El acusado admite que golpeó al camarero para robarle droga pero niega que lo matara

Actualizado: jueves, 2 julio 2015 1:19

SEVILLA, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -

Dominique P., el ciudadano francés para quien la Fiscalía pide 20 años y 8 meses de prisión por matar el día 8 de diciembre de 2002 a un camarero del bar 'Tío Tom' en su vivienda de la calle Vib Arragel de la capital hispalense, ha admitido este miércoles que le propinó "dos o tres" golpes en la cara para intentar robarle la droga y el dinero que guardaba en una caja fuerte, pero ha asegurado que se marchó del inmueble dejando con vida a la víctima.

Durante su declaración en el juicio que celebra la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla, el acusado ha relatado que viajó desde Francia hasta Sevilla 15 días antes del crimen para visitar a unos amigos italianos a los que había conocido en una cárcel francesa y que le propusieron "dar un golpe" en la vivienda del fallecido, donde según le revelaron los italianos "había cocaína y dinero en una caja fuerte".

De este modo, y a fin de "dar el golpe", estuvo diez días siguiendo a la víctima hasta que, el día de los hechos y estando cerca de la vivienda del número 23 de la calle Vib Arragel, los italianos le avisaron de que el fallecido se encontraba abriendo la puerta, momento que aprovechó el acusado para empujarle hacia dentro de la casa.

Entonces, el fallecido cayó sobre una mesa de cristal e inmediatamente se levantó y le dio un puñetazo "en la boca" que le causó una lesión y "mucha sangre", por lo que el imputado reaccionó a su vez propinándole "dos o tres" golpes en la cara, tras lo que le ató las manos por delante con unas bridas, ya que la víctima "estaba muy nerviosa y se movía mucho", y lo subió a la planta de arriba, donde estaba la caja fuerte

El acusado, que finalmente no pudo abrir la caja fuerte porque la víctima no le dio la clave, ha asegurado que se marchó de la vivienda "asustado" y porque sintió "pánico" después de que dos personas a las que no ha podido identificar llamaran a la puerta de la vivienda, añadiendo que está "completamente seguro" de que, cuando se marchó, la víctima "estaba viva", ya que sólo tenía el ojo derecho cerrado por los golpes recibidos y le respondía cada vez que le pedía la clave de la caja fuerte.

NIEGA QUE LE PUSIERA UNA BOLSA EN LA CABEZA

Ha indicado, asimismo, que cuando comprobó por la ventana que las dos personas que habían llamado a la puerta ya se habían marchado, salió de la vivienda tras cerrar la puerta de un portazo --ha negado que echara la llave-- y se reunió con los italianos, que le esperaban afuera, tras lo que al día siguiente cogió un tren y volvió en solitario a Francia.

El acusado ha negado que propinara patadas a la víctima y también que le pusiera una bolsa en la cabeza, así como que fumara algún cigarrillo estando dentro de la vivienda, donde cabe recordar que la Policía halló una colilla de la que extrajo el ADN que, diez años después, propició su detención por estos hechos.

Durante su declaración, ha puesto de manifiesto asimismo que su intención al venir de Francia a Sevilla no era robar y que, una vez en Sevilla, tampoco tenía intención de matar a nadie.

Tras el acusado ha declarado una vecina de la víctima, que ha relatado que la noche de los hechos se encontraba en casa en compañía de su madre cuando comenzaron a escuchar "muchos porrazos brutales, llantos y lamentos" que hicieron que incluso se moviera un cuadro que había en la pared, por lo que llamaron a la Policía para trasladarles que se estaban produciendo "golpes muy grandes" y que había alguien llorando.

También ha prestado declaración el cerrajero que acudió a la vivienda y que ha relatado que tuvo que forzar la cerradura porque estaba la llave echada, añadiendo que, tras abrir, entraron dos personas, y que la casa estaba "patas arriba", mientras que un agente de la Policía Nacional que entró en la vivienda ha declarado que había sangre "por todos lados" y que la víctima tenía plástico en diferentes partes del cuerpo.

LA FISCALÍA MANTIENE SU PETICIÓN DE 20 AÑOS DE CÁRCEL

Una vez concluidas las declaraciones y practicadas las pruebas periciales, la Fiscalía ha elevado a definitiva su petición para el acusado de 19 años de prisión por un delito de asesinato y 20 meses de cárcel por un delito de robo con violencia en grado de tentativa, así como el pago de una indemnización de 120.000 euros a los padres de la víctima.

De su lado, el abogado del acusado ha pedido que los hechos sean calificados como homicidio doloso y robo en grado de tentativa, tras lo que el juicio ha quedado visto para sentencia.