Gobierno ve "una simplicidad que cae por sí misma" la idea de que regular el mercado de cannabis evita comercio ilícito

El delegado del Gobierno del Plan Nacional sobre Drogas, Francisco Babín
EUROPA PRESS
Actualizado: jueves, 3 abril 2014 15:16

Expertos inciden en la necesidad de reconocer la adicción a drogas como enfermedad mental y trabajar contra el inicio precoz de consumo

SEVILLA, 3 Abr. (EUROPA PRESS) -

El delegado del Gobierno del Plan Nacional sobre Drogas, Francisco Babín, ha considerado "una simplicidad que cae por sí misma" la idea de que generar un mercado regulado de cannabis evitaría un comercio ilícito del mismo, toda vez que "la mejor manera de efectuar un control positivo es precisamente incrementar el control sobre la oferta, no generalizarla".

Babín ha expuesto los términos en los que se basará la conferencia que pronunciará este viernes 4 de abril sobre la problemática de esta sustancia estupefaciente desde la evidencia científica disponible, en el marco de las 41 Jornadas Nacionales de 'Socidrogalcohol', que este año se celebran en Sevilla y que el delegado ha presentado junto al presidente de la sociedad, Julio Bobes; el presidente del Comité Organizador en Andalucía, Pedro Seijo; y el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla, José Giner.

En rueda de prensa, el delegado del Gobierno del Plan Nacional sobre Drogas, tras recordar que España es el país de la Unión Europea que, con diferencia, más resina de hachís decomisa (70% del total), ha explicado que las distintas redes criminales "no se van a caer" porque "se les arrebate el mínimo del mercado de cannabis", al tiempo que ha recordado que sí que existe una regulación en el país, "aunque de una manera que no es la que le gustaría a los que quieren hacer negocio".

Y es que en España es "perfectamente lícito" usar derivados del cannabis en patologías clínicas donde su administración es efectiva --la utilización del medicamento 'Sativex' para la esclerosis múltiple--, ya que se permite usar con fines de investigación o terapéuticos, si bien "debe hacerse bajo unas normas", rechazando la automedicación "bajo la suposición de que el cannabis sirve para el dolor de la punta de la nariz, lográndolo en mercados ilícitos y engordando la cuenta de resultados de organizaciones criminales". "En lo que no estamos de acuerdo es en producir, cultivar y comerciar con afán de lucro", ha agregado.

El delegado del Gobierno, asimismo, ha expresado su rechazo a la "banalización" del consumo de esta droga que se pretende por parte de determinados grupos de interés que lo califican de inocuo, cuando en realidad se trata de una "fuente de conflictos para la salud", dada la posibilidad de derivar en psicosis, su poder carcinogenético o el hecho de que respecto a todos los fallecidos por accidentes de tráfico en los que se detectó la existencia de estupefacientes el 47 por ciento era cannabis. Asimismo, un 16 por ciento de los jóvenes que fuman esta sustancia se cuenta en el colectivo con "alto riesgo".

En cuanto al debate sobre el consumo como decisión individual, Babín recuerda que la Constitución encomienda a los poderes institucionales la tutela efectiva de la salud pública, por lo que "hay argumentos" y el derecho individual "cede en favor del colectivo".

Como dato, ha expuesto que de más de 2.000 consultas nuevas en España en 2011 de menores que acudieron a tratamiento, el 93 por ciento era por cannabis, y de éstos, la edad de inicio era de 9,5 años.

'BOTELLONES', DE ESPACIO DE SOCIALIZACIÓN AL OBJETIVO MISMO

Por lo demás, Babín ha admitido que se está estudiando el comercio de semillas, en un principio legal en tanto que lo que se fiscalizan son las sustancias, no los medios, y que, de hecho, en muchos países incluso se venden como complemento dietético. "Hay que distinguir a los enfermos de adicción respecto del consumo lucrativo en mercados de ocio", expone, aludiendo a la necesidad de un "equilibrio", ya que "restringir mucho el acceso impulsa necesariamente a las personas a comprar en el mercado ilícito".

Sobre otros asuntos, el delegado del Gobierno del Plan Nacional sobre Drogas ha incidido en la preocupación por el hecho de que los 'botellones' hayan pasado de ser un espacio de socialización al objetivo mismo, recalcando que, al margen de las opiniones sobre la regulación de espacios para un mejor control de la actividad en el marco de la autonomía de las comunidades y municipios, "desde el punto de vista clínico no cabe ninguna duda de que lo que interesa es que se tipo de consumo no se produzca".

También ha indicado que se sigue trabajando para disminuir el consumo de alcohol en menores, para lo cual se lucha contra una cultura "muy entroncada" y una "dispersión" normativa que motiva que en regiones como Asturias la edad mínima sea 16 años, "cuando en Estados Unidos es de 21 años, coincidiendo con la mayoría de edad". Sin embargo, "el tabaco nos ha enseñado muy bien el camino", en referencia al avance "sustancial" logrado con la aplicación de la Ley Antitabaco para garantizar que el consumo del mismo no sea lesivo entre fumadores pasivos en sitios públicos.

LA GRAVEDAD DEL POLICONSUMO

Por su parte, Bobes, que ha recordado con motivo de la celebración de las jornadas que en ésta se tratarán todas las drogas porque la producción de la totalidad de ellas ha ido creciendo y provocando daños "cada vez mayores", ha incidido en la idea de la conveniencia de reconocer las adicciones como enfermedad mental, idea a la que también se ha sumado Pedro Seijo, que hace hincapié en la importancia de la prevención y en trabajar contra el inicio precoz, "que provoca alteraciones en el desarrollo cerebral".

Al respecto, Giner ha expuesto que en algunas comunidades como Andalucía el consumo de drogas no tiene cabida en los tradicionales hospitales clínicos y, en el caso del alcohol, ha recordado estudios que se hicieron en Sevilla en la década de los 80 y que arrojaron como resultado que el beber era "prácticamente universal", debido a la raigambre cultural de la actividad.

En cuanto a la situación en Andalucía, Seijo ha manifestado que la situación "no es distinta" al resto de España, siendo las problemáticas fundamentales el consumo de alcohol, cannabis, cocaína, cocaína-heroína y, sobre todo, el policonsumo, al existir "poca percepción de riesgo" respecto a estupefacientes como el alcohol o el cannabis.