Junta trabaja en la conservación de 30 especies de flora amenazada de las altas cumbres de Andalucía

Actualizado: sábado, 22 mayo 2010 12:56

SEVILLA, 22 May. (EUROPA PRESS) -

La Consejería de Medio Ambiente trabaja en la conservación y recuperación de 30 especies de flora amenazada radicadas en altas cumbres de sierras de Andalucía oriental, de las cuales, se han logrado consolidar al menos siete en el último año, según explicó a Europa Press el responsable del proyecto de Recuperación de Flora de Altas Cumbres de Andalucía, José María Irurita.

Irurita explicó que los trabajos de conservación se realizan sobre 79 núcleos de población de estas 30 especies, todas catalogadas como en peligro crítico, en peligro por la Ley 8/2003, de 28 de octubre de la Flora y la Fauna silvestres o incluidas en la Lista Roja de flora vascular de Andalucía. Las actuaciones abarcan 15 espacios naturales de Andalucía ubicados en las provincias de Almería, Granada, Málaga y Jaén.

Concretamente, este proyecto, con vigencia hasta 2011 y un presupuesto de casi 1,2 millones de euros, se lleva a cabo en Sierra Nevada, Sierra de Baza, Sierra de la Sagra, Sierra de María, Sierra de las Nieves, Sierra de Tejeda, Almijara y Alhama, Sierra de Gádor, Sierra de Castril, Sierra Mágina, Sierra de Orce, de Cazorla, de Guillimona y el Torcal de Antequera.

No obstante, es en Sierra Nevada, que alberga el 30 por ciento de la flora de toda España, donde se llevan a cabo el mayor número de actuaciones y están los trabajos más avanzados. De hecho, según afirmó Irurita, "ya se han dado por satisfechas las necesidades mínimas con determinadas especies y se está trabajando con otras nuevas". El pasado año se invirtieron en el macizo 332.136 euros en estas tareas.

Entre las medidas que se llevan a cabo en el marco del programa, destacan, según explicó, las tendentes a frenar las amenazas existentes para estos taxones, como actuaciones sobre los grandes ungulados del territorio o contra la nitrificación excesiva del suelo.

En el caso de que se precisen medidas de conservación urgentes, precisó, se opta por la disposición de vallados de protección temporales, sólo en épocas de floración, fructificación y producción de semillas.

Otra de las grandes líneas de actuación es la reintroducción de plantas para reforzar las poblaciones existentes y conectar los núcleos de población. Para ello, los técnicos extraen semillas de las distintas poblaciones, las cuales se reproducen en viveros y se reintroducen luego en su lugar de origen, apoyando la actuación, cuando es necesario, con alguna medida de protección o riego.

Asimismo, se llevan a cabo trabajos de refuerzo estratificado en las comunidades de alta montaña distribuidas en función de la permanencia de la nieve, ya que "hay determinadas zonas en las que por su orografía la nieve permanece más tiempo y la vegetación se adapta a esta circunstancia", según aclaró.

Tal y como explicó, la flora de altas cumbres cuenta con la particularidad de que vive en condiciones climáticas adversas "muy limitantes" y se localizan en suelos con "escaso desarrollo". Se somente a precipitaciones altas y frío intenso, con nieve en gran parte del año, por ello, deben desarrollar todo su proceso biológico en muy pocos meses.

CAMBIO GLOBAL

Además, tal y como señaló el responsable del proyecto, estas especies, al vivir en situaciones climáticas muy precarias, son unos "estupendos bioindicadores" y registran cualquier modificación del clima que se pueda producir en el entorno a consecuencia del cambio global.

"Si suben las temperaturas, por ejemplo, las plantas tienen que contrarrestarlo desplazando sus poblaciones montaña arriba, algo que es seguido por el equipo de la Red de Jardines Botánicos de la Consejería de Medio Ambiente", apuntó.

Por otro lado, la Consejería de Medio Ambiente ya trabaja en la siguiente fase del proyecto. Para ello, el equipo que participa en el proyecto de recuperación está recogiendo información de los diferentes espacios naturales para comprobar la evolución de las especies vegetales de altas cumbres y abrir nuevas líneas de actuación en el futuro, así como descartar el trabajo con especies cuya amenaza se ha rebajado y han dejado de constituir una prioridad.