Picos de Europa, con 300 millones de años de antigüedad, se presenta como la mayor formación caliza atlántica

Imagen de Picos.
CONSORCIO TURISMO LE

LEÓN, 25 Jul. (EUROPA PRESS) -

El Parque Nacional de Picos de Europa se presenta como la mayor formación caliza de la Europa Atlántica, con importantes procesos cársticos, simas que llegan a más de 1.000 metros, erosión glaciar muy patente y presencia de lagos; fenómenos que necesitaron el paso de 300 millones de años para configurar su aspecto actual.

Diferentes plegamientos y glaciaciones han conformado su tortuoso paisaje, repartido entre Asturias, Cantabria y León, con montañas presididas por impresionantes agujas y afiladas aristas, de profundas y retorcidas gargantas surcadas por aguas cristalinas, que dan paso a frondosos valles cubiertos de bosques y praderas.

Entre sus riscos habitan especies como rebecos, corzos, lobos y osos, además de albergar la presencia de más de 100 especies de aves, entre las que se encuentran el pito negro, el urogallo, el buitre leonado y el águila real, según informa el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino en su página web, www.marm.es.

En el Paleolítico Superior, entre 35.000 y 10.000 años de antigüedad, apareció en escena la especie humana, un período en el que la actividad principal era la caza. Su preferencia por los abrigos rocosos dio lugar a una gran cantidad de cuevas paleolíticas con presencia de este arte rupestre en la Península.

Es en el Neolítico cuando el hombre domesticó a los primeros animales herbívoros y aprendió a cultivar la tierra. Así surgieron los primeros pobladores de los Picos de Europa que, asentados en los valles, se desplazaban temporalmente a los pastizales de montaña, donde el ganado encontraba abundancia de alimento.

EL 'MONTE BLANCO', DIOS DE LOS CELTAS

Entre los siglos II y I A.C. llegaron los pueblos Celtas, antiguos pobladores de estas montañas. Era un pueblo propenso a divinizar los fenómenos y elementos de la naturaleza y distinguido por su valor en la lucha, de manera que el 'Mons Vindius' era su Dios, al que veneraban, que no era otro que el 'Monte Blanco', lo que hacía alusión a las blanquecinas peñas calizas que asoman de los macizos Central y Occidental.

Abrigados por su Dios de Piedra, astures y cántabros eran invencibles en las contiendas hasta que el propio César Augusto tuvo que intervenir para conseguir la pacificación tras diez años de luchas internas.

Siete siglos después, en el año 711, llegaron los árabes y de nuevo las peñas brindaron su protección a los astures. De esta forma, Don Pelayo, con un reducido ejército, consiguió vencer al ejército musulmán, entre aquellos bosques y macizos rocosos, en la famosa batalla de Covadonga, en el siglo VIII. De esta manera se inició un proceso que duró más de 600 años y que se conoció como la Reconquista.

A lo largo de la Edad Media, adquirieron protagonismo las iglesias y monasterios, se fundaron pequeños pueblos y se construyen caminos en torno a los Picos de Europa.

TRADICIONES Y PAISAJES INALTERABLES

En estos parajes la vida se sustentaba en la caza y ganadería y la fauna salvaje era tan abundante que todavía en el siglo XVI los hombres de Abamia iban a misa armados con lanzas. Desde entonces hasta el actual siglo, el aislamiento geográfico mantuvo tradiciones y paisajes inalterables.

En el marco de las celebraciones que con motivo del duodécimo centenario de la histórica batalla de Covadonga, el 22 de julio de 1918 se declaró Parque Nacional de la Montaña de Covadonga del macizo de Peña Santa.

Fueron muchas las voces que, durante una década, solicitaron la integración del resto de los Picos de Europa en la Red de Parque Nacionales y el establecimiento de un modelo de gestión capaz de asegurar la conservación de sus valores naturales y el desarrollo para sus pobladores. Con este objetivo, el 30 de mayo de 1995 las Cortes Generales aprobaron la declaración del Parque Nacional de los Picos de Europa.

Los actuales habitantes de Picos de Europa han sabido adaptar su trabajo a los ciclos de la naturaleza para aprovechar al máximo la producción de forraje en verano. Entre los meses de abril y octubre, el ganado, principalmente vacuno, caprino y ovino, sube a los puertos a pastar la hierba, mientras que en los valles se siega el heno, que es guardado para el invierno.

EL QUESO

Hace años, los pastores cuidaban el ganado de montaña durante los meses de primavera y verano, por lo que una forma de transformar la leche en un producto imperecedero era elaborar queso.

De esta forma, surgieron los quesos de Picos de Europa. De fuerte sabor y aspecto peculiar, son fermentados en cuevas y son tan variados como sus comarcas de origen: Gamonedo de Cangas, Gamonedo de Onís, Cabrales, Picón de Tresviso, Canal de Ciercos, Picón de Beges, Ahumado de Áliva, los Quesucos de la Liébana, Picón de Valdeón, Quesos de Peñamellera y de los Beyos.

Uno de los ejemplos más reconocidos de la producción de queso en el Parque lo constituye el núcleo rural de Gamonéu de Cangues, donde tan sólo unos pocos vecinos continúan con la elaboración del queso que lleva su nombre.

Por otra parte, Picos de Europa es uno de los espacios más visitados de toda la Red de Parques. Desde su declaración, el turismo en este espacio cobrado cada vez mayor importancia y supone una importante fuente de ingresos para la economía local y, en algunos municipios, se constituye como el primer sector económico.

El Plan Rector de Uso y Gestión establece, por su parte, un diversificado sistema de uso público que adecua el número de visitas a la capacidad de acogida, de manera que se configura un sistema de uso público de libre acceso capaz de armonizar oferta y demanda en el uso recreativo del Parque.