CASTRO URDIALES, 24 Dic. (EUROPA PRESS) -
CastroVerde se ha mostrado "sorprendido y muy satisfecho" por la "elevada" participación en la ruta minera organizada este domingo, ya que se dieron cita más de setenta personas, entre los que se contaban numerosos niños, a pesar de haber sido calificada como de "dificultad media".
La de ayer ha sido la última actividad realizada por este partido dentro del programa divulgativo "CastroVerde en marcha", cuya finalidad es dar a conocer el patrimonio histórico, cultural y medioambiental del municipio, con el propósito de "combatir el olvido y fomentar el respeto y la conservación de nuestro pasado minero".
La jornada comenzó después de las 10.30 en la pedanía de Mioño, muy cerca de la locomotora minera Anita Nº6 que la Junta Vecinal recuperó en 2004, tomando el antiguo camino de las minas, que tras una "dura" rampa y salvar la autovía del cantábrico permite alcanzar los primeros vestigios de la actividad minera en la cota 100, donde aún se conservan en pie restos de edificaciones como el lavadero de mineral junto a instalaciones más recientes y ajenas a la minería como una báscula de camiones o un depósito de contenedores de barco.
Continuando la ascensión y tras bordear nuevos restos en la cota 185, se alcanzaron las instalaciones más importantes situadas en la cota 230, donde aún se conservan ruinas de la fragua y talleres que allí se ubicaban, además de una boca de la mina Anita y la cabeza de un plano inclinado por el que discurrían las vagonetas cargadas de mineral.
En este punto tuvo lugar una pequeña explicación de las instalaciones con las que contaba la mina y los distintos procedimientos de extracción de mineral de hierro que se realizaron a lo largo de los casi dos siglos que duró la explotación, así como de las distintas técnicas de transporte empleadas para trasladar el mineral hasta los puertos más cercanos para su exportación.
La marcha se reanudó para alcanzar la impresionante corta de El Pocillo, una mina a cielo abierto en las faldas del pico Aro de aproximadamente quince hectáreas de superficie y hasta 200 metros de profundidad, donde la empresa Hidrocaleras planea la instalación de un embalse de agua de mar para alimentar la central hidroeléctrica reversible .
Bordeando esta explotación se llegó a las ruinas del antiguo poblado minero de Campoezquerra, donde aún se conservan restos de las cuadras, la escuela y algunas de las aproximadamente 30 casas en las que, en los momentos de mayor auge de la minería, llegaron a pernoctar cerca de 600 personas .
En este lugar se realizó una breve parada para reponer fuerzas y comentar algunos detalles de las durísimas condiciones laborales que soportaban los trabajadores y la evolución de las mismas a lo largo de la revolución industrial, así como algunos de los episodios más dramáticos de la historia de la minería castreña.
Tras este breve receso, la ruta continuó su descenso hacia la pedanía de Lusa, para regresar a Mioño a través de la vía verde de Traslaviña.
