Cañizares pide que no se "distorsione" la imagen de la Guerra Civil y llama a la unidad "contra la violencia y el odio"

Actualizado: miércoles, 12 marzo 2008 15:52

Pide el perdón "de los que no sabían lo que hacían, y ahora de los que no saben lo que hacen persistiendo con las mismas ideas"

TOLEDO, 12 Mar. (EUROPA PRESS) -

El cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares Llovera, hizo hoy un llamamiento a los españoles para luchar por "un futuro de paz y solidaridad, que sirva de garantía para el perdón y la unidad de España". En este sentido declaró que "el futuro está en Dios", y que por eso "hay que contribuir a la verdad que nos hace libres para promover la unidad de todos contra el ataque, la violencia y el odio".

Durante su discurso de inauguración de la exposición "Toledo. Ciudad Mártir 1936", englobada dentro de una serie de actividades que el Arzobispado de Toledo realiza para conmemorar a los beatos católicos, Cañizares resaltó que se trata de un "testimonio gráfico e incuestionable sobre un acontecimiento muy doloroso de la historia de España que permanece en la memoria de todos".

No obstante, declaró que "no hay que mirar con odio, ni acusación" a los autores "de estas atrocidades" ocurridas durante la Guerra Civil Española que se desarrolló desde 1931 a 1936, sino que "debe permanecer en la memoria como la historia de nuestra identidad".

Monseñor explicó que la exposición, inaugurada en los umbrales de la Semana Santa, "trae a nuestra memoria una dolorosa experiencia que sufrió la ciudad de Toledo, y en definitiva toda España, hace ya 70 años", pero esas heridas "deben servirnos para llevar a cabo la reconciliación para desarrollar un proyecto común en el que no tenga lugar aquellos enfrentamientos acaecidos en España".

La Guerra Civil, declaró, no es un asunto del que no se deba hablar, "sino que necesitamos hablar sin crispación, porque saber qué fue lo que sucedió es una condición indispensable para superar las heridas". Sobre todo, argumentó, "es necesario y muy importante que no se contorsione la imagen de la Guerra Civil en los medios de comunicación".

"Saber perdonar y reconocer los hechos es una condición indispensable de la Iglesia Cristiana", dijo monseñor, pero agregó que "la Guerra Civil fue la persecución religiosa más grande de la historia, en cuanto a personas, templos y patrimonio", con el objetivo de tratar de "erradicar todo lo que existía sobre la fe cristiana".

Por ello, Cañizares afirmó que estos acontecimientos son "un hecho que hay que admitir y aprender de él para transformar la conciencia de todos". Para dejar constancia de ello, monseñor Cañizares se refirió a la exposición, "que es una muestra simple y pequeña de lo que sucedió en la época", y la representación de un documento objetivo que muestra "el destrozo, la violencia y el odio del hombre".

Asimismo, pidió el perdón "de los que no sabían lo que hacían, y ahora de los que no saben lo que hacen persistiendo con las mismas ideas", porque el perdón, alegó, "significa una nueva vida, y mirar al futuro de una sociedad con amor y con la mirada puesta en Cristo".

"TOLEDO. CIUDAD MÁRTIR 1936".

La muestra, mayoritariamente fotográfica, está dividida en cuatro apartados que son el Martirio de los Templos; el Martirio de Jesucristo; el Martirio de los Santos y el Martirio de las Personas, aunque también existe una zona en la que se puede visualizar dos pequeños reportajes sobre el Beato Saturnino Ortega Montealegre y sobre los destrozos ocasionados en el camarín de Nuestra Señora de los Remedios de Sonseca (Toledo).

En dicha exposición, ubicada en dependencias del Palacio Arzobispal, se pueden ver algunas imágenes conservadas en conventos de la Archidiócesis, que se han conservado tal cual después de la profanación sufrida. Algunas vitrinas muestran una retrospectiva sobre la vida y martirio del Beato Liberio González Nombela, uno de los 498 mártires beatificados en 2007.

Finalmente, el cardenal arzobispo de Toledo resaltó que el testimonio histórico, que ahora se muestra en esta exposición, "es para la Iglesia Católica el tesoro de todos los valientes que murieron por la defensa de lo que creían", y por tanto significa "el triunfo de Cristo en la sociedad, que es el triunfo de todos y de la paz sobre la guerra", concluyó.