Zaragoza.- El Taller-Escuela de Cerámica de Muel inaugura una exposición de cerámica de Jean Cocteau

Actualizado: viernes, 30 marzo 2007 19:58

MUEL (ZARAGOZA), 30 Mar. (EUROPA PRESS) -

El Taller-Escuela de Cerámica de Muel de la Diputación de Zaragoza inaugura una exposición temporal dedicada a las obras de cerámica de Jean Cocteau. El centro, que abrió sus puertas el 26 de marzo de 1999, celebra con esta singular muestra su octavo aniversario.

El director del Taller-Escuela de Cerámica de Muel, Luis Navarro; el comisario adjunto de la muestra, Michel Bepoix, y la diputada de Cultura de la Diputación de Zaragoza, Cristina Palacín, explicaron a los medios de comunicación las características y detalles del centenar de objetos expuestos: cerámicas, fotografías y joyas de oro y de bronce.

Bepoix recordó que las obras "hay que verlas en su contexto, cuando se realizaron en los años 50 y 60, porque son unas obras que hoy en día nos parecen modernas", piezas fuertemente "influenciadas por Picasso".

Cocteau, personaje polifacético, trabajaba "en un principio, antes de la primera Guerra Mundial, para los periódicos donde hacía tiras satíricas extraordinarias". Posteriormente, "una pareja de artesanos vecinos del artista, cogieron sus dibujos de los periódicos y le presentaron dos platos de cerámica con sus ilustraciones como motivo. Los platos le encantaron de manera que comenzaron a trabajar juntos" y, en los últimos seis años de su vida, "creó más de 300 piezas" en cerámica.

El director del Centro, Luis Navarro, explicó que las cerámicas, tanto por su sistema de producción como por los colores usados --muchas de ellas con rojos y verdes vivos, difíciles de obtener para la época--, "utilizan una técnica de vanguardia", y para algunas de ellas, "una vitrina entera de las que se exponen, ha usado la cerámica y técnicas de dibujos frías".

En estas obras, estimó Navarro, "hay una fusión entre el artista y el artesano de toda la vida", y los dibujos "son de una belleza enorme". Cocteau decía en algunos escritos de los dibujos de las cerámicas "que se dedicaba a tatuar el barro", recordó.

Por su extensa obra, Cocteau ha pasado a la posteridad con igual mérito como poeta, novelista, ensayista, dramaturgo, realizador cinematográfico y artista plástico. Dentro de esta última faceta, desarrolló un particular estilo como dibujante que empleó a fondo como ilustrador de sus propias obras y de las de otros escritores por él queridos.

De su dibujo limpio, puro, picassiano, cultivado con aplicación desde sus años escolares, salió su producción cerámica que se podría calificar de "poesía gráfica". A la cerámica llegó por impulso de su amigo Pablo Picasso, quizás algo tarde pero con fuerza y en los seis años que le ocupó esta dedicación, desde 1957 hasta su muerte en 1963, realizó más de trescientos objetos entre cerámicas tradicionales y poemas-objeto realizados en barro.

JEAN COCTEAU

Intelectual y artista multidisciplinar, Jean Cocteau goza de un aura que traspasa las fronteras francesas y el público, en general, conoce su obra, o por lo menos, una parte de sus escritos, de su filmografía o de su teatro. Son muchos menos los que conocen su trabajo como artista plástico y en general, sus investigaciones, en las que experimenta técnicas diferentes para abordar el campo artístico.

La sala de exposiciones Enrique Cook del Taller-Escuela de Cerámica de Muel presenta los testimonios artísticos, alianzas entre la tierra y el fuego, de este genio, que ha dejado una huella en los diferentes campos de la cultura y el arte, como novelista (con obras como "El Potomak" --1919--, "Tomás el Impostor" --1923-- y "Los Niños Terribles", --1929--); en su faceta de poeta (con siete libros entre los que destacan "La Danza de Sófocles" o "El Cabo de Buena Esperanza"); cineasta (seis películas: "La Sangre de un Poeta" (1930); "El Eterno Regreso" (1943); "La Bella y la Bestia", (1945); "Orfeo" (1950) y más tarde "El Testamento de Orfeo", en 1959); y como dramaturgo (siete obras, entre ellas "La Máquina infernal" (1934) y "Los Padres Terribles",1938).

La obra de cerámica de Jean Cocteau reúne más de trescientas piezas que realizó con pasión durante los últimos años de su vida. A finales del año 1957, conoce a la pareja de alfareros Marie-Madeleine Jolly y Philippe Madeline y les expone sus proyectos.

A pesar de tener 68 años, Cocteau aprendió pronto como tratar la cerámica. Algunas pruebas de piezas esmaltadas y decoradas según las prácticas de la época fueron descartadas, tal y como lo cuenta en el "Diario de un desconocido", y acercándose poco a poco al arte etrusco cuyo rigor admira, para dejar una obra exigente, que contradice a su época y vuelve hacia el gran clasicismo.

Su taller se transforma en un laboratorio de investigaciones. Elige definitivamente decorar sus piezas sobre el barro desnudo "como un tatuaje en una piel bronceada por el sol", contraste chocante del hilo de esmalte brillante sobre la materia bruta.

Marie-Madeleine Jolly redescubre para él las técnicas ancestrales de los engobes (barros líquidos coloreados con óxidos que decoran las vasijas etruscas que tanto admiró en Roma). Como dibuja a menudo directamente en los platos, inventa para su uso lápices de óxidos que soportan la cocción; este procedimiento le permitirá una gran soltura, ya que ante todo es grafista.

Conforme pasó el tiempo, la colaboración de Jean Cocteau y de sus alfareros se intensificó. Durante esos años, multiplica las experiencias gráficas y plásticas que naturalmente vendrían a impregnar sus cerámicas: efectos de guache, colores francos, pasteles, acuarelas, cualquier cosa inimaginable hasta entonces en semejante soporte. De esta forma, Cocteau terminó por crear una serie de piezas con formas de Fauno y Arlequín que sorprenderán a sus contemporáneos, con las que ejemplificó su celebre frase: "No sabíamos que era imposible, así que lo hemos hecho".