempo, las personas que viven en zonas donde estos grupos tienen influencia han experimentado bombardeos aéreos por parte de Estados Unidos y de las fuerzas del Gobierno afgano que han matado y herido a más de 350 civiles entre enero y junio.

Los donantes que adecuadamente condenan los ataques insurgentes rara vez expresan alguna preocupación sobre el 7 por ciento de víctimas civiles causadas por los bombardeos aéreos de las fuerzas afganas o estadounidenses. Estos donantes se están preparando para una reunión ministerial en Ginebra en noviembre que la ONU ha calificado de "momento crucial para que el Gobierno y la comunidad internacional demuestren progresos".

¿A qué progresos se referirán? Las elecciones parlamentarias deberían haberse celebrado para entonces, y los donantes que pagaron la cuenta podrían decir que mientras las elecciones tuvieron "fallos" puede que las presidenciales el próximo abril sean mejores.

No contéis con ello. Con unas cifras de registro de votantes altamente sospechosas, una riada de carnés de identidad falsos y disputas internas entre las elites políticas sobre el botín del poder, unas elecciones disputadas son un síntoma de la crisis de gobernanza en Afganistán.

Aquí hay algunos otros: el fracaso del Gobierno en perseguir la violencia contra las mujeres y la tortura, y el hecho de que los tan cacareados logros en términos de educación de las niñas y la libertad de prensa se están esfumando.

Entre las elecciones parlamentarias de este año y las próximas presidenciales, Afganistán se enfrenta no solo a una creciente guerra sino también a una crisis política sin precedentes, aunque que se veía venir desde hace tiempo. Los donantes tiene que dejar de rellenar los casilleros a ciegas y hacer que el Gobierno rinda cuentas.

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