Partidarios del 'no' en Turquía y cartel por el 'sí'
HUSEYIN ALDEMIR / REUTERS
 

BARCELONA, 16 Abr. (Por Eduard Soler i Lecha, investigador senior de CIDOB) -

Para muchos ciudadanos turcos ésta será la decisión electoral más importante en su vida como votantes. Este 16 de abril Turquía celebra un referéndum para aprobar una gran reforma constitucional. Si votan 'Evet' (sí), estarán dando al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mayores poderes para gobernar. Si votan 'Hayir' (no) darán su espalda a un presidente que insiste en que necesita esos poderes para luchar contra los enemigos internos y externos.

Para entender la importancia y las implicaciones de esta votación, se deberían tener en consideración estos cinco puntos:

LOS MOTIVOS

Erdogan ha sido una de las voces más abiertas instando a revisar sustancialmente la Constitución que fue adoptada bajo el régimen de una junta militar en 1982. Su partido coincidió en que Turquía necesita una nueva Constitución pero no todos estaban convencidos de que un sistema presidencial, como contemplaba Erdogan, fuera la respuesta a las necesidades del país. De hecho, este es uno de los elementos que plantaron las semillas de la desconfianza entre él y el antiguo primer ministro, Ahmet Davutoglu.

Se puede decir que Erdogan está tentado por la posibilidad de ampliar el mandato presidencial, la consolidación de un liderazgo político único para el país y la idea de una presidencia más ejecutiva que le permita reaccionar más rápido. El golpe de Estado fallido del año pasado solo amplificó la percepción de Erdogan de que todo esto es necesario.

En Turquía muchos también especulan sobre por qué Devlet Bahçeli, el líder del derechista Partido Movimiento Nacionalista (MHP), decidió facilitar esta reforma constitucional. ¿Es un apoyo transacional a cambio de algo que no sabemos aún? ¿Responde a disputas internas del partido? ¿O busca acercar al Partido Justicia y Desarrollo (AKP) a la línea del MHP, o el nacionalismo radical turco?

EL CONTENIDO DE LA REFORMA

Esta reforma solo se refiere a 18 de los 177 artículos de la Constitución. Aún así, de ser adoptada implicará un gran giro político. Turquía se convertirá en un sistema hiperpresidencial. La Presidencia de la República será partidista y ejecutiva. El puesto de primer ministro desaparecerá.

El presidente tendrá una influencia asimétrica en el poder legislativo. Él (o ella) podría convocar elecciones anticipadas pero el Parlamento no puede hacer rendir cuentas al presidente. El 'impeachment' (proceso de destitución) está previsto pero es una posibilidad remota (el voto de al menos dos tercios del Parlamento es necesario).

Los críticos de la reforma argumentan que la independencia del sistema judicial también está en juego, especialmente debido al nuevo sistema de elección de la Junta Suprema de Jueces y Fiscales (HSYK). La aprobación de la reforma también amplía el horizonte de tiempo para que Erdogan siga en el poder, ya que podría optar a dos mandatos adicionales de cinco años (si las elecciones son en 2019, podría seguir en el puesto hasta 2029).

LAS IMPLICACIONES PARA EL SISTEMA DE PARTIDOS

Uno de los efectos colaterales del referéndum constitucional es que está poniendo a prueba lo cohesionados que los dos partidos están al llamar al 'sí'.

La división entre los nacionalistas de derecha del MHP ya se ha materializado. Meral Aksener, una antigua parlamentaria del MHP que aspiró a reemplazar a Bahçeli, está haciendo campaña activamente a favor del 'no'. Muchos especulan que podría intentar articular un nuevo partido de derecha una vez que la campaña del referéndum haya terminado.

También hay división en el AKP. Algunas figuras del partido como el expresidente Abdulá Gül y el ex viceprimer ministro Bülent Arinç han declinado participar en la campaña del 'sí'. Esto podría acarrear divisiones internas en el AKP, especialmente si la reforma constitucional es rechazada, y sacudir la escena política de Turquía.

Un elemento clave en este sentido es si Erdogan querrá celebrar elecciones anticipadas. En principio, hay muchas opciones en caso de una derrota ajustada; pero también de una victoria ajustada. Al contrario, si una mayoría aplastante vota 'sí', Erdogan podría no sentir la necesidad. Con un aplastante voto por el 'no', ir a las urnas sería demasiado arriesgado para el AKP.

LOS EFECTOS EN LA CUESTIÓN KURDA

Precisamente porque el AKP necesita el apoyo del MHP para sacar adelante esta reforma, el partido de Erdogan se está acercando gradualmente cada vez más a la retórica nacionalista turca. Este movimiento, junto con algunas medidas simbólicas adoptadas por los gobernadores designados por Ankara, corre el riesgo de generar antagonismo con parte de los partidarios kurdos tradicionales del AKP.

Involuntariamente, el debate constitucional ha reavivado al predominantemente kurdo Partido Democrático del Pueblo (HDP). Esto se ha producido pese a que parte de sus líderes están detenidos y a su pérdida de popularidad debido al incremento de la violencia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Mientras Erdogan dependa del apoyo del MHP, las opciones de revivir el proceso de paz son remotas. Entretanto, las acciones terroristas contribuirán a alimentar el argumento de Erdogan de que una presidencia fuerte es necesaria para superar al PKK y a otros enemigos.

LAS IMPLICACIONES INTERNACIONALES

La polarización de la política en Turquía así como el proceso tras el golpe de Estado ha dañado la reputación internacional del país. Las relaciones entre la UE y Turquía están bajo presión y la coincidencia de procesos electorales en Turquía y Europa intensifica el riesgo de colisión.

La reciente crisis turco-holandesa es el ejemplo más visible. Erdogan se siente abandonado por sus aliados occidentales y cree que algunos de ellos están trabajando para derrocarle. Una vez más, esto refuerza su reivindicación de que el presidente necesita un mayor margen de maniobra para defender a sí mismo (y al país).

En los próximos días, es probable que las turbulencia se intensifiquen; particularmente si las instituciones europeas y los líderes critican abiertamente la legitimidad del proceso electoral.

Mientras que las estrategias políticas a corto plazo y los juegos de reproches es probable que aumenten el nivel de tensión, los argumentos económicos podrían ser la única fuerza estabilizadora. Erdogan y el sector empresarial turco e internacional podrían no querer hacer a la economía de Turquía aún más vulnerable, lo cual ocurriría si se produjera un divorcio abrupto con la UE. La UE también podría estar dispuesta a explorar estrategias de control de daños a la vista de sus inversiones en Turquía.

El 16 de abril los ojos del mundo estarán en Turquía. Los ciudadanos turcos no solo decidirán si Turquía necesita un sistema presidencial y cuánto poder debería concederse a Erdogan. También decidirán lo que significa la democracia para ellos.

Este artículo fue publicado originalmente por CIDOB

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