La Puerta de la Malaventura y el rey niño de Ávila

Puerta de la Malaventura
EUROPA PRESS
Actualizado: sábado, 28 julio 2018 11:59

   ÁVILA, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -

   De las nueve puertas que se abren en la ciudad de Ávila, hay una cuyo arco ha sido testigo de tristes sucesos que hoy maridan historia con leyenda, hasta el punto de que de sus varios nombres el más popular sea el de la Malaventura o la Mala Dicha.

   Conocida también como el Arco de los Gitanos, esta puerta fue testigo de uno de los relatos más famosos de la historia de Ávila, la del rey niño.

   En 1109, la reina de León y Castilla, Urraca I, se casó en segundas nupcias con el rey de Aragón, Alfonso I 'El Batallador'. Urraca tenía un hijo de su anterior matrimonio con Raimundo de Borgoña, el infante don Alfonso, llamado a heredar los reinos de su madre, lo que impediría una unión dinástica entre las coronas de ambos monarcas en caso de lograr descendencia.

   Ante esto y dada la mala relación entre los cónyuges, Alfonso de Aragón reclamó la custodia de su hijastro, lo que algunos súbditos de doña Urraca interpretaron como un intento del aragonés por anexionarse estos reinos.

   De esta opinión eran los dirigentes abulenses, por lo que el infante don Alfonso fue conducido a esta ciudad, adonde fue a buscarlo su padrastro, quien acampó a las afueras de la urbe con el propósito de convertirse en su tutor. Con el pretexto de comprobar que se encontrara bien, pidió al menos poder verlo, por lo que las autoridades locales le permitieron cruzar la muralla. Sin embargo, el soberano exigió como garantía de su seguridad que los abulenses dejaran como rehenes de su séquito a 70 caballeros.

   Una vez finalizada la visita, y ante la frustración del rey aragonés por no poder llevarse al niño consigo ni poder tomar al asalto tan fortificada ciudad, decidió negar su libertad a los cautivos y hervirlos en aceite en un paraje que a partir de entonces pasaría a denominarse Las Hervencias. Por su parte, la puerta por la que dejaron Ávila estos desdichados fue conocida como la de la Malaventura.

EL RETO DE BLASCO JIMENO

   Irritado por la afrenta, uno de los principales caballeros de Ávila, Blasco Jimeno, partió con su escudero en busca del rey Alfonso, al que dio alcance entre Cantiveros y Fontiveros. Allí lo desafío públicamente, pero, en lugar de aceptar el lance, el monarca dio orden a sus guardias de asaetar a caballero y escudero y después descuartizar sus cadáveres, episodio conmemorado por un crucero de piedra conocido como 'La Cruz del Reto' y que aún hoy puede visitarse en Cantiveros.

   A la muerte de doña Urraca, el infante se convirtió en Alfonso VII de León, para años más tarde ser coronado como 'Imperator totius Hispaniae'. El flamante emperador de las Españas concedería a la ciudad por aquella defensa la leyenda 'Ávila del Rey' para incorporarla a su escudo, en el que aparece él mismo por encima de las murallas.

   Casi cuatro siglos después, la Puerta de la Malaventura, que daba acceso a la aljama, volvería a hacer honor a su apelativo, pues por ella salieron judíos abulenses forzados a dejar España tras negarse a la conversión al catolicismo, como había dispuesto la reina Isabel 'La Católica' en 1492.

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