Acusado de la muerte de una mujer cuyo cuerpo apareció en una maleta dice que no a matado a ninguna persona

Actualizado: martes, 3 marzo 2009 15:44

TOLEDO, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -

El ciudadano de nacionalidad polaca y 46 años, identificado como K.K., acusado de un delito de homicidio tras acabar en 2001 en Almendral de la Cañada (Toledo), con la vida de la que entonces era su compañera sentimental, María Concepción L.M., de 48 años, cuyo cuerpo apareció en una maleta, aseveró hoy no haber matado "ni a Conchi ni a ninguna otra persona".

Así lo confirmó el acusado a preguntas de la Defensa durante la primera sesión de la vista oral con jurado popular que se celebra en la Audiencia de Toledo, donde insistió en que el año 2000 mantenía una relación laboral con la asesinada, a la que nunca maltrató, como tampoco lo ha hecho con ninguna otra mujer. En ese año ella compartía piso con otro individuo, y los tres tenían una causa pendiente con la justicia, por el robo de vehículos y falsificación de documentos públicos.

El acusado, que señaló en el año 2001 la víctima se relacionaba con gente peligrosa "que traficaban drogas y personas" y que en una ocasión compró un kilo de hachís, admitió haber estado en varias ocasiones en una finca en la localidad toledana cerca de donde apareció el cadáver, que era propiedad del padre de la asesinada, y que nada tenía que ver con el lugar donde más tarde fue encontrado su cuerpo.

A preguntas del fiscal --que pide 15 años de prisión para el imputado--, el hombre confesó haber abandonado Polonia en 1998, por tener una causa pendiente y una orden de búsqueda y captura, año en el que llegó a España y conoció a la fallecida, en el mes de diciembre.

Fue al año siguiente, en 1999, cuando regresó a su país, falsificando un pasaporte, a sabiendas de que estaba en búsqueda y captura, donde fue detenido y permaneció tres meses en prisión, hasta el mes de septiembre. Afirmó que la relación con Conchi se deterioró a finales de ese año, cuando ella conoció a "unas personas que querían preparar un delito para traer a mujeres lituanas", y él se negó. A partir de ese momento se rompió la relación sentimental "que no es ni mala ni buena", y se redujo a lo laboral.

No obstante el fiscal defendió que el acusado había caído en una contradicción, según lo que había declarado durante el proceso de instrucción de la causa, la relación se rompió en el año 2000, y no en 1999 como declaró hoy, momento en que fue amonestado por el juez, quien matizó que el acusado no conoce dicho escrito.

Posteriormente, prosiguió declarando K.K, conoció a Marta, su otra compañera sentimental, a la que según el fiscal llamó en marzo, desde Francia, Portugal y Badajoz, y después le escribió una carta, diciendo que se marchaba de España "por movidas muy gordas", "movidas" que según el acusado se debían a asuntos relacionados con la falsificación de documentación y robo de coches.

Afirmó a continuación el acusado que dejó España el "3, 4, ó 5 de marzo", porque no se acuerda exactamente, por el juicio que tenía con Conchi y un lituano, siguiendo las recomendaciones de la propia fallecida, que le dijo que "sería lo mejor para todos" que abandonara el país. Así, aseguró que se marchó sin despedirse de ella, porque le llamó varias veces y no cogió el telefono. Tres meses después, en agosto, se marchó a Polonia, para ingresar en la cárcel en su país, porque allí tenía a su familia y aquí no tenía a nadie.

Según el acusado fue a finales de febrero de 2001, y no el 2 de marzo, como mantiene el fiscal, cuando se quedó atascado en el bosque de Almendral de la Cañada, y tuvo que ser ayudado por unos agentes forestales para sacar el vehículo.

Remarcó en varias ocasiones que fue al lugar para recordar los sitios en los que estuvo con su novia Marta, después de haber roto con ella, pero según el fiscal los agentes forestales que le ayudaron a salir declararon que el acusado les comentó que fue a ese sitio para ensañárselo después a su novia.

El acusado dijo desconocer, como le preguntó el fiscal, que a 200 metros del lugar donde se quedó atascado apareció en un maleta el cuerpo de Conchi, al lado de un roble, negando haber arrastrado el cadáver desde donde se quedó atascado hasta el lugar donde apareció la asesinada que, según defendió, "tenía carácter y bebía alcohol". A renglón seguido, reiteró que la última vez que vio a Conchi fue en el mes de marzo y en Madrid.

NO LLEVABA UNA AZADA

A preguntas del abogado de la acusación particular, dijo no haber asistido al entierro del padre de Conchi que tuvo lugar en Almendral de la Cañada en el mes de enero, aunque sí conocía su fallecimiento, y que estuvo con ella a finales de marzo en Madrid.

El acusado desmintió llevar una azada en la furgoneta el día que se quedó atascado en el paraje conocido como "Robledo del Piélago", a pesar de que así lo confirman los testigos, según afirmó la acusación particular, pues solo llevaba una rueda de repuesto, una pala y un triángulo.

Admitió que cuando Conchi y él eran pareja discutían "como todas las parejas" y dijo que ella tenía "una forma chulesca para manipular a la gente", y que cuando se irritaba amenazaba con matar a la gente, pero "que era su manera de hablar".

Reconoció que cuando tenía dinero tomaba alcohol, y señaló que cuando vivió en Almería con la fallecida, en uno año tomó cocaína cinco, seis o siete veces, a diferencia de Conchi, que consumía habitualmente estas sustancias.

Insistió en que su relación con Conchi en aquella época, y después de haber roto sentimentalmente, era laboral. Él tenía problemas económicos y ella le buscaba compradores de coches, y vendía los pasaportes que él falsificaba.

RELACIÓN SENTIMENTAL

Antes de que el acusado iniciara su declaración, el fiscal explicó a los integrantes del jurado popular que la muerte de Conchi se produjo entre el 28 febrero y el 2 de marzo del 2001, y que sobre el acusado pesa el agravante de parentesco, por mantener con la víctima una relación sentimental.

Asunto en el que también incidió la acusación particular, que insistió en que entre el acusado y la asesinada existía una relación de afectividad, que a lo largo de estos tres días quedará demostrada.

Por su parte, la abogada de la Defensa mantuvo que entre su defendido y la fallecida, en el momento en que se produjo su desaparición y posterior muerte, no existía ninguna relación sentimental análoga a la del matrimonio, sino una relación laboral.

Según la magistrada, ambos vivían de la delincuencia, y ella lideraba una banda organizada que cometía delitos, algo que le llevó a la muerte, sin que haya una prueba directa de que su defendido haya matado a Conchi, después de haber discutido. "No existe ningún indicio, no hay armas, no hay pruebas de sangre, ni de ADN que le inculpen", señaló, insistiendo por tanto en su inocencia.