CORDOBA, 24 Abr. (EUROPA PRESS) -
La letrada encargada de la defensa de Raúl C.F., de 23 años, que presuntamente apuñaló más de 100 veces y mató a su ex novia, Beatriz García, de 19 años, en la zona de Chinales de la capital cordobesa retiró hoy durante la exposición de sus conclusiones finales las atenuantes de arrebato y obcecación que presentó inicialmente.
La abogada, no obstante, sigue manteniendo una pena de prisión de diez años por un delito de homicidio con las atenuantes de embriaguez y trastorno mental temporal, al tiempo que la acusación particular, que ejerce la abogada Aurora Genovés en representación de la familia de Beatriz García, y la Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Córdoba, que ejercen la acción popular, coinciden en considerar a Raúl C.F. como autor de un delito de asesinato y con circunstancias agravantes, pidiendo para él una pena de 25 años de prisión.
Por su lado, el ministerio público pide que se condene al acusado a una pena de 22 años de prisión, por la presunta comisión de un delito de asesinato, con la concurrencia de ensañamiento y alevosía. Y es que, según manifestó el fiscal durante la exposición de los informes finales, basándose en las declaraciones de los testigos, la joven no tuvo oportunidad de defenderse al tiempo que el procesado quiso que ella "se enterara de que la estaba matando para mostrar así su superioridad como hombre porque se trata de un sujeto teatral".
En este sentido, apuntó que 100 puñaladas, que son las que recibió Beatriz a manos de su ex novio, "no son necesarias para morir, recordando así que fueron las últimas, las que finalmente acabaron con la vida de ella porque Raúl quería hacerla sufrir al haberlo dejado".
Asimismo, el fiscal ha expuesto durante la última sesión del juicio que ya ha quedado visto para sentencia, que no ha quedado demostrado en ningún momento mediante los informes psiquiátricos y psicológicos que el joven sufriera ningún trastorno mental y que él tan sólo "ha querido hacer ver, con las voces que escuchaba y el bosque que veía, una obra de Shakespeare, cuando todos los sentidos se convierten en tragedia".
Además, también descartó la atenuante de embriaguez, ya que tal y como señalan los análisis, el acusado tan sólo contenía 0.96 gramos de alcohol por litro de sangre, cantidad que como ya aseguró uno de los médicos que acudieron a declarar, no supone que Raúl no fuera dueño de sus actos y no fuera consciente de lo que estaba haciendo, por lo que "pudo parar la agresión", apuntó el fiscal.
Por su parte, la acusación particular añade en su calificación la agravante de parentesco, ya que, según dijo, Beatriz se metió en el coche con Raúl porque confiaba en él al haber sido su ex novio. También incluye la de tiempo y lugar porque los sucesos se produjeron en un espacio "despoblado y con escasa iluminación".
Finalmente, la defensa expuso que su cliente no pudo ejecutar un plan preconcebido para matarla, porque él no conocía los planes de Beatriz en esa noche y no sabía si se la iba a encontrar o no.
Los hechos se remontan a la madrugada del 16 de mayo de 2004 cuando el acusado tras encontrarla en una discoteca ubicada en el Polígono Industrial de Chinales, le pidió que le acompañase fuera y diera un paseo con él en su coche para charlar, lo cual hizo voluntariamente Beatriz García, pues aún mantenía una buena relación con el que fue su novio.
Una vez en el interior del vehículo y situado éste bajo el puente de Chinales, en las cercanías de la discoteca, Raúl C.F., después de que mantuvieran una conversación, comenzó a apuñalar violenta y repetidamente a su ex novia, con un cuchillo jamonero que llevaba en el maletero de su coche. Un joven que pasaba por el lugar, tras increpar a Raúl C.F., alertó al 061 sobre la agresión que se estaba produciendo.
