Niña yazidí
AMNESTY INTERNATIONAL
 
Actualizado: martes, 24 enero 2017 9:31

Secuestrada por Estado Islámico, se enfrenta ahora a un juicio por terrorismo por parte de las autoridades kurdas iraquíes

MADRID, 24 Ene. (Por Yolanda Vega, responsable de países en Amnistía Internacional España) -

Cuando se trata de mujeres yazidíes tendemos a ocultar su identidad para protegerlas y evitarles mayores sufrimientos. Pero en el caso de Bassema Darwish todo el mundo tiene que saber quién es y lo que le ha pasado, hay que sacarla del anonimato para que nadie con capacidad de hacer algo por ella se escude en la ignorancia.

Hasta hace poco la palabra "yazidí" apenas significaba para mí alguna vaguedad sobre un pueblo de historia milenaria. Ahora simboliza el horror que han vivido (y siguen aún viviendo) miles de personas de una de las comunidades con las que el Estado Islámico se ha ensañado más.

En la madrugada del 3 de agosto de 2014, Estado Islámico entró en la región iraquí de Sinyar y arrasó. Separó a hombres de mujeres y a muchos de ellos los mató; ya se han empezado a encontrar las fosas comunes donde reposan sus restos.

Las mujeres fueron secuestradas con sus hijos e hijas y convertidas en esclavas sexuales. Las deshumanizaron hasta tratarlas como mercancía que compraban, vendían, regalaban o intercambiaban. A niñas de tan sólo 11 años las trataron como a sus madres. A los niños a partir de unos 6 años se los llevaron para entrenarlos militarmente y enseñarles a matar.

Algunas de estas personas han conseguido escapar o han sido liberadas a cambio de onerosos rescates. Salvo excepciones, la mayoría están abandonadas a su suerte en campos de personas refugiadas o desplazadas, sin ningún tipo de atención especializada. Se calcula que todavía hay unos 4.000 yazidíes, mujeres, niñas y niños en manos del Estado Islámico.

NUEVO CALVARIO

Bassema Darwish ha pasado por todo eso y mucho más. Cuando las tropas del Gobierno Regional del Kurdistán tomaron la ciudad donde estaba cautiva, para ella no fue una liberación sino el inicio de un nuevo calvario. Su error fue no advertir a los soldados kurdos de que en la casa a la que iban a entrar había combatientes del Estado Islámico; en la operación murieron tres peshmerga kurdos. Las autoridades kurdo-iraquíes la consideraron responsable de esas muertes y la detuvieron inmediatamente.

Lleva más de dos años en reclusión arbitraria. Durante los primeros días la golpearon con cables, la amenazaron con violarla, la mantuvieron atada debajo de una escalera durante días y la obligaron a firmar unos documentos con los ojos vendados. Para entonces Bassema estaba en avanzado estado de gestación; poco después nacería su hija a la que tiene consigo en la cárcel.

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La cuestión es, ¿acaso Bassema era una mujer libre para informar a los soldados kurdos de la presencia de combatientes del Estado Islámico?, ¿en qué estado se encontraría Bassema después de haber sido secuestrada, separada de su marido y de sus otros dos hijos, de haber sido repetidamente violada y humillada?

JUICIO POR TERRORISMO

El próximo 21 de febrero, Bassema va a ser sometida a juicio acusada de terrorismo y si es declarada culpable podría ser condenada a cadena perpetua. Todos los intentos de Amnistía Internacional de visitarla han sido infructuosos; y hasta ahora el Gobierno Regional del Kurdistán se ha mostrado sordo a nuestras preocupaciones.

Y en cuanto a la comunidad internacional, en concreto la Unión Europea, ¿qué está haciendo? Ya no puede decir que no conozca lo que les ha pasado a los y las yazidíes; muestra de ello es que el Parlamento Europeo otorgó el Premio Sajarov 2016 a dos mujeres yazidíes, Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar. Y diferentes cancillerías europeas han recibido información del caso de Bassema.

En el conflicto de Irak, el Gobierno Regional del Kurdistán es un importante interlocutor de la coalición internacional que combate al Estado Islámico. En esta situación, ¿realmente no tiene capacidad la Unión Europea para pedirle que trate a Bassema Darwish con justicia? Los gobiernos europeos tienen margen de acción, pueden y deben hacer algo; que el horror que han sentido al conocer la realidad de las mujeres yazidíes se transforme en acción.

Pedimos un juicio justo para Bassema Darwish, que no se admitan las pruebas que obtuvieron bajo tortura, que tenga acceso a un abogado de su elección y que, mientras el juicio llega, tenga acceso a un tratamiento adecuado para afrontar el suplicio doble que ha vivido hasta ahora. Son peticiones básicas, totalmente ancladas en el derecho internacional que el Gobierno Regional del Kurdistán y los gobiernos europeos se han comprometido a respetar y defender.

(Puedes conocer algo más sobre su historia aquí y actuar para exigir un juicio justo para Bassema)

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