Tribunales.- La defensa del caso 'Marbel' dice que no hay pruebas de abandono a los ancianos y pide la absolución

Actualizado: lunes, 17 diciembre 2007 19:50

GIJÓN, 17 Dic. (EUROPA PRESS) -

El abogado del matrimonio gerente de la residencia 'Marbel', Ricardo González, pidió hoy la libre absolución de sus clientes al entender que no hay elementos probatorios de los delitos de abandono temporal de incapaces y maltrato. González, durante la última sesión del juicio celebrada hoy, sostuvo que la denuncia por abandono sólo puede atribuirse a un día, el 5 de abril de 2004, cuando agentes del Cuerpo Nacional de Policía hicieron un seguimiento del acusado, que llevó en su coche a tres de los residentes por diversos lugares, desde las 8.00 a las 14.00 horas. Por tanto, señaló que no puede haber delito ya que no hay una continuidad "probada" en el tiempo ni el abandono se produjo por un mínimo de 24 horas seguidas.

Asimismo, destacó que en el caso del tiempo que estuvieron en el aparcamiento del supermercado Oblanca ese día los ancianos en el coche, un Ford Mondeo, quedó probado durante el juicio que el acusado recibió una llamada para que volviera urgente a la residencia, por lo que lo único que se le ocurrió, según el imputado había declarado, era dejar a una empleada del supermercado una tarjeta para que le llamara si durante ese tiempo pasaba algo con los residentes.

Sobre el día de autos, indicó que los policias que hicieron el seguimiento y la posterior inspección en la residencia declararon no haber observado ningún maltrato ni que ningún anciano pidiera auxilio. Incluso vieron que uno de los residentes que estaba en el coche salía de él y entraba con total libertad en el supermercado.

Además, rechazó que si las empleadas de Oblanca sabían la situación de los ancianos no lo hubieran denunciado antes. El abogado enfatizó las contradicciones en las que incurrieron las empleadas del supermercado, ya que en el Juzgado de Instrucción dijeron que los ancianos tomaban cerveza sin alcohol y en la vista oral relataron que bebían alcohol y que algunos acababan ebrios. Unas bebidas que pagaban los acusados, según ellas.

Por otro lado, el encargado del supermercado negó que hubiera comentado con las empleadas, como ellas dijeron, el que hubiera visto la furgoneta con los ancianos dentro en el aparcamiento muchas veces y que temía que pasara algo. En el juicio sólo dijo haber visto el vehículo con los residentes dentro en dos ocasiones.

El letrado también desbarató la versión de la empleada, una de las personas a raíz de la cual se inició la denuncia. González indicó que esta mujer trabajaba en el turno de tarde, por lo que no podía certificar las salidas en vehículo que se hacían con los ancianos por la mañana. También resaltó que la denuncia la hizo por "resentimiento", tras ser despedida.

Asimismo, el letrado calificó de "imposible" la declaración de una de las testigos, mujer de uno de los residentes, ya que dijo haber estado haciendo un seguimiento de las salidas que hacía el acusado con los ancianos en coche durante meses. Sin embargo, durante el juicio realtó que ella no tenía coche propio pero que la llevaban conocidos, sin ser capaz de decir ninguno de sus nombres ni concretar la fecha y el destino de las salidas de los residentes.

En cuanto a la petición fiscal de inhabilitación durante el periodo de la condena para el cuidado y antención de ancianos, el letrado mantuvo que el Código Penal sólo contempla esta medida de seguridad en el caso de menores, y no en el de incapaces. Tampoco cree certificado el estado en el que se encontraban los tres residentes, ya que el informe forense se hico un año y siete meses después.

Respecto al caso de maltrato, se remitió a las declaraciones de los testigos, ya que ninguno dijo haber visto ningún indicio, al contrario, incluso los médicos que solían atender a los residentes dijeron que estaban bien atendidos.

Por su parte, la abogada de las dos hijas del matrimonio que regentaba la residencia, acusadas de los mismos cargos que sus padres, reiteró los testimonios de la vista oral para argumentar que las jóvenes se dedicaban "exclusivamente" a la atención y el cuidado de los ancianos, y que no tenían ningún poder decisorio sobre el funcionamiento de la residencia. Durante el juicio fueron muchas las personas que calificaron de muy correcto el trato de las imputadas e incluso dijeron que eran "cariñosísimas" con los residentes. Por todo ello, pidió la libre absolución de sus clientes.

En cuanto a la acusación, la fiscal reiteró su petición de dos años de cárcel para el imputado y de año y medio de prisión para las tres acusadas por el delito de abandono temporal de incapaces. También solicitó la inhabilitación a ejercer el cuidado de anacianos durante el periodo que dure la condena. No obstante, solicitó la absolución de los imputados por el delito de maltrato, ya que existía "abundante prueba testifical" de que los ancianos estaban bien atendidos, excepto la situación de hacinamiento.

También recordó que los propietarios de la residencia ya fueron objeto de una sanción admnistrativa y del cierre del local. Para la Fiscalía, el hecho de que se llevaran en vehículo a algunos ancianos era motivado para evitar la citada sanción admnistrativa.

Por parte de la acusación particular, la abogada mantuvo las peticiones de cárcel para los cuatro acusados, de un año y medio por el delito de maltrato y de dos años por el de abandono temporal de incapaces. La abogada, Mercedes Estrada, basó su argumentación en el seguimiento hecho por la Policía, los testimonios de las empleadas del supermercado y de la ex empleada de la residencia, así como en las contradicciones, según ella, en las que incurrieron los testigos de la defensa.

Estrada señaló que el mes antes a la inspección por parte del Principado en la residencia había 17 personas para 14 camas, por lo que había ancianos que debían dormir juntos en un colchón de 90 centímetros. La letrada también cree probado el maltrato, dado la situación de una de las residentes, ya que a pesar de tener problemas y edemas en las piernas se la tenía horas en el vehículo sentada.

Además, señaló que se instaló a ancianos en el garaje cuando aún no había sido transformado el local en habitación y que uno de los residentes estaba siempre en un sillón. También indicó que a una de las residentes se le dijo que hiciera sus necesidades en el pañal cuando pidió ir al baño y, al protestar, se la mandó a la habitación sin cenar.