KINSHASA, 26 May. (Reuters/EP) -
Las autoridades de la ONU han pedido este lunes que se detenga la expulsión de decenas de miles de ciudadanos de República Democrática del Congo desde la vecina República del Congo y ha abierto una investigación por las supuestas violaciones de los Derechos Humanos.
La ONU ha confirmado en un comunicado que, desde principios de abril, las autoridades de República del Congo han expulsado a cerca de 130.000 congoleños, que además han sufrido violencia sexual. Brazaville ha explicado que la operación, conocida en lingala, la lengua local, como "la bofetada que duele", está centrada en limpiar las calles de la ciudad y poner fin a las bandas criminales.
El portavoz del Gobierno de República Democrática del Congo, Lambert Mende, ha subrayado varias veces que el país vecino tiene el derecho soberano de manejar sus asuntos internos pero ha advertido de que quienes llegan a Kinshasa cuentan historias de abusos y malos tratos.
El responsable de la misión de la ONU en la República Democrática del Congo, Martin Kobler, ha visitado un campamento cercano a Kinshasa en el que se procesan las llegadas. "He oído numerosos testimonios de víctimas de graves abusos contra los Derechos Humanos y tratos crueles", ha comentado después de la visita.
"He visto a un hombre herido por las balas y a madres que habían dado a luz solas a orillas del río Congo", ha contado Kobler. "Todo esto tiene que parar", ha añadido y ha insistido en que las expulsiones masivas no cumplen la ley internacional.
La representante especial para la violencia sexual en los conflictos, Zainab Hawa Bangura, se ha unido a Kobler para reclamar el fin de las expulsiones y para expresar su preocupación por los casos de violencia sexual.
Kinshasa y Brazaville están separadas por el río Congo y son las dos capitales más cercanas del mundo. Comparten fuertes luchas comerciales y étnicas, aunque las expulsiones y las tensiones diplomáticas nunca habían alcanzado estos niveles.
