CIFA desarrolla un banco de germoplasma de variedades locales y autóctonas de fruta dulce y manzana de sidra

Actualizado: domingo, 30 mayo 2010 13:05

SANTANDER, 30 May. (EUROPA PRESS) -

El Centro de Investigación y Formación Agrarias (CIFA), dependiente de la Dirección General de Desarrollo Rural de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad del Gobierno de Cantabria, desarrolla un proyecto de formación de un banco de germoplasma de variedades locales y autóctonas de fruta dulce y de manzana de sidra.

Estos bancos son colecciones de material genético, principalmente en forma de semillas, que se conservan en condiciones especiales de temperatura y de humedad, y que permiten que la utilización de este material se mantenga durante largos períodos de tiempo.

Según la documentación consultada por Europa Press, los objetivos del proyecto son recuperar variedades autóctonas o tradicionales de ámbito regional y nacional, manteniéndolas en bancos de germoplasma frutal.

Igualmete se pretende poner a disposición de los agricultores variedades autóctonas y tradicionales de diferentes especies frutales; facilitar material vegetal a los viveristas regionales de las variedades más interesantes para su multiplicación comercial; y recuperar prácticas culturales ligadas al cultivo tradicional de dichas especies.

Según se indica en el resumen del proyecto, que coordina Juan Ignacio de Sebastián Palomares, el abandono al que actualmente están sometidas la mayoría de las antiguas plantaciones frutales, hace necesario recuperar y conservar el rico patrimonio varietal que en el pasado estaba presente en toda la geografía de Cantabria.

Detalla que las distintas especies de fruta dulce: manzano, peral, ciruelo, cerezo, melocotonero, así como el nogal y el avellano, se cultivaban asociadas con pradera natural o en tierras de labor y huertos frutales.

También las variedades de manzana de sidra y las de vid para vinificación fueron muy cultivadas en diferentes comarcas hasta mediados del siglo pasado.

Estas variedades antiguas fueron seleccionadas pacientemente por los agricultores a lo largo de los siglos, perdurando las mejor adaptadas a la ecología de la Cornisa Cantábrica. Entre ellas se encuentran numerosos ecotipos que presentan "un indudable interés agronómico por su gran calidad y resistencia a patógenos".