Familia de Lamyae Denna pedirá al Supremo que su caso se considere un asesinato y no un homicidio

Actualizado: viernes, 2 abril 2010 12:06

GRANADA, 2 Abr. (EUROPA PRESS) -

La familia de la estudiante marroquí Lamyae Denna acudirá al Tribunal Supremo (TS) para que su muerte, por la que fue condenado a 12 años de prisión Manuel R.S., que le asestó hasta 20 puñaladas, sea considerada un asesinato y no sólo un homicidio, ya que a su entender concurrieron en los hechos las agravantes de ensañamiento y abuso de confianza.

Así lo señaló a Europa Press el abogado de la acusación particular, Francisco Mellado, quien explicó que ya ha comunicado al juez su intención de recurrir la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que no estimó su petición para que fuera revisada la condena que un tribunal del jurado le impuso a Manuel R.S., que era amigo de una de las compañeras de piso de la joven fallecida, que entonces tenía 23 años.

La familia sostiene que el procesado "quiso aumentar de forma innecesaria y deliberada el sufrimiento" de Lamyae, que murió el 4 de marzo de 2008, tras permitir la entrada en su domicilio a Manuel, que acudía con cierta frecuencia a su casa, lo que "permitió que su víctima permitiera al agresor franquear la entrada". Además cuenta con un informe del Departamento de Derecho Penal de la Universidad de Granada que así lo avala y que acompañará la acusación al recurso que ahora se presente al Alto Tribunal.

El TSJA ya ratificó el fallo que, después de que un jurado lo declarara culpable, condenaba a 12 años de prisión a Manuel R.S., de 54 años, que además deberá indemnizar a los padres de la fallecida en la cantidad de 180.000 euros.

Para el TSJA, no se plantea "ninguna duda" sobre las razones que llevaron al jurado a no contemplar la circunstancia de ensañamiento, ya que en su veredicto incluyó que no existían elementos probatorios que acreditasen "la intención de causar más daño del necesario", por lo que su fundamentación se considera "suficientemente elocuente", y, aunque podría haber incluido una motivación "mejorable", eso no significa que careciera de ella.

Asimismo, la Sala ahondó en que la reiteración de puñaladas "no comporta por sí sola el enseñamiento", pues "no lo será si todas fueron necesarias o se asestaron con la única finalidad de conseguir la muerte, ni tampoco lo será si el exceso de agresión se produjo cuando la víctima, ya muerta, no podía acusar más sufrimiento". De hecho, el informe forense aportado sobre el caso de Lamyae "no permite afirmar si sufrió más de lo necesario para la causación de su muerte".

En cuanto a si existió abuso de confianza, como mantiene la acusación particular, el TSJA incide en que, aunque ambos se conocieran a través de una amiga común, el procesado no pudo aprovecharse de las facilidades que podría implicar que Lamyae lo conociera, porque en el momento en el que le dejó pasar a su casa "no había surgido el animus necandi en el agresor".

LA SENTENCIA RATIFICADA

La sentencia ya ratificada consideró probado, según contempló el tribunal del jurado, que el día 4 de marzo de 2008, sobre las 14,00 horas, Manuel se dirigió al domicilio de la chica, en la calle San Ambrosio, en el cual se encontraba Lamyae Denna.

Una vez en el lugar, "por causas que aún no han podido determinarse", Manuel fue a la cocina, donde cogió un cuchillo, dirigiéndose al comedor. Allí asestó hasta 20 puñaladas en diversas partes del cuerpo que le provocaron la muerte por shock hemorrágico. Lamyae, que entonces tenía 23 años, y Manuel se conocían con anterioridad, dado que él era amigo de su compañera de piso, lo que le permitió acceder a la vivienda y hacerse fácilmente con un arma blanca.

El pasado 22 de octubre el tribunal popular que lo enjuició emitió su veredicto de culpabilidad decidido por unanimidad, precisando que no existían pruebas suficientes para dar por probado que 'Manolito', como era conocido en su entorno, tuviera dependencia al alcohol, ni que la ingesta de esta sustancia antes de los hechos le evitara ser consciente de lo que hacía, por lo solicitó que este extremo no se aplicase como atenuante de la pena de prisión, tal y como solicitaba la defensa.

No obstante, el jurado apreció, como lo hizo el Ministerio Público, que Manuel R.S. no quiso aumentar el dolor de la joven estudiante y achacó el número de puñaladas al forcejeo que ambos mantuvieron.

En el ejercicio del derecho de su última palabra en el juicio, el procesado dijo que con su veredicto el jurado "ya le ha echado el regalo de cumpleaños", puesto que cumplió años el 28 de octubre, sólo seis días después de conocer la resolución.

"UNA SALVAJADA"

Durante la vista oral, Manuel R.S. reconoció haber apuñalado mortalmente a la estudiante en su propio domicilio, si bien negó que lo hiciera hasta 20 veces, como constaba en el informe forense, porque eso, según dijo, sería una "salvajada" y una "barbaridad". "Yo sólo le di cuatro o cinco, el resto se las darían los forenses", manifestó.

Explicó entonces que el día de los hechos tuvo una discusión con Lamyae, tras la que fue a buscar en la cocina un cuchillo de pequeñas dimensiones con el que la apuñaló en el salón de estar.

"Estaba colocado y se me fue la olla. Yo no era yo", dijo el procesado, que relató que su víctima intentó huir por la puerta de entrada, donde la "remató", una vez que ya se había caído al suelo. Manuel no quiso concretar por qué se inició la discusión, que se produjo sobre las 14,00 horas, y señaló que, después de haberla apuñalado por segunda vez, la llevó hasta su dormitorio, donde posteriormente fue encontrada por una de sus dos compañeras.

Tras el suceso, el inculpado se fue con su vehículo y tiró el arma blanca, que se había metido en el bolsillo, en la calle, y después se dirigió al bar donde la compañera de Lamyae, con la que él tenía más contacto, trabajaba. Pudo observar cómo la joven recibía la llamada de su tercera compañera, que la alertó del estado en el que se había encontrado a Lamyae, tras lo que se ofreció a llevarla, a lo que ésta se negó. También se trasladó a otro local en Atarfe en el que trabajaba otra amiga de las chicas que conocía, a la que fue a confesar lo que había hecho pero no tuvo "valor".