Un centenar de personas participan en las Jornadas de Voluntariado Social, en el Santuario de Torreciudad (Huesca)

Actualizado: lunes, 21 abril 2008 20:32

HUESCA, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -

Un centenar de representantes de unas treinta instituciones sociales, asociaciones y organizaciones no gubernamentales se reunieron durante el pasado fin de semana en las IX Jornadas de Voluntariado Social, organizadas por Cooperación Social en el Santuario de Torreciudad, en la provincia de Huesca, para dar respuestas al nuevo resurgir de la 'Cultura de la muerte'.

El encuentro contó también con la presencia de expertos en la atención integral a personas con enfermedades avanzadas, neurodegenerativas y necesitadas de cuidados paliativos, entre los que destacó la ponencia del profesor de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid, Javier Cabanyes.

Según Cabanyes, a la sociedad actual se le está haciendo cada vez más difícil entender el significado del dolor "al emplear como puntos de referencia el materialismo, hedonismo e individualismo, que niegan el dolor por decreto".

Por este motivo, el profesor sugirió partir de que el sufrimiento "nos acompañará siempre, hasta el momento mismo de la muerte, porque además del dolor físico y psicológico, también hay un sufrimiento moral y espiritual".

En otro momento de su presentación, aseguró que la ciencia está aportando suficientes medios técnicos para resolver la mayor parte de las situaciones de dolor físico y muchos de los sufrimientos psicológicos.

Sin embargo, existe una "gran parte del sufrimiento psicológico y todo el sufrimiento moral o espiritual que no tienen respuestas suficientes desde la ciencia y sólo se pueden obtener desde la dimensión espiritual del ser humano".

Por este motivo, el profesor advirtió de que la sociedad moderna, "con las actuales coordenadas en las que se mueve, carece de recursos para lograr convivir con el dolor y las soluciones que da son radicales", como la anestesia, en forma de hedonismo, distanciamiento y activismo no pensante, y la muerte, en forma de suicidio, eutanasia y aborto.

"Esto es lo que constituye la cultura de la muerte, tomar a la muerte como aliada en la solución de los problemas del hombre", argumentó el profesor.

CONVIVIR CON EL DOLOR.

Javier Cabanyes abogó por recuperar la dimensión trascendente del ser humano para afrontar el sufrimiento. De otra manera, dijo, "la persona se quedaría encuadrada en las coordenadas espaciotemporales y el sufrimiento no tendría sentido".

Desde esta tercera dimensión, señaló que era "posible distinguir tres puntos de apoyo para convivir con el dolor: el amor, el autocontrol y el apoyo social". Sobre la capacidad de amar que tiene el ser humano, el profesor comentó que "es capaz de ser razón del sufrimiento en algunos casos, cubrirlo o envolverlo en otros casos o de 'compadecerse': padecer con el otro".

En cuanto al autocontrol, el especialista estimó que capacita a la persona "a soportar las situaciones de sufrimiento, tolerando situaciones que no les gusta, que causan sufrimiento o siendo capaz de morar la satisfacción; sin este autocontrol, se hace intolerable cualquier sufrimiento", apostilló.

Respecto a la ayuda social, indicó que "es muy difícil convivir sólo con el dolor y, por tanto, es fundamental prestar ayuda y la ayuda que el enfermo también puede prestar a los demás; ahí está el planteamiento solidario de apoyarse y apoyar a los demás". Según el profesor, "estos tres puntos de apoyo permiten poder convivir con el dolor cuando no es posible eliminarlo".

Finalmente, se refirió a la dimensión moral o espiritual para hacer frente al dolor, "constitutiva de la naturaleza humana" porque "sólo el reduccionismo radical la niega, sin ser capaz de resolver las contradicciones de esta negación", y que permite "aportar sentido al sufrimiento introduciendo la esperanza como puerta abierta a esa situación".

Javier Cabanyes concluyó que cuando el sentido de la vida queda reducido a los planos de espacio y tiempo, "no existe ninguna razón para sufrir" y por eso "la dimensión espiritual es inseparable de cualquier análisis relacionado con el sufrimiento, si uno no quiere quedarse solamente en resolver unos síntomas puntuales".