La investigación judicial continúa un año después de la muerte de la familia intoxicada en Alcalá

Actualizado: sábado, 13 diciembre 2014 10:23

SEVILLA, 13 Dic. (EUROPA PRESS) -

La muerte de tres miembros de una familia de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) tras una intoxicación inhalatoria con fosfina procedente de unos tapones de plaguicida almacenados en el cuarto de baño de su vivienda cumple este domingo un año en plena investigación judicial por parte de la juez de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Alcalá, quien mantiene imputadas a cuatro personas en relación a estos hechos, han informado a Europa Press fuentes del caso.

Fue a las 2,55 horas del 14 de diciembre de 2013 cuando el centro coordinador de Urgencias y Emergencias Sanitarias de Sevilla recibió una llamada procedente de un domicilio situado en Alcalá de Guadaíra en la que se solicitaba asistencia por un cuadro de náuseas y vómitos, por lo que el centro coordinador envió un Equipo Móvil del Dispositivo de Cuidados Críticos de Urgencias de Alcalá, compuesto por un médico, un enfermero y un conductor, quienes atendieron a todos los miembros de la familia.

A las 9,09 horas del mismo día, el centro coordinador de urgencias y emergencias de Sevilla atendió una nueva llamada en la que se solicitaba asistencia sanitaria desde el mismo domicilio debido a un agravamiento de los síntomas, por lo que se envió nuevamente un Equipo Móvil del Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias que al llegar al lugar encontró a dos adultos en estado grave y a una niña de 14 años en parada cardiorrespiratoria.

Finalmente, fallecieron el matrimonio compuesto por Enrique Caño, de 61 años de edad, y Concepción Bautista, de 50 años, y una hija de 14 años, mientras que la hermana de ésta, de 13 años, salvó su vida.

CUATRO IMPUTADOS

En este marco, la juez encargada del caso ordenó a la Policía Judicial que investigara cómo accedió esta familia a los tapones localizados en el cuarto de baño de su vivienda y de los que partiría la mencionada intoxicación inhalatoria, pues los tapones correspondían a envases de un plaguicida altamente tóxico y las normativas que regulan la materia estipularían la recogida y tratamiento específico de este tipo de residuos que, finalmente, acabaron en poder de estas personas.

En este sentido, y como consecuencia de dicha investigación, la juez instructora ha imputado en la causa a cuatro personas por el reciclaje de tapones de plaguicida que provocaron el fallecimiento de esta familia el 14 de diciembre de 2013, como son la gerente y un empleado de la empresa de gestión de residuos peligrosos Alansu S.L. y el encargado y un socio de la chatarrería Reciclados Nivel.

El pasado mes de septiembre, la gerente de la empresa de gestión de residuos peligrosos imputada, identificada como María Rosa S.M., aseguró que los tapones "fueron sacados" de la empresa "sin su consentimiento" en diciembre de 2013 --cuando ocurrió la tragedia--, añadiendo además que "pensaba" que Reciclados Nivel disponía de autorización de la Junta de Andalucía para la eliminación de residuos tóxicos.

La declaración de María Rosa S.M. estaba prevista para el pasado mes de julio, pero fue suspendida debido a que su defensa había recurrido su imputación en el caso, aunque posteriormente desistió. El pasado mes de septiembre también comparecieron como imputados ante la juez un trabajador de la empresa de gestión de residuos peligrosos implicada y un socio de la chatarrería Reciclados Nivel.

En la causa, asimismo, hay un cuarto imputado, como es el encargado de esta última chatarrería, identificado como Pedro Antonio G.C. y a quien la instructora atribuye un presunto delito contra el medio ambiente en concurso con tres delitos de homicidio imprudente por no reciclar de manera adecuada los botes de plaguicida que causaron la muerte de la familia.

Este imputado aseguró en su declaración que desconocía que la partida de 1.000 kilogramos de botes de fosfuro de aluminio que le llegó procedente supuestamente de la empresa de gestión de residuos estuviera contaminada, pues "no sabía que tuviera elementos tóxicos y pensaba que los envases eran de aluminio".

En la causa se han personado como acusación particular tanto la hija de 13 años del matrimonio fallecido que sobrevivió como sus tíos.

La investigación trata de aclarar si los botes de fosfuro de aluminio fueron vendidos con sus respectivos tapones a la chatarrería y cómo llegaron dichos tapones a la vivienda de la familia de Alcalá de Guadaíra, barajándose como hipótesis que esta empresa pudiera haber pagado con tapones al cabeza de familia, Enrique Caño, a cambio de chatarra. Los tapones, finalmente, aparecieron en el cuarto de baño de la familia fallecida.

EL INFORME DEL INSTITUTO NACIONAL DE TOXICOLOGÍA

El Instituto Nacional de Toxicología ya confirmó que los tres integrantes de la familia murieron a causa de una intoxicación inhalatoria con fosfina. La fosfina es un gas "extremadamente tóxico y letal" que actúa como veneno respiratorio y se genera por el contacto con la humedad del aire o agua de algunos plaguicidas elaborados con fósforo, según concluyó en su estudio el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Sevilla.

A pesar de que las primeras hipótesis planteadas apuntaban a una supuesta ingesta de alimentos en mal estado, los primeros estudios microbiológicos y de toxinas realizadas por Toxicología ya descartaban estas suposiciones, apuntando hacia la posibilidad de que la intoxicación se hubiera producido por la acción de un compuesto químico de elevada toxicidad.

Así, el análisis de las muestras biológicas y el estudio de los tejidos de los órganos de los fallecidos mostraban, además, compatibilidad con la intoxicación por este gas, que se absorbe fácil y rápidamente por los pulmones y a través del tracto intestinal hacia el flujo sanguíneo, todo ello pese a que, por sus características, no se detecta en la orina o la sangre y a veces manifiesta valores normales en los marcadores de fósforo y aluminio.

LOS TAPONES, ALMACENADOS EN EL CUARTO DE BAÑO

De este modo, y en el curso de la investigación, se encontraron unos tapones en el cuarto de baño de la vivienda que presentaban fósforo y aluminio en los restos de polvo que aún contenían, tras lo que los análisis en el laboratorio corroboraron la existencia de fosfina mediante tratamiento de los restos de polvo.

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