Muzoon, la 'Malala siria': "Los refugiados son personas normales que necesitan oportunidades"

Muzoon Almellehan, embajadora de Buena Voluntad de UNICEF
UNICEF/SEBASTIAN RICH
Actualizado: miércoles, 27 junio 2018 15:34

Conocida como la 'Malala siria', defiende la importancia de la educación y pide que se ponga fin a la guerra en Siria

MADRID, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -

"Huir de Siria fue la decisión más dura de mi vida", reconoce Muzoon al Mellehan, refugiada siria de 20 años y quien es la embajadora de Buena Voluntad de UNICEF más joven. Pero como les ocurre a los millones de refugiados que hay en el mundo, no fue su elección sino que la peligrosa situación en su Deraa natal le forzó a huir junto a su familia en 2013 hacia la vecina Jordania.

"Los refugiados son personas normales como cualquier otra y ellos no esperaban ser refugiados algún día", afirma tajante en un encuentro en Madrid con periodistas en la sede de UNICEF. "Yo nunca había pensado que sería refugiada, creía que viviría en mi país para siempre y que viajaría al extrajero de vacaciones o visitar países bonitos como España", añade.

Por ello, puesto que ser refugiado no es una elección, tiene clara la importancia de "dar oportunidades" a estas personas para que puedan ser independientes y rehacer sus vidas y en un futuro volver a sus países y ayudar a reconstruirlos.

"Es muy importante dar oportunidades a los refugiados porque han abandonado sus países porque había circunstancias difíciles que les han forzado a huir, no han huido por decisión propia, no han venido de vacaciones o a pasarlo bien", insiste la activista siria, que admite que le entristece cuando a algunas de estas personas se les deniega el llegar a Europa.

En su caso, reconoce que es "afortunada". Tras pasar tres años en los campos de refugiados de Zaatari y Azraq, ella y su familia fueron reasentados en Reino Unido en noviembre de 2015, y actualmente vive en Newcastle, aunque reconoce que no ha "olvidado a quienes quedaron atrás" tanto en su Siria natal como en Jordania.

Tener que abandonar Siria "dejando todo atrás", incluidos amigos y familia, fue "la decisión más difícil" de su vida, pero tampoco se encontró con una situación fácil cuando llegó a Zaatari, donde no había electricidad o internet y había que caminar largas distancias para conseguir agua, además de tener que soportar las inclemencias del frío invernal y el calor estival.

"MI PRINCIPAL PREOCUPACIÓN ERA LA EDUCACIÓN"

"Para mí, mi principal preocupación era mi educación porque creo que sin educación no puedo lograr nada en la vida y considero que es la única herramienta que me puede ayudar a reconstruir mi país algún día", reconoce, por eso se sintió feliz cuando pudo continuar con su aprendizaje en Zaatari. Pero otros niños como ella no sentían la misma necesidad, "pensaban que como eran refugiados ya no era importante recibir educación y habían perdido la esperanza", explica.

Fue esto lo que le motivó a lanzar una campaña para convencer tanto a los niños de su edad como a sus padres de la importancia de continuar con su educación. "Sabía que la misión iba a ser difícil por el tipo de sociedad de la que procedemos", señala Muzoon, pero afortunadamente en su caso contó en todo momento con el apoyo de su familia, en particular de su padre, quien es profesor y está muy orgulloso de lo que ha hecho.

Pese a ello se decidió convencida de la importancia de "hacer el cambio, porque si todos piensan que no pueden cambiar las cosas entonces nadie las cambia" y consiguió que muchos chicos y chicas retomaran su educación, algo de lo que se siente "orgullosa".

Este activismo en favor de la educación para los niños refugiados le hizo ganarse el apelativo de la 'Malala siria', en referencia a la joven activista paquistaní a la que conoció en Jordania y quien se ha convertido en una buena amiga. "Las dos compartimos objetivos y luchamos por una misma causa", explica, en referencia a la que es hasta la fecha la premio Nobel de la Paz más joven de la historia y con la que trabaja desde hace un año.

Además, desde 2017 es la embajadora de Buena Voluntad de UNICEF más joven de la historia y también la primera que es refugiada. Muzoon confiesa sentirse también "orgullosa" de este cometido y de poder hablar "por millones de niños que sufren". "Quiero marcar la diferencia y no ser una embajadora más, sino cambiar la vida de millones de niños", asegura.

En su nuevo cometido, Muzoon tuvo ocasión de asistir a la cumbre del G20, a cuyos líderes trasladó su mensaje sobre la importancia de la educación y que esta debería ser una prioridad para ellos en su agenda. "Sin educación no se pueden resolver ninguno de los retos" a los que se enfrentan tanto en el plano económico como político porque "la educación es la clave". "Si los niños pueden ir a la escuela estoy convencida de que podemos tener paz y menos retos", defiende la joven activista.

El hecho de vivir en Reino Unido, donde reconoce que al principio fue complicado y le costó acostumbrarse, sobre todo al frío y al acento, y hacer amigos, no ha hecho que abandone su activismo y tampoco que se olvide de su Siria natal. Según cuenta, sigue en contacto con su familia allí, aunque no siempre es sencillo, más ahora que el régimen de Bashar al Assad ha lanzado una ofensiva para recuperar las zonas rebeldes en el suroeste del país.

"QUE PAREN LA GUERRA EN SIRIA"

La joven activista tiene un mensaje rotundo a los líderes mundiales: "Que paren la guerra en Siria y que logren la paz porque ocho años de guerra y sufrimiento, especialmente para los niños, son suficientes". "Me gustaría que se dieran pasos serios para detener la guerra porque es el único modo de que podamos tener paz y una buena vida en Siria", añade.

"Mi mayor sueño es poder volver a Siria", asegura tajante Muzoon. "Me gustaría volver mañana mismo pero quiero hacerlo con experiencia y con una generación fuerte que pueda contribuir a construir Siria", añade. Por ahora, reconoce que le resulta difícil pensar en su futuro porque está muy centrada en el presente que ahora pasa por comenzar sus estudios de Política y Relaciones Internacionales en la universidad y seguir con su activismo.

Pero además de educación hay que tener esperanza, defiende la embajadora de UNICEF. "La esperanza lo es todo para mí y significa lo que soy ahora, porque si no hubiera tenido esperanza cuando estaba en los campos de refugiados no habría podido seguir mi educación, no podría ser embajadora de UNICEF ni activista a favor de la educación de los niños", sostiene.

"Si crees en tu voz y tienes esperanza en tu vida estoy segura de que puedes conseguir mucho más de lo que esperabas", afirma Muzoon, a quien le gustaría ser un modelo y un ejemplo de "inspiración" para otras chicas de su edad. "Espero que mi voz pueda ayudar a muchas chica a seguir luchando, a no ceder ante los retos a los que se enfrenten y a seguir soñando", señala.

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