Marín no necesitó pedir silencio durante las intervenciones de Zapatero y Rajoy en el debate del Estatuto

Actualizado: martes, 23 mayo 2006 19:15

MADRID, 23 May. (EUROPA PRESS) -

El presidente del Congreso, Manuel Marín, no tuvo motivo alguno para intervenir esta tarde en los discursos del presidente del Gobierno y del jefe de la oposición durante el debate sobre la toma en consideración de la reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía, por lo que ambos transcurrieron sin que siquiera hiciera falta pedir silencio, y sin embargo se vio obligado a llamar la atención a un diputado del PP que interrumpió al portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida.

Zapatero fue el primero en subir a la tribuna de oradores pasadas las cuatro y cinco de la tarde, ante la atenta mirada del presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, quien, entre otras autoridades andaluzas, presenciaba el debate desde la tribuna de invitados de la Cámara Baja.

Durante la alocución de Zapatero, quien fue arropado en tres ocasiones con los aplausos de los diputados socialistas, se escucharon algunos gritos desde los bancos del PP. Un diputado aprovechó para pedir hasta tres veces ¡Agua para todos!, cuando el presidente se refirió al polémico punto del 'blindaje' del río Guadalquivir. "No lo dice muy convencido", comentó otro en voz alta al asegurar Zapatero que la reforma llega al Congreso habiendo recabado el apoyo necesario en el Parlamento andaluz.

Pero en general los 'populares' escucharon en silencio a Zapatero, entre ellos Rajoy, quien se secaba el sudor con un pañuelo mientras seguía el discurso del presidente, y la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, quien contempló el debate desde un escaño del hemiciclo por su condición de senadora y que no paró de tomar notas de las afirmaciones del jefe del Gobierno.

EL PP JALEA LAS BROMAS DE RAJOY

Con el turno de Rajoy, llegaron los aplausos de los 'populares' y en ocasiones las risas. Las mayores carcajadas se oyeron cuando el líder del PP mencionó a San Isidoro de Sevilla apostillando que quizá los socialistas no le conocían. Rajoy arrancó incluso un 'olé' de un compañero al asegurar que no podía apoyar la reforma estatutaria porque no puede "fallar" a los andaluces.

El líder del PP también provocó risas, e incluso la sonrisa del presidente del Gobierno en otro momento de su discurso. Rajoy preguntó a Zapatero si estaba dispuesto a sostener que "España está ahora más unida" y que "los nacionalistas catalanes se han tranquilizado" y el presidente le respondió afirmando con la cabeza desde su escaño. "¡Sí es capaz de hacerlo!", apostilló Rajoy a su vez entre risas.

Como es habitual en estos debate, los representantes del PP recibieron a Rajoy aplaudiendo puestos en pie cuando regresó a su escaño. Además, Teófila Martínez, que por su condición de senadora estaba sentada justo detrás de él, le felicitó personalmente por su discurso con dos besos, lo que provocó un sonoro ¡Oh! en los bancos socialistas. "?Qué pasa?", les respondió la alcaldesa gaditana.

El debate fue seguido desde el banco azul por un total de seis ministros, entre ellas las andaluzas Magdalena Alvarez y Carmen Calvo, quien conversó un momento con Rajoy antes de ocupar su escaño.

CALMA INUSUAL

Marín, cuya reprobación tiene pedida el PP desde la expulsión de Vicente Martínez Pujalte, pudo hoy asistir a las intervenciones de los líderes de los dos principales partidos sin tener que llamar la atención a ningún diputado, ni siquiera pedir silencio, algo que no suele ser habitual en el Congreso.

Sin embargo, la tranquilidad se rompió por donde menos se esperaba y fue el secretario de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, quien se vio interrumpido en su alocución. Al poco de subir a la tribuna, el diputado nacionalista ya hizo mención a un comentario que acababa de escuchar al secretario general del Grupo Popular, Jorge Fernández Díaz, situado en su escaño, y más adelante se encaró con otro, en este caso Carlos Aragonés, que le había contestado desde su asiento.

En ese contexto, Marín se vio obligado a intervenir llamando la atención a Aragonés, que en su día fue secretario general de Presidencia del Gobierno con José María Aznar. "Señor Aragonés, no se puede interrumpir a nadie que esté en el uso de la palabra, no se puede venir al Parlamento para eso", le espetó.