El 45% de las personas fallecidas con SAAD vivía en su domicilio y el 55% en residencias
SANTANDER, 7 May. (EUROPA PRESS) -
Un total de 469 personas dependientes han fallecido en Cantabria en el mes de abril, frente a las 293 que murieron en el mismo mes del año anterior (176 menos) y las 263 de media del último lustro.
Así se desprende del boletín informativo especial sobre el impacto del COVID-19 en las personas dependientes publicado por la Dirección General de Políticas Sociales del Gobierno de Cantabria, que se puede consultar a través de la página web del Instituto Cántabro de Políticas Sociales (ICASS).
El informe recoge la evolución mensual de la mortalidad de personas dependientes durante los últimos cinco años, de modo que permite realizar un ejercicio comparativo con respecto a este año 2020 marcado por la pandemia del coronavirus.
El número de fallecidos en los tres primeros meses de este año es similar o incluso por debajo a otros ejercicios, mientras que en el mes de abril se ha registrado un repunte significativo.
Así, en los meses de enero, febrero y marzo de 2020 han perdido la vida 373, 293 y 328 personas dependientes, siendo la media entre los años 2015 y 2019 de 385, 321 y 303, respectivamente.
El director general de Políticas Sociales, Julio Soto, ha explicado que aunque el efecto de la pandemia "se ha comenzado a notar en marzo, la mortalidad es muy similar a la de años anteriores" ese mes.
Sin embargo, la registrada en abril es "notoriamente mayor a la de otros abriles", pero cercana a la de años en la que la gripe común ha sido fuerte, como en enero de 2018 y 2019 cuando el número de fallecidos ha superado los 400".
Otro de los aspectos que recoge el informe es el número de personas fallecidas en los meses de marzo y abril con expedientes del Sistema para la Autonomía y Atención de la Dependencia (SAAD), que asciende a un total de 797, de las que el 81% estaban recibiendo una prestación, el 4% estaban pendientes de ello y el 15% restante estaban siendo valoradas para resolver el PIA (Programa Individual de Atención).
"Se estigmatiza a las residencias como las que han padecido lo más duro de la crisis y las cifras desdicen esta creencia generalizada", ha dicho Soto, ya que de las personas dependientes que han fallecido en Cantabria, casi la mitad (45%) vivían en sus domicilios particulares y casi la otra mitad (55%) vivían en residencias.
En consecuencia, la mortalidad está "más asociada al deterioro asociado a la edad que al lugar de residencia", como lo avala el hecho de que el 82% de los fallecidos tenía más de 80 años.
Así, ha destacado que en las residencias las probabilidades de contagio aumentan porque conviven más personas en un mismo espacio.
Por otra parte, el director general de Políticas Sociales ha destacado la "absoluta transparencia" con la que está actuando el Gobierno de Cantabria en esta crisis sanitaria, ofreciendo "todo tipo de datos para conocer el impacto real que está causando la COVID-19".
En este sentido, ha recordado que este boletín informativo extraordinario se suma al que semanalmente está publicando la Consejería de Políticas Sociales sobre los centros residenciales y a los que diariamente difunde el Servicio Cántabro de Salud.
EL VIRUS "SE CEBA" CON LOS MAYORES
Y ha señalado que una de las conclusiones que se pueden extraer del documento es que "los datos ponen de relieve que el coronavirus se ceba con las personas de más de 80 años, independientemente de si viven en su domicilio o un centro residencial, por lo que no es justo achacar a las residencias la responsabilidad de esta crisis".
A este respecto, ha recordado que el 45% de las personas fallecidas con SAAD residía en su domicilio y el 55% en residencias.
También ha apuntado que un número "importante" de las personas que residen en un centro residencial, además de tener una edad avanzada, presentan patologías y deterioros de salud palpables, por lo que la probabilidad de vencer al virus en estos casos es mayor.
Por último, Soto ha reconocido el "sobreesfuerzo" que están realizando los centros residenciales y sus profesionales, así como el personal del servicio de ayuda a domicilio y teleasistencia, para sobreponerse a esta pandemia y que las personas dependientes tengan cubiertas todas sus necesidades.
