Publicado 16/03/2018 08:00

Charo Zarzalejos.- En el bosque de las emociones.

MADRID, 16 Mar. (OTR/PRESS) -

Son demasiados los momentos en los que la sociedad española se ha visto conmocionada por acontecimientos que ojalá nunca se hubieran producido. Desde los terribles atentados de ETA hasta crímenes execrables de niños y jóvenes, el rosario de conmociones es enorme y ello a pesar de que en España se producen menos crímenes que en la mayoría de los países próximos y lejanos.

Siendo esto así, es probable que el crimen de Gabriel haya tenido un punto especial de emoción y de conmoción. Era un niño asesinado, según todos los indicios, por quien, en teoría debería cuidarle aunque sólo fuera por el supuesto amor que profesaba a su padre. ¿Por qué este punto tan especial?. Son muchos los factores que han influido en ello, pero creo, sin demasiado temor a equivocarme, que el papel de la madre ha sido un factor esencial.

Patricia, una mujer tan menuda como fuerte, nos ha sacudido a todos con su entereza, con sus lágrimas contenidas, y con sus constantes llamamientos a la bondad de la inmensa mayoría de la gente. Ella, que tenía derecho, a mostrar rabia, afán de venganza, ira y enfado, ha tenido la virtud, el don, de convertir su dolor en un llamamiento a la serenidad, a poner por encima de cualquier otro sentimiento, la esperanza y confianza en la buena gente. Las palabras de ternura hacía el hijo al que nunca volverá a ver nos han removido a todos. Ella sola nos ha introducido en un bosque de emociones.

Y ha sido en este bosque de emociones en el que se ha iniciado el trámite para la derogación de la prisión permanente revisable que contando ya con el visto bueno del Consejo de Estado, está pendiente de la resolución del Tribunal Constitucional requerida por el PSOE. Como es habitual, pero no por ello menos lamentable, no han faltado acusaciones de oportunismo cuando en realidad las posiciones eran conocidas de antemano. La prisión permanente revisable lleva en vigor dos años y la posición del PSOE era conocida de antemano. Lo peculiar, lo que ha dado trascendencia al debate ha sido precisamente que se ha producido en este bosque de emociones. Los que han pedido--y ganado-- su derogación no sienten menos que los demás las desgracias ajenas que aquellos que defienden su vigencia. El problema no es ese, o, al menos, no debería serlo. El problema es que una inmensa mayoría de ciudadanos no entienden los peros que se ponen a una figura vigente en la inmensa mayoría de los países europeos.

En contra de lo que se esgrime, no se trata de que la prisión permanente revisable sea o no disuasoria para aquellos dispuestos a hacer el mal. No es una figura pensada para que se delinca menos porque es obvio que ni siquiera una figura tan terrible, tan amoral y tan sumamente rechazable como la pena de muerte evita crímenes tremendos. No. No es una figura pensada para que delinca menos. Es una figura pensada para una mayor protección de la sociedad y dirigida a supuestos muy tasados y que, además, no elimina una eventual reinserción como si ocurre con la cadena perpetua. Son estos los argumentos que justifican una previsión penal que no tiene aspecto alguno de inconstitucionalidad y que la sociedad entiende perfectamente. No hay un solo ciudadanos que crea que con esta previsión se vayan a cometer menos crímenes y a los hechos hay que remitirse después de dos años de vigencia. Lo que si creen la mayoría de ciudadanos es que hay muchos asesinos, violadores etc.. que si bien dentro de la prisión cumplen todos los requisitos para el tercer grado, en cuando pueden vuelven a las andadas y hagan daño a las buenas gentes y de eso se trata, de proteger al máximo a las buenas gentes. Tengo para mí que el PSOE se ha equivocado y lo lamento.

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