El juicio por la muerte de Beatriz Ordóñez se reanuda hoy con la declaración de los peritos

Actualizado: viernes, 25 junio 2010 8:04

GRANADA, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -

El juicio por la muerte de la asturiana Beatriz Ordóñez, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en un canal de riego de Vélez de Benaudalla (Granada) en octubre de 2006, se reanuda hoy en la Audiencia Provincial de Granada con la declaración de los peritos propuestos por las partes. Además, es posible que incluso las pruebas concluyan mañana y que quede visto para sentencia, a pesar de que la vista estaba señalada también para el próximo 2 de julio, según informaron a Europa Press fuentes del caso.

La de mañana será la segunda sesión, después de que el pasado viernes las sesiones comenzaran con la declaración del único acusado, José Miguel H.G., que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de un total de 30 años de prisión por un delito de asesinato y otro de agresión sexual con la agravante de aprovechar circunstancias de lugar, tiempo o auxilio de otras personas.

Se da la circunstancia de que precisamente el pasado 18 de junio, día del inicio del juicio, la asturiana, que según el Ministerio Público mantenía una relación sentimental con el procesado, hubiera cumplido 44 años.

El presunto asesino de la asturiana aseguró el pasado viernes ante el tribunal que lo enjuicia que no la mató, sino que la mujer, que era viuda, se suicidó después de decirle que "quería irse con su marido" y que él, que intentó detenerla, no pudo hacer nada para evitar que se precipitara por la presa. "La intenté coger por los pantalones pero se me escapó", aseguró el acusado, que alegó no haber informado de lo sucedido a nadie por miedo a ser culpado de la muerte.

Asimismo, afirmó que no mantenía una relación sentimental con la fallecida, sino simplemente de amistad, a pesar de que ella le había cedido su coche, que se había ido a vivir a unos cien metros de su casa, en Híjar, donde él vivía con su esposa e hijo, y de que ambos tenían una cuenta corriente en común.

Según relató ante el tribunal, el día de los hechos, el 10 de octubre de 2006, recogió a Beatriz a la salida del trabajo, sobre las 20,00 horas, y ésta le dijo que la llevara a Motril, que "quería ver la playa de noche". El acusado accedió, según dijo, porque se sentía en deuda con ella, ya que incluso había logrado un puesto de trabajo como técnico en prevención de riesgos laborales gracias a su mediación.

LE DIJO QUE SI SE QUERÍA SUICIDAR LO HICIERA CUANDO ESTUVIERA "SOLA"

Tras permanecer pocos minutos en Playa Granada, ambos emprendieron la vuelta en coche a Granada, pero ella quiso parar a la altura del viaducto y los dos subieron hasta el Partidor de Cañizares. Una vez allí, Beatriz le llegó a decir que quería "irse con su marido", que "aquí no hacía nada" y que quería quitarse la vida. En ese momento, José Miguel llegó a decirle, según él mismo ha reconocido, que si quería efectivamente suicidarse que lo hiciera "cuando estuviese sola". Entonces él la quiso retener con sus brazos y empezaron un forcejeo que acabó con la caída al suelo de Beatriz y con que ésta se golpeara la cabeza contra un muro.

Según el testimonio del procesado, la asturiana consiguió zafarse de él y corrió hacia la barandilla de la presa, desde donde se arrojó al vacío, a pesar de que él mismo intentó evitarlo agarrándola por los pantalones. Después, bajó a buscarla, pero no la encontró y decidió irse y no avisar a la Guardia Civil, porque creía que podía ser culpado.

Llegó a su casa, le dijo a su mujer que había estado ayudando en un accidente de tráfico para justificar la presencia de sangre en su camisa; al día siguiente sacó 300 euros para pagar su casa de la cuenta de Beatriz; y dos días después se marchó con su mujer y sus suegros a Asturias, donde permaneció varios días.

El inculpado, que negó hasta en casi una decena de ocasiones que violara y asesinara a Beatriz sin muestras de nerviosismo, no supo explicar por qué la asturiana fue encontrada prácticamente desnuda en la acequia, ya muerta, y justificó también en el miedo a ser culpado el que escondiera la documentación y las tarjetas de crédito de la mujer en la rueda de repuesto de su vehículo, que luego encontró la Guardia Civil en una inspección.