La iglesia de Trobajo se quedó pequeña para acoger a las ciento de personas que quisieron despedir al agente Miguel López López
LEÓN, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los directores generales de la Guardia Civil y Policía y de Tráfico, Joan Mesquida y Pere Navarro, respectivamente, asistieron hoy al funeral por Miguel López López, el agente de la Benemérita que ayer falleció en Villaquejida durante la persecución a un coche que se saltó un control antiterrorista y que finalmente pudo ser detenido en un segundo control en Puebla de Sanabria (Zamora).
El féretro fue portado al interior de la iglesia de la Anunciación de Trobajo del Camino -localidad en la que residía el fallecido- por efectivos de la dotación de tráfico de León, compañeros del agente muerte. Los restos de Miguel López López estuvieron cubiertos con la bandera de España y el agente honores con el himno de España a la entrada del funeral y de la Guardia Civil a la salida del templo.
En el interior de la iglesia, Joan Mesquida le colocó la Cruz al Merito Militar de la Guardia Civil con distintivo Rojo.
La parroquia de la Anunciación se encontraba llena y fueron muchos los vecinos y guardias civiles que se acercaron cado a la entrada para dar el último adiós al guardia civil fallecido en acto de servicio, entre los que se encontraba el delegado del Gobierno, Miguel Alejo, y el consejero de Justicia e Interior de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y el director de la Agencia de Protección Civil, Luis Aznar.
Los restos mortales de Miguel Ángel López, casado y con dos hijas de corta edad, una de las cuales iba a ser bautizada este fin de semana, serán incinerados en la intimidad familiar.
Alrededor de 15 minutos antes del comienzo del funeral, la calle Azorín, en la que se encuentra la Parroquia de La Anunciación, fue cortada al tráfico para que al templo pudieran acceder sin dificultad los coches de los familiares y amigos y de las personalidades asistentes.
Algunos vecinos de Trobajo del Camino, municipio del alfoz, trataron de acceder al interior del templo que se quedó pequeño para acoger a quienes quisieron acompañar a la familia del Guardia Civil fallecido en un momento tan difícil.
