Homenajean en Ávila a cuatro segadores asesinados en 1936 cuando trabajaban lejos de su lugar de residencia

Actualizado: sábado, 14 octubre 2006 20:28

ÁVILA, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -

El cementerio de La Parra, al sur de la provincia de Ávila, fue hoy el escenario del homenaje y entierro a cuatro jornaleros de la localidad que fueron asesinados en 1936 en Bercial de Zapardiel, al norte de la provincia, cuando se encontraban trabajando como segadores, y cuyos cuerpos fueron exhumados en 2003 a 177 kilómetros de sus domicilios.

Organizado por el Foro de la Memoria, los restos de los jornaleros fueron enterrados hoy en esa localidad aneja a Arenas de San Pedro, de la que partieron para trabajar como segadores y que "cuando preparaban su regreso tras haber terminado su trabajo, fueron apresados por una partida de falangistas que los torturaron y asesinaron, enterrándoles como animales junto a un pinar".

Según Bruno Coca, responsable de esta entidad, estos hombres "habían terminado su trabajo, pero no tuvieron tiempo de cobrar sus salarios, que recaudaron sus facciosos asesinos".

Así se ha querido recordar a quienes "han permanecido borrados de la memoria colectiva, y estigmatizados ellos y sus familiares, sin una placa ni un recuerdo y condenados al desprecio y al olvido".

El entierro de los jornaleros se celebró con una ofrenda floral, una lectura de poemas y un comunicado de la asociación convocante en recuerdo de Santos Quitina de Gregorio, de 50 años; Pedro Fuentes Vázquez, de 39; Galo Plasencia, de 40, y Rafael Fuentes González, de 27.

Desde su exhumación hasta ahora, problemas burocráticos y la realización de la prueba del ADN han motivo el retraso para celebrar su entierro.

El Foro por la Memoria tiene constancia de que los restos de otros cuatro jornaleros vecinos de este pueblo, asesinados en las mismas circunstancias, aún permanecen sin exhumar en Bercial de Zapardiel y otras localidades cercanas.

Se trata de Fernando Tejero Gregorio, Benito Fuentes Monsaya, Basilio Fuentes Monsaya y Ángel Monsaya Bueno.

Coca dijo que el acto sirve para dar sepultura a quienes han sufrido "tener borrada su memoria de la faz de la tierra, recibiendo después de su trágica muerte el olvido y el desprecio, sin una sepultura ni una lápida ni una cruz", y que en algunos casos "han visto como se han arrancado las hojas de los libros de bautismo de las parroquias para hacer desaparecer hasta su nacimiento en este mundo".