SEVILLA, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
La calle Don Remondo de Sevilla ha sido el escenario, un año más, del homenaje al concejal popular Alberto Jiménez-Becerril y a su esposa, Ascensión García, asesinados por ETA hace 22 años, un marco en el que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha reivindicado la figura de este político sevillano y su "valentía" y ha instado a "seguir avanzando para que nadie tenga la tentación de reescribir la historia del dolor y el sacrificio de una parte de la sociedad española".
El acto, que se ha celebrado tras una misa en la Catedral de Sevilla, ha contado con la presencia de familiares y amigos del edil y la procuradora asesinados, como la hermana del edil asesinado y diputada popular Teresa Jiménez Becerril, así como miembros de la corporación municipal, como la primera teniente de alcalde, la socialista Sonia Gaya, entre otras autoridades, con representación de distintas Administraciones y partidos.
En su intervención, Moreno ha recordado el "desgarro y el dolor vividos" hace 22 años por "el vil y cobarde asesinato cometido en esta calle fría". Ha puesto en valor el trabajo realizado por su familia para no olvidar", añadiendo que "no queremos, debemos, ni podemos olvidar que entregaron su vida en defensa de la libertad y valores como la integridad del país".
Según subraya, "hoy no se les recuerda sólo desde el cariño y el respeto, sino que los reivindicamos como figura valiente por la pluralidad defendida y por el alzar la voz frente al asesino". Así, ha pedido memoria para las víctimas, además de dignidad y justicia, llamando la atención sobre los casos de quiénes perdieron un familiar y sus asesinos no han sido atrapados y apostando por seguir trabajando en ello.
Ha incidido en que ETA fue "derrotada por la unidad del Estado de Derecho" y por quienes defienden la libertad y la democracia, pero insta a "seguir avanzando para que nadie tenga la tentación de reescribir la historia del dolor y el sacrificio de una parte de la sociedad española". "La pérdida de esas valiosísimas vidas humanas no fueron en balde", sentencia.
"QUE NADIE USE LA PALABRA PAZ CON FINES POLÍTICOS"
En esa línea, Teresa Jiménez-Becerril el "dolor provocado por tres terroristas a dos familias, a Sevilla y a España" y pide que "nadie engañe usando la palabra paz para fines políticos porque no hubo ninguna guerra", ya que "solo había dos bandos: las víctimas y los ejecutores". "Alberto y Ascen solo conocía las trincheras de la libertad y el amor a la patria", añade.
Para la diputada y hermana del edil asesinado: "No somos los radicales rencorosos que no quieren la paz", apuntando que hay "quien quiere que creamos que ETA es pasado y está derrotada, cuando en realidad su reivindicación sigue más presente que nunca y están más crecidos que nunca".
Además, ha criticado a quien ha "olvidado por un puñado de votos" y afirma que, "tras tanta sangre, a los enemigos no se les puede poner la alfombra roja". "No deliro por decir la verdad, la verdad duele. El único bando unido es el de la defensa de la unidad de España y la igualdad de todos los españoles", incide.
DEFENSA DE LA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA
De su lado, Gaya ha mostrado su "más absoluto rechazo y condena a todo tipo de violencia sobre todo cuando pervierten la política, cuyo arma solo debería ser la palabra".
"Hace 20 años que le arrancaron la palabra y la vida a Alberto y Ascensión, que no se olvide que eso fue un fracaso de la sociedad democrática ni se olvide a ambos", indica, añadiendo que éstos representan valores como "la igualdad y la convivencia que deben regir la acción política cada día".
Aboga por "luchar por una sociedad democrática que queremos y defenderemos". "Están en nuestra memoria y no los olvidaremos y que el recuerdo sirva para tener una sociedad democrática y un progreso justo", concluye.
HACE 21 AÑOS
Alberto Jiménez-Beceril y su esposa Ascensión, ambos de 37 años, fueron asesinados en la madrugada del día 30 de enero de 1998 en la calle Don Remondo del céntrico barrio de Santa Cruz, en la esquina con la calle Cardenal Sanz y Flores, cuando regresaban a su domicilio tras haber cenado fuera, al recibir sendos disparos en la cabeza por parte de varios etarras.
El concejal había aparecido hacía dos años en una lista intervenida a ETA por la Policía, aunque no había recibido ningún tipo de amenazas. El matrimonio iba a cumplir su décimo aniversario de bodas y contaban con tres hijos, de edades entonces comprendidas entre los cuatro y los nueve años.
Por este asesinato, fueron procesados los miembros del Comando Andalucía de ETA Mikel Azurmendi, José Luis Barrios Martín y Maite Pedrosa. Así, Azurmendi y Barrios fueron condenados a 60 años como autores materiales de los disparos que acabaron con la vida del concejal y su mujer, mientras que Pedrosa fue condenada a diez años de prisión por un delito de conspiración para cometer homicidio terrorista, al no haber participado directamente en la acción terrorista. El Tribunal Supremo elevó después la pena a 12 años.
