Manifestantes a favor de la no independencia de Escocia
Foto: REUTERS
Actualizado: martes, 16 septiembre 2014 20:34

Westminster anuncia mayores concesiones para ganarse al medio millón de indecisos, clave en una contienda casi empatada

   LONDRES, 16 Sep. (EUROPA PRESS) -

   La campaña del referéndum sobre la independencia de Escocia apura sus últimas horas dividida entre la plena separación de Reino Unido que ofrece Yes Scotland (Sí Escocia) y un refuerzo "sin precedentes" del autogobierno que blinde, además, la actual financiación de Edimburgo que plantea el bando Better Together (Mejor Juntos).

   A menos de 48 horas para la apertura de los colegios electorales, las opciones de los dos frentes aparecen prácticamente igualadas en los sondeos, aunque la Encuesta de Encuestas, que compila los datos de las últimas publicadas, le da una ventaja de un punto al 'no'. En consecuencia, el futuro de Reino Unido está en manos de en torno a medio millón de indecisos que, tras meses de campaña, aún no están convencidos.

   Los dos bandos están obligados a aprovechar cada intervención para persuadir de que su apuesta es la más conveniente para un electorado para el que, de acuerdo con la demoscopia, el bolsillo pesará tanto como el corazón. El futuro de prosperidad prometido por el Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) contrasta con el aumento del techo de autogobierno que plantea el aparato de Westminster.

   Su disposición a satisfacer las aspiraciones soberanistas y financieras de los escoceses llevó hoy a los líderes de los tres principales partidos a constituir un frente común para garantizar fondos y competencias que desafía los propios intereses de Londres.

PROPUESTAS DE LOS LÍDERES

   Desde la portada del diario escocés 'Daily Record', el primer ministro, David Cameron; el jefe de la oposición laborista, Ed Miliband; y el de los liberal-demócratas y viceprimer ministro, Nick Clegg; prometieron "amplios nuevos poderes" para el Parlamento escocés, garantizados "por el proceso y calendario acordados", un reparto "equitativo" de los recursos, y "categóricamente afirma" que la última palabra en financiación del Sistema Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) corresponderá a Escocia.

   Esta protección se basaría en la "continuidad" del actual método del Ministerio del Tesoro británico para determinar la distribución de gasto público. Mantener la denominada fórmula Barnett significaría que Edimburgo seguiría disfrutando de un mayor gasto per cápita que Inglaterra, incluso si poderes clave como la política tributaria o la gestión de los recursos financieros son transferidos a Edimburgo.

   El compromiso, y sobre todo, la ocasión escogida para anunciarlo, ha provocado un profundo malestar en el SNP, que cuestionó la propia veracidad de la maquinaria de Londres. "Si hubiese una intención seria de dar más poderes ¿Por qué no se ha hecho antes?", se preguntó la viceprimera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, quien advirtió de que "no hay garantías para nada" de que se materialice si se confirma la continuidad del statu quo el próximo jueves.

   Por si fuera poco, una creciente corriente de políticos y analistas en el resto de Reino Unido había asumido que el traspaso de competencias modificaría la base a partir de la que se calculan las partidas para Escocia que, actualmente, garantizan un nivel de inversión por habitante mayor. La oferta de los tres líderes, sin embargo, blindaría este privilegio.

DUDAS E ILUSIONES

   Frente a las dudas en materia monetaria, de sostenibilidad de los servicios sociales, de continuidad en la Unión Europa o de financiación a largo plazo, una vez los recursos energéticos del Mar del Norte comiencen a agotarse, Sturgeon mantuvo que la independencia es el aval de "mejores vidas" para los escoceses y aunque reconoció que no es una "varita mágica, representa una oportunidad absoluta".

   Los partidarios de la unión han preferido no centrar su atención en las últimas jornadas en las incertidumbres de la ruptura, como habían hecho en los casi dos años transcurridos desde la firma del Decreto del Referéndum. El auge experimentado por la apuesta en positivo planteada por el ministro principal y gran artífice del plebiscito, Alex Salmond, ha obligado a Better Together a plantear una alternativa real a las beldades de la independencia prometidas por el SNP.

   De ahí su apuesta por ofrecer un aumento de la soberanía de Escocia, un objetivo que el propio Alex Salmond había propuesto en su día como alternativa a la separación total de Reino Unido. Cuando las negociaciones para el referéndum tuvieron lugar, David Cameron denegó la posibilidad de una segunda pregunta basada en la apertura de un proceso integral de devolución de competencias, el denominado 'devo-max', pero ahora el 'premier' lo plantea como la alternativa a la ruptura que defiende el SNP.

   Su firma junto a la de los otros dos principales líderes políticos de Reino Unido en el documento que promete un armazón de transferencias sin precedentes constituye uno de los últimos ases en la manga de Better Together (Mejor Juntos) para intentar decantar el debate a su favor.

   El problema es que este giro se produjo a la vez que el 'sí' experimentaba el auge en las encuestas que ha dejado el plebiscito prácticamente igualado, lo que ha entregado al SNP munición para cuestionar la seriedad de los compromisos.

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