La vida sin papeles en el Irak de posguerra

Ciudad Vieja de Mosul
ACNUR/KATE POND 
Actualizado: sábado, 21 abril 2018 8:15

Sin "identidad legal", miles de personas ven peligrar el acceso a ayudas, educación o vivienda

MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -

Jasseem y Najla se casaron en 2014 en Mosul, pero no obtuvieron el certificado de matrimonio. Tampoco lograron ningún documento que acreditase el nacimiento de sus dos hijos, con los que recalaron el año pasado en el campamento de Hasansham U2 junto a otros tantos miles de desplazados por la violencia del grupo terrorista Estado Islámico.

Su historia, contada por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), es la de tantos otros miles a los que el yihadismo no les ha quitado la vida pero sí la "identidad legal". Hospitales y escuelas, pero también la administración civil, se vinieron abajo en un escenario donde cualquier barbarie tenía cabida.

Solo en los nueve meses que duró la operación para recuperar la ciudad de Mosul, la segunda mayor de Irak, más de 900.000 personas huyeron de sus hogares, en gran parte de los casos solo con lo puesto y con la supervivencia como único objetivo.

Las autoridades, en colaboración con agencias como ACNUR y varias ONG, se han esforzado por facilitar la documentación perdida, con esfuerzos específicos que van desde la asesoría legal a la emisión de nueva documentación. Jasseem y Najla, por ejemplo, acudieron al tribunal móvil que recorría cada semana los cinco principales campos para desplazados al este de Mosul.

Más de 18.600 iraquíes en situación vulnerable recibieron en 2017 documentación y más de 23.300 se beneficiaron de algún tipo de asistencia legal gracias a la labor de ACNUR y sus socios. Dicha labor sigue en pie.

Así, las organizaciones internacionales siguen colaborando para que haya centros de atención burocrática, se reconstruyan las instalaciones oficiales que han quedado destruidas o se identifique a las familias que carecen de documentación.

"Las personas que han vivido durante años bajo el control extremista y el conflicto han perdido importantes documentos legales o han recibio otros que el Gobierno de Irak no reconoce", explica a Europa Press una portavoz de ACNUR en el país árabe, Kate Pond. Algunas familias "lo han perdido todo" y los documentos "son esenciales para reiniciar sus vidas", añade.

CENTRARSE EN LOS CASOS MÁS VULNERABLES

Cualquiera puede haberse visto afectado, si bien incide en la necesidad de centrarse en casos vulnerables como pueden ser las viudas que ahora son cabeza de familia y que ni siquiera cuentan con el certificado de defunción de sus maridos. Los niños también son un grupo clave, en la medida en que sin certificado de nacimiento quedan fuera del sistema educativo.

Además, ¿cómo se puede volver a un hogar que ni siquiera puedes acreditar que es tuyo? "Las familias que regresan se encuentran sus casas destruidas o habitadas por otras personas y no pueden reclamar sus derechos sobre la tierra, la propiedad o una compensación sin los documentos necesarios", advierte Pond.

   ACNUR/Kate Pond

El segundo secretario de la Embajada de Irak en España, Ali Amjed, asegura a Europa Press que desde el Gobierno se están llevando a cabo "grandes esfuerzos" para facilitar el regreso de todos los desplazados, empezando por tareas de desminado y facilitamiento de los servicios básicos --agua, atención sanitaria, alimentos-- y siguiendo por la expedición de documentos.

Las comisarías han reabierto sus puertas para entregar documentos de identidad y certificados básicos, explica Amjed, que percibe una vuelta "paulatina" a la normalidad tras la "victoria" militar contra Estado Islámico, proclamada en julio de 2017 en el caso de la estratégica ciudad de Mosul.

En este sentido, afirma que los ciudadanos perciben "tranquilidad" y "seguridad" en localidades como Mosul y provincias como Saladino y Anbar, sobre las que Estado Islámico pasó como una apisonadora en 2014 para imponer su estricto control durante tres años. Autoridades y ciudadanos intentan ponerse de pie de nuevo.

IDENTIDAD LEGAL

Los documentos básicos son clave no solo para contar con una "identidad legal", sino también para acceder a ayudas públicas, encontrar trabajo, moverse a través de los puestos de control y ejercer el derecho al voto, en un país que precisamente encara ahora un nuevo proceso electoral. El 12 de mayo los iraquíes están llamados a elegir la composición del Parlamento y, por extensión, al nuevo Gobierno.

Amjed, que confía en que los comicios de mayo sirvan para "consolidar" en términos políticos los últimos avances militares, subraya que el Gobierno iraquí mantiene el compromiso de que todos los ciudadanos puedan participar en dichas elecciones, también los desplazados que aún siguen retornando a sus hogares.

Para ellos el Ejecutivo también promete todas las ayudas necesarias, con subsidios mensuales y casas "provistas de todos los servicios", añade Amjed. El representante diplomático explica que la ayuda se facilita "sin ninguna excepción" y que todos los ciudadanos que carezcan de algún papel "pueden dirigirse a las autoridades, que se encargan de los trámites oportunos".

Amjed ve el futuro con optimismo, si bien admite que llevará "mucho tiempo" hasta que se reconstruyan todas las infraestructuras --el país requiere más de 88.000 millones de dólares, según cifras del Gobierno--. El segundo secretario de la Embajada reclama por tanto la ayuda internacional y destaca la importancia de la conferencia de donantes celebrada en febrero en Kuwait.

"Irak ha estado luchando y está luchando contra DAESH en nombre de toda la comunidad internacional", señala, al recordar que en las filas de Estado Islámico había combatientes extranjeros de casi un centenar de nacionalidades.

EL FUTURO

Kate Pond admite que "Irak parece estar pasando página de su turbulenta historia reciente", pero al mismo tiempo apunta que "no basta con que un conflicto a gran escala haya terminado para que el camino sea simple o directo". "Hay un largo camino por delante y la comunidad internacional debe estar del lado del pueblo de Irak", agrega.

El deseo de las cientos de miles de personas que han vuelto a sus hogares en este último año es, al menos sobre el papel, simple. "Quieren vivir una vida normal. Quieren trabajos y un ingreso. Quieren que sus hijos vayan a clase. Quieren dejar atrás el pasado y mirar hacia delante", reclama Pond.

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