Forenses sostienen que las víctimas de Almonaster fueron enterradas en el pozo "ya esqueletizadas"

El acusado por el doble crimen de Almonaster La Real (Huelva) durante el juicio.
Europa Press/Archivo
Actualizado: jueves, 2 julio 2015 11:23

La Policía mantiene que las víctimas murieron y fueron decapitadas en la finca

HUELVA, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -

Médicos forenses, que analizaron los restos de la sevillana María del Carmen Espejo, fallecida hace 21 años junto a su hijo Antonio, hallados en 2011 en el interior de un pozo situado en una finca de Almonaster La Real (Huelva) --propiedad de Genaro Ramallo, acusado de los hechos--, sostienen que estas personas murieron en otro lugar y en el citado pozo fueron enterrados sus restos "ya esqueletizados y de forma separada" por su posición y por la ausencia de muchos de sus huesos fundamentales.

Durante la octava sesión de la vista oral ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Huelva, estos forenses, propuestos por la defensa, han insistido en que si unos cuerpos se arrojan a un pozo de estrechas dimensiones, como es éste, "no podrían haber aparecido así, tan desordenados y a tanta distancia unos de otros".

"La medicina legal, con razones anatómicas, niega que, tal y como se encontraron estos restos, en este pozo se haya introducido un cadáver completo", ha enfatizado uno de ellos, quien tampoco contempla la hipótesis de que los cadáveres fueran diseccionados al aire libre.

Otra cuestión que ha llamado la atención a estos facultativos es que en el cráneo de la mujer, que apareció en el interior de una bolsa de plástico cerrada con un cordón, no se apreciaran pelos, indicando además que "los pelos y las uñas son las últimas partes del cuerpo que se descomponen, y el encéfalo lo primero".

Por otro lado, tras analizar las partes del cráneo del niño, sostienen que éstas "entraron en contacto con la tierra después de que se produjera la putrefacción". De igual forma, han argumentado que tampoco se puede concretar la fecha en la que mueren.

Por su parte, una perito de la Policía Científica, antropóloga forense, que participó en la excavación y extracción de estos restos, sostiene, por el contrario, la hipótesis de que las víctimas murieron y fueron decapitadas en la misma finca y, posteriormente, sus cuerpos fueron arrojados "de manera descuidada" al citado pozo.

En este sentido, ha manifestado que "los cuerpos pudieron ser arrojados de manera irregular, con prisas y de manera descuidada" y que el presunto autor "los tiró, junto con las bolsas y piedras, inmediatamente o a las pocas horas después de la muerte".

En el caso de la mujer, según ha precisado, "fue arrojado su cuerpo por un lado y su cabeza --que apareció en el interior de una bolsa de plástico-- por otro". En cuanto al cráneo, ha puntualizado que presentó un traumatismo en la parte delantera con pérdida de piezas dentales, que no se llegan a encontrar, que se pudo producir perimortem o en el momento de la muerte.

En otra bolsa, según ha expuesto, hallaron ropa, un fragmento de un libro infantil y varios objetos, como una caja azul, restos de un látigo y de unas esposas de juguete y la hoja de un cuchillo de unos 15 centímetros.

Tras esta bolsa extraen un saco de dormir cerrado y hallan en su interior restos de un individuo infantil prácticamente entero en posición anatómica y vestido, pero sin la cabeza, y en otra más blísters de valium, seis ampollas, jeringuillas, algunas con líquidos y pilas.

Por todo ello, mantiene la hipótesis de que en la misma finca "se produjo la muerte, la decapitación, arrojándolos al pozo al creer que los restos iban a estar seguros allí y que no los encontraría nadie".

UN ALUMNO

En esta octava sesión también ha declarado, por videoconferencia desde Alemania, un alumno de la academia que regentaba Genaro, donde lo conoció en el año 1995, el cual ha asegurado que mantuvo una amistad con él pero que la última vez que mantuvo contacto fue en junio de 2011 cuando Genaro le pidió que le comprara un teléfono y una tarjeta prepago y se lo entregara a su pareja.

Este testigo ha matizado que quedó "sorprendido" ante tal petición pero que accedió. Tras ello y después de que Ramallo desapareciera cuando se hallaron los restos, prestó declaración ante la Policía y facilitó todos los datos y números de teléfono que poseía sobre el acusado, del cual ha destacado que es "muy buen profesor, muy culto, no es violento ni agresivo y que creía que era un hombre bueno".

Está previsto que este viernes quede este juicio visto para sentencia tras la exposición de las conclusiones y de los informes finales por todas las partes.

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