David Beasley, director del PMA
MARCO FRATTINI/WFP
Actualizado: miércoles, 7 marzo 2018 14:42

Apuesta por invertir en el desarrollo y la resiliencia de estos países para frenar el avance del extremismo en la región

MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -

La región del Gran Sahel, la franja de territorio que atraviesa África de oeste a este al sur del Sáhara, se está convirtiendo en un imán para los grupos extremistas y a menos que se invierta en el desarrollo de su población se convertirá en una crisis mucho mayor a la provocada en la actualidad por el conflicto en Siria, ha advertido el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley.

En una entrevista concedida a Europa Press durante su visita a Madrid, Beasley ha puesto el acento en el hecho de que los milicianos del grupo terrorista Estado Islámico que están siendo expulsados de Siria "se están trasladando ahora a la región del Gran Sahel y allí se están aliando con Al Shabaab, Boko Haram y Al Qaeda".

Todos estos grupos extremistas, presentes en los distintos países de la región, y otros "están colaborando para desestabilizar una zona ya de por sí frágil del mundo", ha advertido el máximo responsable del PMA, expresando su seria preocupación por las consecuencias que ello podría tener de cara al futuro, en una región en la que el impacto del cambio climático se está dejando sentir con fuerza, especialmente en la cuenca del lago Chad.

Por eso, su mensaje, que ya trasladó a los líderes presentes en la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero, es claro: "Si pensáis que tenéis un problema con Siria, un país desestabilizado de 20 millones de habitantes, imagináos el Gran Sahel, que tiene 500 millones". Frente a eso, "Siria es como una guerra en un parque", ha incidido.

"La guerra provoca hambre, el hambre provoca conflicto, y cuando se mezcla la guerra o el conflicto con el cambio climático hay una fórmula para que el extremismo traiga el caos", ha subrayado el antiguo gobernador de Carolina del Sur (Estados Unidos), que asumió las riendas del PMA la pasada primavera.

Pero no todo esta perdido aún, sino que hay una receta para el éxito, aunque hay que actuar rápido. Beasley ha defendido la necesidad de garantizar la "sostenibilidad" y la "resiliencia" de la población de estos países, muchos de los cuales figuran entre los más pobres del mundo con el fin de "protegerles frente a los extremistas".

LA COMIDA COMO "ARMA DE ESPERANZA"

"Los extremistas usan la comida como arma para reclutar, como arma de guerra, de distracción, nosotros queremos usar la comida como arma de paz, de reconciliación, de construcción, de esperanza", ha asegurado rotundo.

Por ello, desde el PMA se apuesta no solo por entregar comida a los millones de personas necesitadas de asistencia alimentaria en todos estos países sino por trabajar en pro de "crear también comunidades sostenibles y resilientes", que puedan hacer frente a los retos que tienen por delante, incluido el cambio climático.

En este sentido, la agencia de la ONU que dirige apuesta por fomentar la entrega de comida a cambio de trabajo, con el fin de implicar a los receptores de la asistencia en la construcción de puentes, canales de regadío, terrazas para cosechar y otras infraestructuras que mejoren las condiciones de su comunidad y sus medios de vida, entre otras cosas porque los habitantes de estos países quieren ayudar a ello.

Se trata, explica Beasley, de que el dinero invertido en ayuda humanitaria sea también "una oportunidad de desarrollo" y ha puesto como ejemplo la región de Tigray, en el norte de Etiopía, donde "hace unos 10 o 20 años el paisaje era lunar" y ahora, gracias a la labor de implicación en la población se ha conseguido cambiar ese paisaje y generar medios de vida.

"HAY QUE CAMBIAR VIDAS"

"Pasamos de salvar vidas a cambiar vidas", ha subrayado, y eso es lo que, según él, hay que hacer ahora en el Sahel. "Si no lo hacemos, tendremos una crisis siria de nuevo, habrá inmigración no deseada, comunidades desestabilizadas y conflicto", ha insistido.

Apostar por el desarrollo y la resiliencia de esta región africana, "hacerlo bien por adelantado", "nos ahorraría dinero a largo plazo". Si no se hace, entonces habrá que seguir afrontando un gasto enorme en materia de seguridad --"le he dicho a Estados Unidos que si quieren gastar otros 500.000 millones de dólares en seguridad es su decisión"-- ya que habrá más desestabilización y seguramente más inmigración hacia Europa, ha avanzado.

Por otra parte, ha reconocido que el panorama para 2018 parece menos funesto de lo que lo fue en 2017, cuando "nos enfrentábamos a cuatro posibles hambrunas en cuatro países", Sudán del Sur --donde se declaró la hambruna en dos condados--, Yemen, Somalia y el noreste de Nigeria, pero hay que seguir vigilantes.

"Gracias al apoyo que recibimos y el acceso fuimos capaces de evitar la hambruna en los cuatro, pero pese a ello el número de personas hambrientas aumentó", ha lamentado, incidiendo en que esto significa que hubo entre otras cosas más niños desnutridos, con el impacto que ello supone "a largo plazo en la economía" de los países, ya que aumenta el gasto en salud e afecta a su educación.

"Yemen, Sudán del Sur, Somalia y el noreste de Nigeria son los escenarios más complicados ahora mismo en términos de hambruna" a los que hay que sumar el deterioro de la situación en República Democrática del Congo (RDC) y en Etiopía, ha explicado Beasley, reconociendo que "son tiempos muy difíciles".

"AVANCES TREMENDOS" EN ACCESO EN YEMEN

El director del PMA ha resaltado que en los dos últimos meses en Yemen ha habido "avances tremendos" en cuanto al acceso a los millones de yemeníes necesitados de ayuda, después de que el país estuviera "al borde de la hambruna". Según ha contado, tanto los rebeldes huthis como la coalición que lidera Arabia Saudí y apoya al Gobierno yemení están mostrando un "espíritu colaborador" lo que "nos permite estar más confiados que hace unos meses".

En el caso de Siria, el acceso ha sido una constante en los casi ocho años de conflicto, ha admitido Beasley. Actualmente, ha añadido, "la situación en Ghuta Oriental es tremendamente complicada" de ahí el que, tras conseguir el envío del primer convoy con alimentos este año el lunes, se esté trabajando para conseguir "una nueva ventana" para el envío de más asistencia a las alrededor de 400.000 personas que la ONU estima que están atrapadas en este enclave rebelde. "Estamos haciendo todo lo posible con todas las partes", ha asegurado.

Por último, en cuanto a la situación en el noreste de Nigeria, ha incidido en que "Boko Haram está incrementando sus actividades" lo que está dificultando el acceso a la población necesitada de ayuda, en una zona donde hasta 3,4 millones de personas podrían enfrentarse en los próximos meses a una grave falta de alimentos.

En sus orígenes, el PMA trabajaba ofreciendo asistencia en emergencias como terremotos, volcanes o tornados, pero eso ya ha pasado a la historia. Ahora, "nos enfrentamos a las peores crisis humanitarias desde la Segunda Guerra Mundial y el 80 por ciento de nuestros fondos van destinados a zonas de combate", ha ilustrado Beasley.

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