Declarado culpable de asesinato por unanimidad el vasco que asestó 18 puñaladas a un taxista de Laredo

Actualizado: jueves, 1 marzo 2007 22:58

Gabriel G.C. se enfrenta a una pena de hasta 26 años de prisión

SANTANDER, 1 Mar. (EUROPA PRESS) -

El Jurado Popular ha declarado por unanimidad culpable de asesinato al ciudadano vasco Gabriel G.C., de 36 años de edad, tras declararse probado que el 8 de abril de 2005 asestó 18 puñaladas al taxista de Laredo Miguel Macías Ocaña cuando ambos estaban en el coche, en Castro Urdiales.

Todos los miembros del jurado declararon que el procesado "atacó a Miguel de forma sorpresiva, sin mediar discusión previa y sin que éste pudiera defenderse", con lo que se deja constancia de que existió "alevosía" en el crimen.

Para la imposición del veredicto, el Jurado tuvo en cuenta la propia confesión del acusado, la versión de los testigos y las pruebas exhibidas por los peritos forenses. Además, declararon también probado por unanimidad que "dos de las puñaladas eran mortales de necesidad individualmente consideradas".

Tras escuchar el veredicto ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, el fiscal mantuvo los 24 años de prisión por un delito de asesinato y otro de robo con violencia, así como una indemnización de 180.000 euros para los herederos del taxista.

Por su parte, la acusación particular mantuvo también los 26 años de prisión que solicitaba inicialmente, dejando la cuantía de la indemnización "a criterio del tribunal", mientras que la Defensa solicitó no más de 12 años de cárcel.

NO QUEDÓ PROBADO EL CONSUMO DE COCAÍNA

El Jurado Popular dictaminó que no quedó probado, tal y como sostenía el procesado, que hubiera consumido gran cantidad de cocaína antes de cometer el crimen, por lo que no podrá ser considerado como atenuante.

Lo que sí se aprobó, por ocho votos frente a uno, fue que Gabriel G.C. reconoció "voluntariamente los hechos" y que "colaboró con los agentes de la Guardia Civil".

El jurado también consideró culpable al acusado de haber robado 200 euros al taxista tras matarle, huyendo a continuación, negándole cualquier posibilidad de indulto o reducción de condena en el futuro.