SANTANDER, 16 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un 65% de los pensionistas cántabros considera que su pensión es regular, mala o muy mala, frente al 35% que afirma que es buena o muy buena.
Así se desprende de la VI Encuesta sobre la Jubilación y las Pensiones, elaborada por el Instituto BBVA de Pensiones dentro de la iniciativa Mi Jubilación.
Un 36% cree que recibirá menos de lo que ha cotizado, lo que contrasta con las estimaciones según las cuales un pensionista medio recupera aproximadamente 12 años después de jubilarse el valor de las cotizaciones realizadas por él y su empleador.
La encuesta se realizó a una muestra de 3.000 mayores de 59 años en toda España. Cuatro quintas partes de los entrevistados son pensionistas (63% pensionistas de jubilación, 3%, pensionistas de incapacidad y 15%, de viudedad). Entre los hombres, son pensionistas nueve de cada diez (89%); entre las mujeres, tres de cada cuatro (74%).
Los resultados de la encuesta para Cantabria muestran que, si bien un 40% de los pensionistas de jubilación actuales supieron a cuánto ascendía su primera pensión, en el momento de cobrarla, menos de la mitad (47%) reconoce haber ahorrado para la vejez antes de jubilarse.
El desconocimiento del importe de la prestación que representa la principal fuente de ingresos durante la vejez sugiere, según el Instituto BBVA, que los hoy pensionistas entraron en su jubilación con tranquilidad y confianza generalizadas en el sistema de pensiones como mecanismo de sustitución de rentas.
Sin embargo, en la actualidad la confianza no es completa: cuando se pregunta a la población de 60 o más años si las pensiones que concede actualmente el Estado están garantizadas, un 67% de los entrevistados asiente, mientras que un 28% opina lo contrario.
Menor es la confianza en las pensiones de quienes hoy tienen entre 40 y 50 años. Preguntados sobre si creen que esas pensiones están aseguradas, el 55% de los entrevistados cántabros no lo cree, frente al 64% de la media nacional.
Aunque los entrevistados consideran que las pensiones de quienes nacieron en los años 60 y 70 del pasado siglo son inciertas, y aunque en un porcentaje elevado (86%) afirman sentirse preocupados por las pensiones de "las generaciones más jóvenes", la mayoría de los actuales pensionistas (seis de cada diez) rechaza la idea de reducir la prestación que cobran en un 10% para asegurar las pensiones de futuras generaciones.
Un 90% de los entrevistados cántabros opina que el Gobierno debe revalorizar todos los años las pensiones para que no pierdan poder adquisitivo, mientras que solo el 8% considera aceptable que si la Seguridad Social tiene déficit, el Gobierno prescinda de revalorizar las pensiones.
En contra de las estimaciones según las cuales un pensionista medio recupera aproximadamente 12 años después de jubilarse el valor de las cotizaciones realizadas por él y su empleador, casi cuatro de cada diez pensionistas entrevistados (36%) estiman que, sumando todo lo que van a cobrar como pensionistas, recibirán menos de lo que cotizaron durante su carrera laboral. Esta proporción de quienes creen "salir perdiendo" dobla a la de quienes piensan que la Seguridad Social va a acabar pagándoles más de lo que cotizaron (un 18%).
SITUACIÓN DE LOS MAYORES
En cuanto a la situación general de los mayores, buena parte de la población cántabra de 60 o más años se siente bien físicamente y bastante segura económicamente. Casi todos cuentan con dos bienes valiosos que muchos adultos jóvenes hoy no han conseguido: vivienda en propiedad y descendencia. El 96% de los entrevistados cántabros tiene al menos una vivienda en propiedad y la gran mayoría declara tener hijos (media, 2,5 hijos por entrevistado).
Por otra parte, el 98% de los entrevistados dice poder pagar puntualmente los gastos relacionados con la vivienda principal; el 78%, mantener la vivienda con una temperatura adecuada; el 67%, disfrutar de las actividades de ocio que más le gustan; y el 67%, afrontar gastos imprevistos de hasta 650 euros.
Los resultados de la encuesta también indican que una proporción considerable de cántabros mayores de 59 años considera la vivienda como un bien del que cabe extraer ingresos en caso de necesidad durante periodos de la vejez que requieran gastos superiores a los regularmente disponibles. Así, un 42% de los entrevistados que tienen una vivienda en propiedad estaría dispuesto a venderla, hipotecarla o alquilarla "si les hiciera falta más dinero para vivir" (un 50%, en cambio, no lo haría).
