S.Los nazarenos volverán mañana a Montefrío después de más de medio siglo de la última procesión

Actualizado: jueves, 1 abril 2010 12:52

Más de 300 penitentes participarán este año en la procesión del Viernes Santo, gracias a la movilización de los vecinos

MONTEFRÍO (GRANADA), 1 Abr. (EUROPA PRESS) -

Los nazarenos volverán esta Semana Santa a procesionar por las calles de Montefrío (Granada) 50 años después de la última vez que lo hicieron. Serán más de 300 los penitentes que mañana, Viernes Santo, participen en la única procesión que se celebra en esta localidad, de apenas 6.500 habitantes.

Esta recuperación del fervor religioso tiene como protagonistas a los vecinos de Montefrío. Han sido ellos quienes, para dar respuesta a la voluntad de muchas personas de impulsar de nuevo la Semana de Pasión local, se han organizado y trabajado duro durante meses para que, finalmente, sean tres las cofradías que participarán en la única procesión montefrieña que ha perdurado en el tiempo, informó el Ayuntamiento de Montefrío en una nota.

La alcaldesa de Montefrío, Remedios Gámez Sánchez, destacó que la expectación en el municipio es "máxima" y alabó "la firme voluntad de los montefrieños" que ha logrado "resucitar una de las Semanas de Pasión más antiguas de la provincia de Granada", lo que a su juicio ha supuesto "un verdadero milagro". Los nazarenos que, medio siglo después, procesionarán en la madrugada del Viernes Santo llevarán túnicas de distintos colores (en función de la cofradía), y acompañarán a las imágenes del Señor de la Cruz "a cuestas", la Dolorosa, el Crucificado y el Santo Sepulcro.

Tras la novedad de la vuelta de los penitentes a la localidad, el año que viene la Semana Santa de Montefrío volverá a recibir un fuerte impulso. La primera edil confirmó que las nuevas cofradías quieren volver a resucitar la tradición de 'los Recaícos', un rito ancestral en el que la imagen del Cristo crucificado "susurraba" algo al oído de San Juan, quien a su vez transmitía este mensaje a la Virgen María (la Dolorosa). Para ello, los costaleros eran los encargados de mover los tronos, en un momento que los vecinos vivían con intensa emoción.