Las desigualdades en Andalucía impiden que hasta el 2014 no se alcance la esperanza de vida que ya se disfruta en España

Actualizado: miércoles, 7 mayo 2008 22:11

Este trabajo aboga por la creación en el Parlamento de una 'Comisión permanente para la vigilancia de las desigualdades en salud'

SEVILLA, 7 May. (EUROPA PRESS) -

Las "desigualdades" que presenta Andalucía respecto a la media española, fundamentalmente en materia "económica", colocan a la comunidad andaluza con un retraso de seis años en cuanto al proceso de mejora de la esperanza de vida de su población, lo que impide que hasta el 2014 los andaluces no disfruten de los niveles de esperanza de vida que en la actualidad ostentan ya de media los españoles, según revela el 'Primer Informe sobre Desigualdades y Salud en Andalucía'.

En la actualidad, la esperanza de vida al nacimiento de los españoles se sitúa en los 80,23 años, según el últimos informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), referido a 2005. De media, las mujeres viven 83,48 y los hombres 76,96.

Según sostiene este trabajo, al que ha tenido acceso Europa Press, aún en el año 2005 resultaba "significativo" que el porcentaje de hogares situados por debajo del umbral de pobreza en Andalucía "era de uno de cada tres frente a uno de cada cinco en el conjunto nacional", lo que se supone un factor vinculante del hecho de que la esperanza de vida al nacer entre la media española y Andalucía "es en la actualidad de más de un año y tres meses, alcanzando los dos años y medio si se compara con las comunidades más aventajadas como Navarra".

De hecho este informe, elaborado a lo largo de los dos últimos años por varios expertos, entre ellos el catedrático de Salud Pública de la Universidad de Alicante Carlos Álvarez-Dardet, advierte que "de seguir con la actual tendencia" Andalucía no sólo tendrá que esperar hasta el 2014 para alcanzar la esperanza de vida que se disfruta ya en España, sino que habrá de esperar hasta el año 2020 para situarse al nivel que ya disfrutan comunidades como la Navarra.

De igual modo, apunta al hecho de que las desigualdades respecto a España no sólo se circunscriben al ámbito de la longevidad, sino que también se extienden a la calidad de vida con la que viven los andaluces, medida mediante la 'Esperanza de Vida Libre de Discapacidad'. Así, esta investigación revela que los indicadores de calidad de vida arrojan que los andaluces "viven en peor estado de salud y con más discapacidades que la media del Estado español".

En este ámbito, apunta como "especialmente preocupantes" las tasas de prevalencia de discapacidades en la población andaluza a partir de los 65 años, "en particular en las mujeres, tanto por sus elevados valores como por afectar a un sector de población cada vez más numeroso".

En cuanto a la distribución geográfica de la mortalidad según la zona de la comunidad donde se resida, este estudio, editado por la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, sostiene que la mortalidad presenta un patrón de este-oeste. Así, revela que en la Andalucía Occidental los niveles de mortalidad son más elevados, hecho que explica por "su mayor predominio urbano y desarrollo industrial, frente a la parte oriental, donde predominan los municipios rurales".

Respecto a las capitales de provincia de Andalucía, el citado trabajo sostiene que se incluyen "dentro de los municipios españoles con mayor mortalidad", siendo Granada, Almería y Córdoba "las ciudades donde la mortalidad atribuible a las desigualdades socioeconómicas fue mayor".

GÉNERO, CLASE SOCIAL Y SALUD.

Dicha investigación también analiza el estado de salud percibido por uno mismo en función de su perspectiva de género y su situación socioeconómica. Así, el mencionado informe revela que más de la mitad de las mujeres andaluzas se identifican como amas de casa, ostentando, en relación con los hombres, peores posiciones en nivel de estudios, trabajo remunerado y ocupación.

Al hilo de ello, sostiene que las mujeres andaluzas expresan una peor salud percibida que los varones, aumentando estas diferencias con la edad y alcanzando un máximo en el grupo de 45 a 54 años. Aunque la peor percepción la muestran personas de estratos sociales menos privilegiadas, esta investigación revela que incluso las mujeres de clases privilegiadas tienen peor salud que los hombres de estratos menos favorecidos.

ZONAS RESIDENCIALES, SITUACIÓN LABORAL Y RELACIÓN CON LA SALUD.

Además de la posición social individual, este trabajo recogido por Europa Press ahonda en las características socioeconómicas del área de residencia como un factor que incide en los estilos de vida y en la calidad medioambiental. Así, revela que la prevalencia más alta de sedentarismo se encuentra entre quienes consideran que no hay zonas verdes en su barrio, siendo más sedentarios los hombres y las mujeres sin estudios que viven en barrios sin zonas verdes.

En cuanto a la situación laboral, apunta a la existencia de un mayor número de hombres con salud deficiente entre aquellos que están en situación de desempleo (18,8%), seguido de aquellos que trabajan sin contrato (14,6%).

En las mujeres, en cambio, la peor salud se da entre las que trabajan por cuenta propia o no son asalariadas (21,9%), seguido de las que trabajan sin contrato de trabajo (18,6%). El trabajar sin contrato está ampliamente asociado a unas malas condiciones del propio puesto, inseguridad por la pérdida real del trabajo y a puestos de baja cualificación.

III PLAN ANDALUZ DE SALUD.

Finalmente, este trabajo también se detiene en el 'III Plan Andaluz de Salud', del que dice que, aunque aparecen principios, valores y objetivos en relación con las desigualdades en salud, "son prácticamente inexistentes las propuestas de intervención encaminadas hacia su control".

"Estamos tan lejos de conocer la efectividad del sistema sanitario en relación a la superación de desigualdades que ni siquiera sus actuales sistemas de información recogen variables sociales que permitieran realizar estos estudios", lamenta dicha investigación.

Así, sostiene que coexisten en el tiempo patrones de uso de los servicios sanitarios que son compatibles con las desigualdadessociales y patrones compatibles con la corrección de estas desigualdades por la universalidad del sistema sanitario.

Entre los primeros destacar el mejor acceso a los servicios bucodentales de las personas con mayor nivel socioeconómico y el mayor uso de la consulta ginecológica para revisiones periódicas y pruebas de detección precoz del cáncer en las mujeres con nivel educativo más alto y menor dificultad económica.

Sin embargo, también subraya que no se han encontrado patrones dedesigualdad en el uso de la mayor parte de los servicios analizados como hospitalización, urgencias y la mayoría de los medicamentos.

Con todo, sostiene que en algunos casos, como el uso de medicamentos para factores de riesgo cardiovascular (tensión arterial, colesterol y diabetes), este trabajo encontró un patrón de mayor consumo a menor nivel educativo. "Esto podría ser coherente con la mayor frecuencia de visita al médico general en las clases más desfavorecidas", alega dicha investigación.

RECOMENDACIONES.

Finalmente, este estudio eleva una serie de recomendaciones, entre las que se encuentra, la necesidad de que se constituya en el Parlamento una 'Comisión permanente para la vigilancia de las desigualdades en salud en Andalucía', que elabore y presente cada dos años al Parlamento un informe sobre esta situación.

De igual modo, insta a la Consejería de Salud a que "lidere" las iniciativas para la reducción de las desigualdades, creando una 'Unidad de Desigualdades en Salud' y que en los planes estadísticos del Instituto de Estadística de Andalucía se incorpore el uso de variables de tipo socioeconómico referidas a la población andaluza.