Una auxiliar de geriatría de una residencia privada de Oviedo acepta tres meses de cárcel por vejar a ancianos

Actualizado: miércoles, 17 marzo 2010 13:08

Dos de ellos redactaron una carta que entregaron al gerente de la residencia

OVIEDO, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -

Una vecina de Lena, de 50 años, aceptó ayer una condena de tres meses de prisión e inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión de cuidadora de ancianos por ese mismo periodo de tiempo por un delito contra la integridad moral, tras reconocer las acusaciones que le imputó la Fiscalía Superior del Principado.

La vista oral, que no llegó a desarrollase tras el reconocimiento de los hechos por parte de la acusada, estaba prevista para ayer martes, 16 de marzo, en el Juzgado de lo Penal número 4 de Oviedo.

En concepto de responsabilidad civil, se acordó que la acusada pagara indemnizaciones por importe total de 4.500 euros a los tres ancianos afectados, cantidad que fue abonada antes del juicio, por lo que se le aplicó la atenuante de reparación del daño.

Según el relato de los hechos de la Fiscalía Superior del Principado, E.A.S. comenzó a trabajar en el año 2001 como auxiliar de geriatría en una residencia privada de Oviedo.

A partir de mayo de 2007, la mujer adoptó respecto a algunos residentes una actitud de "vejación y humillación continua", actitud que mantuvo sobre algunos residentes especialmente vulnerables por su edad o por sus patologías o deficiencias que padecían, que implicaban impedimentos o limitaciones físicas o cognitivas.

En concreto, esta conducta se observó en relación a cuatro ancianos -uno ya fallecido, uno de ellos con demencia senil y otro imposibilitado para andar por sufrir una parálisis cerebral-. La conducta consistía en descalificaciones y menosprecios personales mediante insultos diarios. Asimismo, cuando comían les decía que lo hacían "como gochos" y vejaba además a uno de ellos, de quien se reía cuando se desnudaba para el aseo.

Siempre según la Fiscalía, el trato era además "totalmente inadecuado en cuanto a la atención personal", pues a veces "de manera intencionada" les dejaba con la ropa interior sucia, sin cambiarles, o un tiempo excesivo en el baño sin llevarlos de nuevo a las habitaciones, llegando a dejar a dos de ellos en el suelo tras caerse de sus camas.

En una ocasión, la mujer colocó a una de las ancianas boca abajo y le apretó la cabeza sobre la almohada. En otras ocasiones, se comportaba de forma violenta, zarandeando y tirando del pelo a una anciana para que tragara la comida.

Esta actitud sumió a los ancianos en un estado "de constante temor hacia la acusada", hasta que dos de ellos redactaron una carta manuscrita que entregaron al gerente de la residencia, que tras comprobar los hechos, pues no consta que tuviera noticia alguna hasta entonces de lo sucedido, despidió a la acusada y presentó una denuncia.