Los niños migrantes invisibles de Libia

Un niño en un centro de detención para migrantes en Libia
UNICEF/ALESSIO ROMENZI 
Actualizado: domingo, 8 abril 2018 8:28

UNICEF denuncia que, además de los niños encerrados en centros de detención, hay muchos de los que no se tiene constancia

TRÍPOLI, 8 Abr. (Por Abdel-Rahman Ghandour, representante especial de UNICEF en Libia) -

Sarah y Makene visten la misma ropa. Los mismos guantes rojos. Los mismos calcetines. Son dos niñas alegres y amigables de 7 años. Makene es de Costa de Marfil y Sarah de Guinea. "Somos nuevas amigas", dicen al unísono.

Sin embargo, lo que las unió, aquí en el centro de detención de Tarik al Matar, en Trípoli, es una tragedia. Sus familias, al igual que otras muchas desesperadas por una vida mejor en Europa, intentaron cruzar las duras aguas invernales del Mediterráneo en frágiles y atestadas embarcaciones. Fueron trasladadas ilegalmente por traficantes sin escrúpulos, tras haber sobrevivido a cruzar el peligroso desierto libio.

Uno de los primeros días de 2018, las olas eran demasiado altas. Su embarcación volcó. Muchos se ahogaron, incluidos la madre de Makene y la madre y el padre de Sarah. Aunque fueron rescatados por los guardacostas libios, dado que se les considera inmigrantes ilegales en virtud de la legislación libia, quienes sobrevivieron fueron llevados al centro de detención, incluidos los niños.

Afortunadamente, Sarah, ahora huérfana, y Makene, cuyo padre estaba conmocionado por la muerte de su mujer, quedaron bajo la protección de una policía en el centro de detención, que las alimentó y las vistió. "No podía soportar pensar que estuvieran solas. Tenía que hacer algo, darles algo de calor maternal", me cuenta.

Encerradas en habitaciones que parecen celdas, con barrotes en las puertas, este vasto e impersonal centro de detención no es lugar para los niños. Aun así, al menos 85 menores viven aquí, algunos con sus familias, pero otros como Sarah, no están acompañados.

Todos estos niños tienen dolorosas historias tras cruzar el desierto o el mar, ser separados de sus familias y por el desesperado viaje para una vida mejor que se niega a llegar.

Ese soleado día de invierno, gracias a los fondos del European Trust Fund, nuestro grupo de UNICEF trabajó con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para suministrar ropa de abrigo a todos y cada uno de los cerca de 100 niños que hay en este centro. Hacía sentirse bien el llevar un poco de confort y el ver a estos niños probándose sus ropas nuevas con excitación.

LOS NIÑOS MIGRANTES NECESITAN AYUDA

Pero necesitan mucho más. Atención sanitaria y de higiene básica. Y educación, para que no se queden atrás. Algunos niños llevan en este tipo de centros desde hace años, sin un solo libro que leer o del que aprender.

Junto con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y en base al mejor interés para cada niño, UNICEF está trabajando para devolver a casa a estos niños de forma digna, para iniciar el proceso de curación tras tal sufrimiento.

Si estos niños vienen de "países motivo de preocupación", como Siria, Somalia o Eritrea, sin embargo, devolverles a casa no es una opción. En lugar de ello, con apoyo de ACNUR, el objetivo es encontrar un país que les acoja como refugiados. Italia, Alemania y Francia figuran entre los países que han recibido a algunos de estos niños, pero hacen falta más. El año pasado, nueve de cada diez niños que llegaron a Italia por mar desde Libia eran menores no acompañados.

UNICEF también está trabajando con socios para encontrar alternativas a la detención de los niños. Actualmente están en marcha conversaciones con un municipio de Trípoli para crear un refugio seguro de este tipo.

LOS MENORES MIGRANTES NO DEBERÍAN SER DETENIDOS

Los niños no deberían ser detenidos. Chicos de tan solo 11 años no deberían ser tratado del mismo modo que los hombres, ni deberían ser separados de sus madres y hermanos. Estamos intercediendo con las autoridades libias para cambiar esto.

Pero, si son detenidos, el imperativo humanitario dicta que deberíamos cubrir a los niños en detención las necesidades básicas para su supervivencia y una vida decente, incluidas actividades recreativas y educativas, sin olvidar que la educación y el juego figuran entre los derechos fundamentales de cada niño. Por eso lo hacemos.

LOS NIÑOS INVISIBLES

Por cada uno de ellos, hay 30 más, a los que no se ve o cuenta, en algún punto en el vasto país que es Libia. Podría ser un chico o una chica adolescente, no acompañado o separado de sus padres, que fueron engañados para que creyeran que serían capaces de llevar a sus familias a Europa.

¿Quién sabe el sufrimiento o los abusos a los que uno de estos niños podrían enfrentarse?

Nosotros, en UNICEF, hacemos todo lo que podemos para encontrar a estos niños invisibles. Ayudaremos a establecer líneas directas, fortalecer la coordinación con las autoridades para localizar y registrar a los niños, ampliar nuestra red de socios en zonas remotas, así como con países subsaharianos clave, y ofrecer servicios básicos en la ruta migratoria, con la esperanza de que los niños en movimiento serán rescatados.

Haremos todo lo que podamos para restaurar su fe (y la nuestra) en la humanidad.

Para Makene y Sarah, el futuro es incierto. Makene y su padre probablemente serán repatriados a Costa de Marfil, pero Sarah, ahora huérfana, necesita una solución. UNICEF trabajará con otras agencias de la ONU para ver si puede regresar a Guinea para vivir con algún pariente o ayudar a encontrarle otras opciones de reasentamiento de ser necesario.

Ese día de invierno en el centro de detención de Tarik al Matar, les sonreí a Makene y Sarah mientras las tenía en mis brazos y aguanté mis lágrimas para cuando ellas no miraban.

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