SANTANDER, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
Siete nuevos vecinos se acaban de incorporar a la "gran familia" de los hortelanos de Santander, al haber sido adjudicatarios de las plazas vacantes de las 93 parcelas municipales que el Ayuntamiento ha puestos a disposición de los ciudadanos.
Estas parcelas han sido adjudicadas siguiendo el orden de inscripción de las personas que se encuentran registradas como solicitantes de un huerto social sostenible y que hayan realizado el correspondiente curso de agricultura ecológica, impartido por el Ayuntamiento de Santander.
De las siete parcelas que habían quedado vacantes, cuatro se encuentran en la Finca Altamira, donde hay 54 que funcionan a "pleno rendimiento" desde su inauguración en 2010; dos en la calle Duque de Ahumada, donde se habilitaron un total de 15 parcelas; mientras que la última de las siete parcelas forma parte de las 24 existentes en El Alisal, en las que los hortelanos trabajan "intensamente" desde comienzos de 2012.
Todas las parcelas de la Red municipal de Huertos Sociales Sostenibles miden entre 15 y 23 metros cuadrados y disponen del espacio suficiente para poder cultivar una gran variedad de verduras, hortalizas y plantas aromáticas y apuntó que, además, son accesibles y permiten el trabajo de numerosas asociaciones.
Las 93 parcelas municipales, repartidas entre los huertos de la Finca Altamira, El Alisal y Duque de Ahumada, constituyen un lugar de encuentro y convivencia, donde se fomentan las relaciones entre vecinos en torno a una actividad sostenible.
Los vecinos adjudicatarios de éstas, tal y como se refleja en las bases del concurso, son jubilados mayores de 60 años empadronados o residentes en Santander y aptos para desarrollar físicamente el trabajo en el huerto. Una vez tienen adjudicada una parcela, deben cultivar los huertos al menos durante un año y mantener su parcela en perfecto estado de limpieza y conservación.
A este respecto, si la parcela está abandonada durante más de 20 días sin justificación se trasladará a otra de las personas solicitantes que no haya accedido al uso del huerto y estén en lista de espera.
Además, los productos obtenidos no se podrán vender y únicamente se podrán destinar al autoconsumo o la donación, así como para la celebración de actividades populares como la Fiesta de la Cosecha, donde los hortelanos elaboran todo tipo de recetas, elaboradas con productos de sus huertos, que comparten con otros vecinos.
