Zaragoza.- Once láminas en pergamino descubren secretos y emociones de la Orden del Cister y del Monasterio de Veruela

Actualizado: martes, 20 mayo 2008 15:41

ZARAGOZA, 20 May. (EUROPA PRESS) -

Once láminas originales en pergamino, realizadas por encargo de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), descubren los secretos, peculiaridades y emociones de la Orden del Cister y de la historia del Monasterio de Veruela. Las pinturas, reunidas en una carpeta presidida por la 'B' de Berola (Veruela) y elaboradas siguiendo la técnica medieval del temple de huevo, proponen una particular visión del recinto monástico.

Las láminas han sido presentadas hoy en rueda de prensa por el presidente de la DPZ, Javier Lambán, el ilustrador de las imágenes, Francisco Lázaro, y el autor de los textos Miguel Bayón.

El presidente de la DPZ, Javier Lambán, advirtió que la institución provincial es la "sucesora de la Orden del Cister en la conservación del Monasterio de Veruela". Por ello, "desde 1976, la Diputación ha realizado una intensa labor de recuperación y de promoción" del mismo, así como de la Comarca de Tarazona y del Moncayo, aprovechando, además, que la Denominación de Origen Campo de Borja tienen su sede en este recinto que en un futuro "dispondrá de un Palacio de Congresos" y pasará a ser un Parador Nacional de Turismo, recordó.

La labor de promoción se ha desarrollado a través de varias publicaciones, así como con la organización de actividades en el monasterio. Ahora, se editan estas once láminas "magníficas, para seguir contribuyendo a la difusión de Veruela y seguir creando cultura".

Para crear las láminas se ha contado con Francisco Lázaro, "uno de los mejores artistas plásticos de Aragón", apuntó Miguel Bayón, que "ha recuperado la vieja técnica de iluminación de pergaminos en un trabajo de recreación que no pretende "sólo representar el monasterio, sino que quiere ir más allá" y dar una "perspectiva de su simbología, de los códigos que hay en el monasterio y que Francisco ha recuperado".

Según Miguel Bayón, este trabajo, las imágenes y sus textos, "ahonda en la arquitectura de la identidad" y son "un homenaje al cister, a sus geometrías, símbolos y creencias". Es además "una reflexión en clave poética sobre la renuncia, desde una perspectiva universal de todas las culturas, sobre qué lleva a alguien a renunciar a todo" y a ingresar en el monasterio. Así, la colección que se presenta ha sido "muy meditada" y ha pasado por un proceso creativo "bastante cómplice".

En este juego entre la imagen y el texto, entre lo místico y lo real, el espectador podrá ir descubriendo en las láminas referencias a la Orden del Cister, a los hermanos Bécquer y al Moncayo. Incluso "la letra capitular que abre cada texto conforma el lema de la Orden cisterciense: Ora et labora", de forma que cada lámina es un guiño a Veruela y al lector.

En la elaboración de este trabajo, indicó el ilustrador Francisco Lázaro, han sido necesarios "innumerables bocetos y dibujos previos", así como numerosas visitas al monasterio, proceso con el que se ha conseguido que haya "emociones en las láminas", en las que se pueden ver "más cosas de las que uno cree".

Para que el público en general pueda disfrutar de esta obra, la Diputación de Zaragoza ha editado 200 láminas para su uso protocolario y 1.000 que se pondrán a la venta en el Monasterio de Veruela, aunque "el propósito es hacer una segunda edición si es necesario", apuntó Lambán.

'ORA ET LABORA'.

Los textos de las láminas, con un tamaño aproximado de A-3, están grafiados con una letra diseñada al efecto, de estilo cisterciense (siglo XI), supervisada por el doctor Guillermo Redondo, y realizada en tintas de colores sepia, azul, roja y verde. Las letras capitulares de cada una de las hojas marcan el orden de la colección, formado la frase de la regla cisterciense 'Ora et labora'.

Los elementos representados en las tres láminas (O,R,A) son el conjunto monumental del Monasterio de Veruela, con sus diferentes estancias o dependencias; la vista desde la entrada del recinto hasta la iglesia, mostrando los huertos intramuros y la roturación del entorno; así como las dependencias antiguas del monasterio (claustro, portería, cilla, lavabo, cocina, calefactorio, refectorio, scriptorium, letrinas, locutorio, roncadores, sala capitular, sacristía, iglesia, dormitorios, enfermería y cubiertas).

Las pinturas E y T están dedicadas a los fuegos y destacan el privilegio del Monasterio de Veruela a tener cuatro de ellos, en lugar de los tres que tenía la orden del Cister. Igualmente, el scriptorum puede verse en plena actividad, con quince monjes que muestran el proceso de preparación del pergamino, materiales y utensilios.

Las otras seis láminas (L,A,B,O,R,A) ilustran la sala capitular, la iglesia y cubiertas del ábside, el monasterio moderno visto desde el claustro medieval; la elevación hacia el cielo de las torres del campanario, la actividad monacal cisterciense representada en círculo y, por último, la localización y entorno geográfico de Veruela.