Un Braque en el Museo de Bellas Artes de Asturias

Botella, vaso y frutero, de Georges Braque
Foto: MUSEO DE BELLAS ARTES
Actualizado: sábado, 1 marzo 2014 14:00

OVIEDO, 1 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Un bodegón cubista del pintor francés Georges Braque, presentado esta mañana por el director del Museo de Bellas Artes de Asturias, Alfonso Palacio, en compañía de la consejera de Educación, Cultura y Deporte del Principado de Asturias, Ana González, y de su viceconsejero, Alejandro Calvo, cuelga desde este sábado en el patio del Palacio de Velarde, sede principal de la pinacoteca asturiana, en el marco del programa 'La obra invitada'.

   Se trata de un programa que tiene como misión traer al Museo durante un periodo de tres meses destacadas obras procedentes de coleccionistas particulares o de otras instituciones nacionales e internacionales que contribuyan a reforzar el discurso de la colección permanente, bien porque permitan profundizar en aspectos ya contemplados por la colección, bien porque permitan rellenar lagunas que en ella puedan detectarse.

   La obra escogida para este arranque de 2014, prestada para la ocasión por un coleccionista particular, ha sido el lienzo Botella, vaso y frutero, realizado en 1930 por el pintor francés Georges Braque (Argenteuil, 1882 - París, 1963), figura clave en la configuración de las primeras vanguardias y el posterior desarrollo del arte del siglo XX.

   De hecho, este artista fue, junto con Pablo Picasso (quien también está representado en el Museo con el lienzo Mosquetero con espada y amorcillo [1969]), protagonista de uno de los capítulos más significativos de la historia del arte moderno: la invención del cubismo. Formado primero como pintor-decorador de paredes en El Havre e iniciado después como paisajista mientras cursaba estudios en la Académie Humbert de París, en 1906 Georges Braque encaminó sus pasos hacia L'Estaque, un pequeño pueblo pesquero al oeste de Marsella que había cautivado a diversos creadores impresionistas y postimpresionistas, entre ellos, y sobre todo, a Paul Cézanne.

    Allí su paleta se fue haciendo más brillante, contagiado por los jóvenes fauves, con quienes expuso en el Salon des Indépendants de 1907. Ese mismo año conoció al marchante Daniel-Henry Kahnweiler y, a través de Guillaume Apollinaire, a Pablo Picasso. Influido por Cézanne y, aún en mayor medida, por Les Demoiselles d' Avignon del genial artista malagueño, el rumbo de su pintura cambió. Desde ese momento y hasta 1914, Picasso y Braque trabajaron en estrecha colaboración, sentando las bases del nuevo lenguaje cubista, cezannniano, analítico y sintético, del que Braque se ha venido a considerar como le patron.

   Además, a su ingenio se debe la invención de uno de los recursos principales de recomposición de la realidad que trajo aparejada esta última modalidad del cubismo, tras la disolución a la que le había llevado la tendencia analítica: el papier collé, un tipo de collage en el que los papeles pegados toman además la forma de los objetos representados. Aunque más suavizada en formas y colorido y con una mayor profusión decorativa, heredera de su primera formación, Braque se mantendría fiel a la estética cubista hasta la década de 1940, desarrollando un estilo mucho más personal que hizo del bodegón, los grandes interiores y el paisaje sus temas favoritos.

BODEGÓN

   En cuanto al cuadro, Botella, vaso y frutero (1930) pertenece a una serie de naturalezas muertas en las que el artista francés abandonó la representación realista de los objetos y del espacio sobre la que había venido trabajando en los últimos años, por una vuelta a la geometrización de las formas propia de la práctica cubista.

   En él se aprecia cómo la botella, el vaso y el frutero están ubicados en el centro de la composición, sobre lo que parece una mesa, encima de la cual se despliega, fragmentada y por lo tanto presentada desde distintos puntos de vista, una estructura decorativa con forma de mantel, trabajada a base de patrones repetitivos a la manera de puntos y líneas parecidas a pequeñas olas. Y es que no hay que olvidar su formación inicial como decorador ni que, para Braque, el cubismo sirve sobre todo para "multiplicar en la superficie dibujada, construida y pintada, la visión del mundo, al ofrecer simultáneamente las diversas caras de las cosas".

    Esta obra fue expuesta en la galería parisina de Paul Rosenberg, uno de los principales marchantes del artista, en la individual que se le dedicó al propio Braque en el mismo año de 1930. Y también formó parte, entre otras muchas exposiciones, de la primera gran retrospectiva de su trabajo, que se celebró en la Kunsthalle de Basilea entre abril y mayo de 1933.

   Desde este sábado y hasta el próximo mes de mayo, podrá ser disfrutada por todos aquellos que acudan al Museo de Bellas Artes de Asturias, tanto de manera independiente como en alguna de las actividades didácticas para familias o público adulto que se desarrollarán en las próximas semanas.