Publicado 28/04/2018 08:00

Antonio Casado.- La manada nos retrata

((Esta columna sustituye a la anterior))

MADRID, (OTR/PRESS)

Una mujer de dieciocho años frente a ocho hombres. Esa es la desequilibrada ecuación. Cinco bestias, tres jueces y la causa femenina reducida a su mínima expresión.

Tal vez esa sea una de las explicaciones válidas para abrirse paso en una sentencia que causa alarma social y nos obliga a decir de qué parte estamos. O sea, en qué lado de la barricada nos colocamos.

Hablo de la barricada política y mediática que hemos levantado desde que este jueves se conoció el fallo de la Audiencia de Navarra sobre el consabido caso de la chica violada durante los Sanfermines de 2016.

¿Violada? Los jueces dicen que no, frente a un clamor social que dice que sí. Una brecha capitalizada por el activismo feminista y las contorsiones de ciertos profesionales de la política a la caza de votos. Por ahí resulta que la sentencia ha liberado cantidades industriales de fariseismo embozado en piadosas alusiones a la necesidad de revisar el Código Penal.

Vale. Dejémoslo en una buena vía de escape para lo políticamente correcto. Pero quienes lo tenemos peor somos quienes nos sentimos honestamente empujados a repartir el beneficio de la duda. No entre las cinco bestias y su víctima, donde la desproporción es brutal a todos los efectos, sino entre los propios jueces del tribunal sentenciador.

Es alarmente que quienes están jurisdiccionalmente habilitados para impartir justicia puedan adoptar posiciones tan diferentes frente a la misma descripción de un tipo penal. Para dos de ellos, estamos ante un delito de abusos sexuales. Y para el tercero, ante una "desinhibida relación sexual" en un ambiente de "jolgorio y regocijo". Ahí veo yo el agujero negro de nuestro marco de convivencia legalmente regulada (la sociedad organizada en lo que llamamos Estado).

No creo que sean solamente resortes técnicos los que han llevado a un juez a creer que sus dos compañeros han tratado a la mujer de forma "obsequiosa y complaciente" por haber apreciado estos un claro supuesto de abuso por aplastante diferencia de fuerzas.

"Prevalimiento" y "superioridad" son las figuras aplicadas al caso. Y ahí la barricada es la de género, aunque hubiera sido un solo hombre frente a una sola mujer. En este caso fue una sola mujer frente a cinco bestias.

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