El juez decano destaca la necesidad de poner límite a los menores ante el aumento de maltrato hacia los padres

Actualizado: sábado, 31 octubre 2009 12:40

CÓRDOBA, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -

El juez decano de Córdoba y titular del Juzgado de Menores, Luis Rabasa, destacó hoy la necesidad de "poner límites" a los jóvenes ante el incremento exponencial de los casos de maltrato que se producen en el ámbito familiar por parte de éstos, que hace que cada vez "haya más padres que acuden a la autoridad para pedir auxilio".

En una entrevista concedida a Europa Press, Rabasa manifestó que "es evidente que a los menores hay que ponerles límites y esa es una de las causas por las que nos hemos visto abocados a esta situación, en el sentido de que se han reconocido y mantenido muchos derechos, pero nadie ha hablado de deberes en ningún momento".

De este modo, apuntó que "el derecho lleva aparejado el deber y son dos aspectos correlativos del mismo modo de vivir", por lo que, si esto no se produce, ocurre "lo que está pasando en el Juzgado de Menores, que cada vez hay más delitos cometidos en el ámbito familiar, como consecuencia de niños descontrolados, sin límites, sin obligaciones, ni deberes".

NIÑOS TIRANOS

El titular de Menores explicó que "nos encontramos con niños que sólo cuentan con derechos o exigencias, lo que les convierte en tiranos". Esto lo achacó a una "cuestión sociocultural y de educación" que, para evitarlo, "se debe empezar en el ámbito de la familia con el apoyo del ámbito institucional y educativo, pero ambos aspectos han fallado; y es como estamos ahora".

Por ello, son cada vez más los padres que piden auxilio de la autoridad y de las instituciones porque se encuentran con los "típicos casos del niño que no pueden con él, se ha endiosado al menor y puede llegarse a casos de violencia física y no sólo verbal".

El también juez decano explicó que se trata de una especie de patrón típico de "niño mal criado, al que, de pequeño, no se la ha impuesto límites, se le ha tratado como al señor de la casa y no se le han aplicado las normas más elementales de educación".

"Así --subrayó-- que cuando llega a la adolescencia y se le intenta poner algún límite, el niño ya no lo acepta y no es capaz de tolerar un 'no' por respuesta". Es entonces cuando "empiezan las reacciones, que en principio son de tipo verbal, ofensas, insultos, trato denigrante hacia los padres o falta de respeto, que puede acabar en la violencia física, si el niño ve que puede usarla".

Y es que, según dijo, "todo forma parte de un mismo fenómeno y un mismo patrón, por lo que la diferencia está en las reacciones del padre y que tolere o no la violencia física".