APIA denuncia la violencia machista que sufren las profesoras en las aulas de los centros andaluces

SEVILLA, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -

La Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía (APIA) ha denunciado el aumento de la violencia en las aulas, un hecho "innegable" que en la mayoría de los casos sufre la docente, según se concluye tras la realización de un estudio de investigación sobre la agresión en el aula realizado por la empresa B2 Consultores Marketing Estratégico, una consultora externa a la que el sindicato ha hecho tal encargo.

Según expone APIA en unanota, muchas no denuncian por miedo o vergüenza, como ocurre en otros tantos casos de violencia machista, al ser precisamente los alumnos varones los que acosan, insultan, amenazan y llegan a la agresión física en contra de las docentes. La administración andaluza, por su parte, "no toma cartas en el asunto en muchos de esos casos, se opta por el silencio o se trata de calmar los ánimos al principio hasta que se diluya de alguna manera la problemática".

La encuesta que se ha realizado es de carácter anónimo y se ha planteado tanto a profesores como profesoras, si bien las preguntas planteadas a cada sexo eran diferentes porque se preguntaba precisamente por las posibles agresiones a ellas. Se envió vía mail a casi un millar de profesionales en activo --926, entre hombres y mujeres-- en los institutos de Secundaria de toda Andalucía.

De dicha muestra, abrieron dicha encuesta un total de 395 profesores, el 42,65 por ciento, y de los que leyeron su contenido resolvieron la encuesta de manera completa el 42,27 por ciento, algo menos de la mitad. Se descartaron los formularios incompletos que recogían solo algunas respuestas de la totalidad de las preguntas, por lo que los datos que en el presente informe se muestran son los correspondientes a aquellas profesoras y profesores de Secundaria que han respondido todo el cuestionario al completo.

Algunas de las preguntas planteadas a las docentes eran si habían sido víctimas de una agresión o conducta amenazante; se les pedía que especificaran el relato de esos hecho con detalle y las medidas que se tomaron por parte de la directiva del centro o de la Delegación territorial correspondiente. A los profesores, por su parte, se les preguntó sobre posibles agresiones a sus compañeras, quién agredió y qué medidas se tomaron también, entre otras. Finalmente, la muestra final de docentes de secundaria que rellenaron la encuesta se componía de un 46,70 por ciento de varones frente al 53,30 por ciento de mujeres.

CONCLUSIONES

De entre las conclusiones destacan que la mayoría de las agresiones que viven las docentes son de carácter verbal, si bien muchas veces se combina la física y la verbal. Más del 50 por ciento de los varones señala que ha tenido compañeras que han sido agredidas verbalmente, frente al casi el 63 por ciento de las mismas profesoras que señalan que han sido víctimas de las mismas.

Así, de entre las profesoras, un 84 por ciento de las encuestadas ha experimentado alguna agresión, el 19 por ciento de las cuales ha sido física y verbal simultáneamente. Entre ellas, a su vez, tienen constancia de agresiones a otras compañeras el 76 por ciento de ellas.

Los agresores suelen ser en su mayoría los alumnos varones en primer lugar; en segundo, los alumnos y alumnas y sus progenitores, seguidos, en tercer lugar por las alumnas en solitario. De hecho, entre el profesorado (hombres y mujeres), nueve de cada diez encuestados tiene constancia de alguna agresión a alguna compañera; señalan que un 14 por ciento de agresores fueron padres y un 5 por ciento alumnas, lo que pone de manifiesto que el fenómeno de la violencia contra las profesoras no es exclusivamente masculino, pues una proporción no desdeñable de mujeres también les han ocasionado agresiones físicas y verbales.

Buena parte de los insultos que padecen las docentes tienen un marcado carácter sexista y otros evidencian una "notable" violencia de carácter sexual, seguidos de otros con clara alusión a lo personal. Los insultos son sólo el preludio porque pueden seguirle amenazas y agresiones físicas en último lugar. Muchos de estos hechos tienen eco en las redes sociales, lo que agrava la situación.

Si el hecho llega a trascender, el apoyo que recibe la víctima entre sus compañeros es grande, pero no así el de la administración, a juzgar por las respuestas de los docentes. Lo más llamativo es el frecuente distanciamiento o abierta indiferencia de los directivos del centro y la "nula" empatía mostrada siempre por el resto de la administración educativa. El resto de miembros de la comunidad educativa (alumnado, padres, AMPA) tiene un menor compromiso a la hora de apoyar.

En cuanto a las medidas tomadas contra los agresores, lo más frecuente son las expulsiones por un corto número de días, pero en muchos casos no hay ninguna medida al respecto por parte de la directiva o administración.

MEDIDAS PROPUESTAS

Ante todo ello, APIA lanza una serie de propuestas para desterrar esta violencia de las aulas. "Es indispensable y urgente implementar una serie de medidas que, de una vez por todas, combatan desde su raíz esta forma de violencia contra las mujeres, impensable en un país democrático y avanzado, de modo que nos dirigimos a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía y a las fuerzas políticas con representación en el Parlamento andaluz", dice.

Se propone así la reelaboración del decreto 327/2010 endureciendo las sanciones relacionadas con las agresiones a las profesoras; la publicación "de una vez por todas" de la Ley de Autoridad del Profesorado en Andalucía; el establecimiento "inmediato" de planes de actuación eficaces en los centros educativos frente a esta violencia de género y de protocolos de actuación en las Delegaciones Territoriales que competan al propio delegado y a la Inspección educativa.

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Publicado: miércoles, 7 marzo 2018 18:02

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