Martín Rebollo cree que la corrupción urbanística no se remedia sólo con leyes sino con voluntad política y financiación

Actualizado: domingo, 10 diciembre 2006 13:45

El catedrático dice que la reforma del Estatuto de Autonomía cántabro "no es imprescindible ni urgente"

SANTANDER, 10 Dic. (EUROPA PRESS) -

El catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Cantabria Luis Martín Rebollo cree que la solución del problema de la corrupción urbanística en España no depende tanto de la regulación legal al respecto, sino de la "voluntad de cumplir" esas leyes, de la voluntad política y de un buen sistema de financiación para las corporaciones locales.

"Sin voluntad política no hay ley que pasa el test de la realidad. No hay que confiar tanto en el derecho. Es una institución imprescindible, pero no es suficiente para resolver los problemas", en los que también interviene el factor humano o el factor económico, entre otros, explicó este experto en una entrevista en Radio Nacional de España, recogida por Europa Press.

A su juicio, "a veces bastaría" con que las ejecutivas de los partidos dieran unas indicaciones al respecto a sus ayuntamientos, ante una situación que "merma la confianza" de los ciudadanos hacia las instituciones públicas, pero para la cual no hay soluciones "simples", porque se trata de un problema "enormemente complejo" en el que "intervienen todo tipo de factores".

Uno de esos factores es, en sus palabras, el económico. En este sentido, recordó que los ayuntamientos democráticos comenzaron su andadura en el año 1979, y con ello la necesidad de satisfacer las demandas ciudadanas, pero, en cambio, no hubo una Ley de Haciendas Locales hasta "ocho años después".

"Es posible que el urbanismo, en algún momento, acabara siendo un mecanismo de financiación de los ayuntamientos. Y puesto en marcha ese mecanismo, a veces salen epifenómenos, que probablemente son aislados, pero que tienen que ver con todo esto", argumentó Martín Rebollo.

Además, advirtió de que "no existe, ni en la vida, ni en las rebajas, ni en las leyes, ni en la vida política el bueno, bonito y barato". "Si queremos ciudades saludables, hay que pagarlas", sentenció.

El catedrático rompió una lanza a favor de las corporaciones locales que, a su juicio, no sólo son la "administración más cercana al ciudadano", sino también "la escuela de democracia por antonomasia". De hecho, consideró que desde la instauración de la democracia en España, los ayuntamientos son las instituciones que más se han transformado, "aunque algunos carecen de suficiente dinero y financiación para llevar a cabo las tareas que tienen encomendadas".

"MENÚ A LA CARTA"

Respecto al modelo territorial español y el Estado autonómico, Martín Rebollo aseguró que se trata de "lo que se ha dado en llamar un menú a la carta", en el que cada comunidad puede elegir qué competencias desea asumir del listado que se les ofrece en la Constitución.

Sin embargo, a pesar de esa posibilidad de elección, las peticiones se han "homogeneizado" por el "síndrome de imitación y el mimetismo", un fenómeno que ya se dio en el año 1981 y que vuelve a repetirse ahora en las reformas estatutarias actuales que, según lamentó, se están utilizando como "arma política".

En cuanto a la devolución de competencias al Estado, opina que es "política ficción" y defiende que en los estados federales, "y España, se llame como se llame, en el fondo es una especie de estado federal", lo que está claro que debe estar en manos del poder central es el modelo económico y aquellas cuestiones que afectan a temas de "trascendencia general".

ESTATUTO CÁNTABRO

Mientras tanto, en lo que se refiere a la reforma del Estatuto de Autonomía cántabro, Martín Rebollo, piensa que "no es imprescindible ni urgente", pero reconoció que "puede que no haya más remedio". "La reforma yo creo que es relativamente necesaria, que probablemente si todos lo hacen, no hay que quedarse atrás, pero yo entiendo que ni es una demanda ciudadana -los cántabros no están obsesionados por la reforma-, ni es imprescindible", agregó.

En opinión del catedrático, que distingue en la historia autonómica cántabra una primera etapa "de cierto caos y excepcionalidad", y una segunda, desde 1995 aproximadamente, de "normalidad política, institucional y jurídica", el Estatuto cántabro "tiene todavía mucho camino desde el punto de vista de las competencias".